Morena tiene en San Luis el balón en su cancha, con el momento, el antecedente y la circunstancia nacional para dejar atrás las alianzas forzadas con el partido Verde del gobernador.
El partido Verde del gobernador Gallardo se apresta a configurar su hoja de ruta. O al menos eso anunció su presidente estatal, Ignacio Segura Morquecho, como motivo para una asamblea.
El ex candidato a senador que acompañó como fórmula de alianza con el Verde a la morenista Rita Ozalia Rodríguez, incluso adelantó que ese ejercicio asambleístico incluía el análisis de los aliados con los que contarán. Para nadie es un secreto que así como el Partido Verde nacional no tiene agenda ecológica digna de tal color, en San Luis es una franquicia liderada, configurada, ordenada y controlada por un solo hombre, el gobernador Ricardo Gallardo Cardona, y el mundo de las asambleas y las opiniones y acciones conjuntas se la traen al pairo.
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No sabemos si también como producto de una reflexión en asamblea estatal, pero el aliado a revisar por el Verde, el Movimiento de Regeneración Nacional, Morena, ha dejado ver y expresar su reticencia a mantener la relación con el gallardismo de marca verde. Cierto, esas expresiones de reticencia son de militantes morenistas inconformes con el trato recibido como socios electorales en los pasados comicios, no producto de un acuerdo de partido.
Hay también morenistas que han dejado constancia de cierta comodidad, aprobación o hasta genuina solicitud con el gallardismo, como el reelecto diputado Cuauhtli Badillo. En la legislatura que cierra, el morenista fue un colaborador de seda para el oficialismo.
Los morenistas potosinos no trabaron ellos esa alianza, se las impusieron a un costo muy alto para ellos como militantes. Mario Delgado, presidente de Morena, los obligó a tragarse más de un desacuerdo y más de una humillación con el trato a Gallardo como activo valiosísimo para el presidente López. Un activo muy costoso para el morenismo potosino que fue desplazado de muchas candidaturas importantes para los intereses del gobernador Verde. Más que de aliado, Morena recibió en San Luis trató de subordinado.
La factura más alta se da por visto que la paga nada menos Rita Ozalia Rodríguez, presidenta estatal de Morena y hermana de Rosa Icela Rodríguez, la mujer que será secretaria de Gobernación con Claudia Sheinbaum. El gobernador se concentró en la candidatura al Senado de su esposa y le impuso a Morena la segunda posición de la fórmula a la cámara alta, con Ignacio Segura Morquecho. El resultado ya se sabe: la esposa del gobernador ganó por amplios márgenes con el ex alcalde soledense Gilberto Hernández Villafuerte como compañero. La tercera posición fue para el PAN, no para Morena. La molestia no se hizo esperar con una interpretación de dolo e inequidad para el socio Verde,
El efecto de estas versiones alcanza tonos más altos cuando Rita Ozalia recurre, pero no le dan la razón en el Tribunal Federal. Un gesto afectuoso de la presidenta electa Claudia Sheinbaum para Ozalia, público y sin regateos, en su visita a julio a San Luis, le ha añadido picante y materia para pronósticos políticos desdichados para Gallardo.
Pero a lo que venga al futuro político de los proyectos gallardistas, se entiende que transexenales como les expuso su secretaria de Comunicaciones y Transportes a transportistas en Real de Catorce, habrá que desmontarle prejuicios y desafectos.
Lo que sí es real es la aspiración de una postura menos dócil para la legislatura que viene por parte de nuevos diputados de Morena. Incluso con una observación para el compañero Cuauhtli Badillo: “Que renuncie y se vaya al Verde, si no quiere ser oposición”, sostienen.
Y ese es precisamente la piedra de toque de la postura morenista, no sabemos si de Morena partido. PRI y PAN no son oposición para el oficialismo estatal. Lo confirmaron los jaloneos para elegir los integrantes del Concejo Municipal que gobernará Villa de Pozos. Los dirigentes de los partidos negociaron directamente con el gobernador y dejaron sin margen a sus diputados salientes.
PRI y PAN, la que pudo ser la oposición, tardarán en reinventarse, quizá hasta pierdan el registro si no logran generar cuadros y rutas nuevas. El PT es él sí un aliado incondicional. Movimiento Ciudadano tiene crisis de empleo, con resultados más cortos de lo esperado.
La izquierda es resistente a su dogma. Y Morena ya no tendrá al pragmático Mario Delgado en la dirigencia nacional que los obligue. Sí, tiene la carta para ser oposición real y participante. Tiene una dirigente que no requiere ayuditas,
No sólo para Morena, para todo el que busque definirse como opositor: se requiere más que críticas al gobierno y al gobernante, eso no basta. Si el ciudadano no ve proyecto alterno u oferta interesante, no va a poner atención, mucho menos a apoyar.
El ejemplo lo tiene Morena mismo con el presidente López Obrador. La oposición se centró en las fallas y contradicciones de este gobierno, que las tiene a mares, pro este país tiene ciudadanos que desdeñan su responsabilidad personal para integrar una sociedad caracterizada por su creciente dependencia económica del gobierno federal. Pasará mucho tiempo antes que una oferta de transformación social diferente mueva esa aprobación.
¿Qué podemos ver en los otros partidos (PRI, PAN, MC)? Muy sencillo: un vulgar juego de supervivencia, participación en el reparto de espacios políticos aunque sean mínimos y de apego a la franquicia. Ya empezaron, con el reparto entre dirigentes y Gobierno de concejales en el nuevo municipio de Villa de Pozos.