#LACÁBALA

SLP: Naufragio en tres colores

El PRI de San Luis Potosí enfrenta una debacle electoral sin precedentes, quedando en quinto lugar en las votaciones presidenciales y de diputados federales. | Adriana Ochoa

Escrito en OPINIÓN el

Hasta el quinto lugar en la votación presidencial por partido y de diputados federales, el desastre del PRI potosino no admite atenuantes. Aun así, camina marchoso al lado de la dirigencia nacional que le impuso mando local, sea que acabe rentando medio edificio para alojamientos de plataforma.

La dirigencia nacional del PRI está en una fase de muy difícil justificación. Y la dirigencia potosina del otrora partidazo no está para mejor, si se lo deben todo a la voluntad de Alejandro “Alito” Moreno, presidente del Comité Ejecutivo Nacional.

La escena poselectoral alumbra todavía pocos consensos, pero el diagnóstico con respecto al hundimiento del PRI es unánime: sus votantes se han ido a Morena. En San Luis la migración conveniente se la disputa el Verde. Como todo partido político en expansión, nacional y local, se convirtieron Morena y Verde en varaderos de tipos de toda calaña, muchos ex priistas.

Ni siquiera pudo el tricolor llevarse la mejor parte sumado a la coalición Fuerza y Corazón por México. En la elección presidencial, Movimiento Ciudadano, que no era nada hace tres años, lo superó con una votación neta más de 30% más alta. El PRI que gobernó San Luis Potosí los dos pasados sexenios, después de un sexenio panista, se fue al quinto lugar en la presidencial, después de Morena, Verde, PAN y Movimiento Ciudadano. Misma historia en la votación por partido para diputados federales.

En la local, el desastre se veía venir desde la selección misma de candidatos. Ganaron dos diputados locales de mayoría por la coalición Fuerza y Corazón por San Luis, Rubén Guajardo y Aranza Puente, pero son panistas y poco les abonó el PRI. Los priistas registrados por la coalición, se perdieron en una oleada verde para candidatos gallardistas.

Las municipales no estuvieron mejor. Da la impresión de que en muchos no tuvieron ni a quién postular y salió el primero que aceptó ir. La única preocupación, eso sí, fue dar los mínimos para las diputaciones plurinominales de la dirigencia y las regidurías alcanzables. 

Todavía así, la presidenta se puso exigente con sus cuentas de “enchufados” y reclamó que el alcalde reelecto de la capital, Enrique Galindo Ceballos, no estaba cumpliendo con el número de cargos necesarios para propuestas de la propia Sara Rocha. O sea, la cuota política de la dirigente para que gente suya sobreviva el crudo invierno del PRI sin acceso a las nóminas del Congreso y del Gobierno del Estado. 

A diferencia de “Alito”, Sara no anuncia que vaya a buscar la reelección, pero quizá ni falta haga, ¿cuánta militancia pudo haber quedado en el tricolor potosino después de este proceso?

El alcalde capitalino por su parte ya hizo público que no le gusta lo que pretende hacer el presidente nacional de su partido, reelegirse pese a los espantosos resultados y quitar facultades de contrapeso a militantes. Que no se va del PRI pero sí observa lo que ocurre.

En recapitulación, Enrique Galindo Ceballos fue candidato de la coalición Fuerza y Corazón pese al PRI y pese al PAN. “Alito” terminó por impulsarlo porque no quedaba mucho con buscar otra opción. Sara Rocha incluso pensó en atraer a la candidatura capitalina a otros actores priistas y hasta ex priistas. No le resultó. 

En el PAN, el diputado Xavier Azuara Zúñiga promovió la candidatura a alcalde de su hermano menor, David Azuara, quien finalmente sería candidato a diputado federal y ganó el distrito V. Cierto, el PAN le puso mucho voto a Galindo, pero también ayuda que la gente sepa quién eres y qué haces. La verdad es que hará una década que el PAN en la capital potosina no saca de entre sus filas un candidato a alcalde competitivo. Si el PAN regresó y ha mantenido colores en la presidencia municipal de San Luis Potosí, ha sido con externos. 

No aceptar chantajes es lo mínimo que se espera de cualquier autoridad. Exigir “posiciones” y “cuotas”, o “compromisos” es francamente patético. Muy típico de dirigentes cuyas metas y objetivos de construcción política se mueven en el limitado espacio entre una cita electoral y otra. 

Con seguridad, en el plan de “Alito” Moreno, la dirigencia del PRI potosino estará entre sus más fervientes apoyos. Los resultados son lo de menos. En cualquier otro país, un dirigente político que pierde una elección en nivel de desastre, renuncia al día siguiente y deja el espacio a los correligionarios que tengan la capacidad de analizar la situación y reestructurar a la organización para colocarla de nuevo en ruta. Se llama “responsabilidad política”, pero en México eso no existe ni por asomo. Si no hay un renglón de la ley que los obligue a irse, se quedan porque se quedan.

Por las mismas anda el PAN, a niveles nacional y local. Si acaso por lo menos los azules han tenido la decencia de esperar a que concluya el periodo electoral, no como “Alito”. El dirigente nacional Marko Cortés prepara su sucesión con Jorge Romero y en San Luis el diputado Xavier Azuara estaría postulando a un nuevo dirigente estatal, quizá su primo el ex diputado José Antonio Zapata Meraz. 

En paralelo a lo anterior estamos asistiendo a una desprejuiciada política de ocupación de las instituciones, como sea, colocando al frente de ellas a militantes o a personas de estricta disciplina partidista privando a tales instituciones de siquiera la apariencia de diversidad.

El PRI tendrá menos recursos, dados sus pobres resultados. Quizá la gruesa nómina de compañeros enchufados ya no se pueda sostener. Con la visión de supervivencia y patrimonialismo con el que ejercen los cargos, quizá terminen por rentar el auditorio “Plutarco Elías Calles” para graduaciones y obras de teatro escolar y adaptando un par de pisos para alojamiento de quedada en la plataforma Airbnb, porque les van a sobrar oficinas o les va a faltar dinero para meter a militantes en ellas. 

¿Qué va a pasar con un alcalde reelecto con éxito pero sin apoyo de los partidos que lo registraron? Difícil saberlo, pero no tanto imaginarlo. El hombre ya confirmó un capital político propio y apoyo de ciudadanos en condiciones nada alentadoras con los partidos a los que representó. Quizá hasta saque provecho de eso. 

Tampoco va a tener un escenario fácil con un gobierno que no ve con simpatías crecimientos políticos fuera de sus márgenes y de sus propios planes. Para el gobierno verde gallardista, la oposición es bienvenida siempre y cuando no cumpla su función como tal. 
 

Adriana Ochoa

@ArterialPresion