Nuestra nación se encuentra regulado por un régimen democrático que emana de la voluntad de las y los ciudadanos a través de elecciones libres, auténticas y democráticas, en donde la ciudanía cuenta con derechos fundamentales consagrados en la Constitución como lo es su libre ejercicio al voto por el partido político, coalición, candidatura común, candidata o candidato de su preferencia.
En este sentido, luego de los resultados que arrojó la pasada elección del 2 de junio y de acuerdo con los cómputos del INE relativa a la elección de la presidencia de la República, de la Cámara de Senadoras y Senadoras, así como de la Cámara de Diputadas y Diputados, en últimas fechas se ha extendido un fuerte debate en torno a la posible sobrerrepresentación de Morena en la Cámara de diputaciones.
Es importante señalar que esta Cámara se integra por 500 curules a través de un sistema mixto, es decir, 300 legisladoras y legisladores son elector por el principio de mayoría relativa, es decir, quien haya obtenido el mayor número de votos en cada uno de igual número de distritos electorales federales en que se divide el país en materia electoral es quien ocupará una curul por este principio.
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Otros 200 espacios legislativos se eligen por la vía de la representación proporción con base al porcentaje de votos que haya obtenido un partido político a través de 5 listas regionales en que se divide el país para este propósito llamadas circunscripciones plurinominales.
Al respecto, el INE deberá establecer las diputaciones que, bajo este principio, les corresponderán a las distintas fuerzas políticas a más tardar el 23 de agosto próximo, una vez que el Tribunal Electoral del Poder judicial de la Federación haya resuelto las impugnaciones que se hubiesen presentado para esta elección.
Ahora bien, diversos actores políticos de Morena han referido que a dicho partido político le corresponderían alrededor de casi el 50% de los espacios legislativos; al PVEM el 15% y al PT el 10% con lo que sumarían una representatividad en este órgano legislativo en su conjunto de alrededor el 75% cuando, de acuerdo con los cómputos emitidos por el INE, Morena obtuvo un 43.2%, el PVEM 8.9% y el PT 5.8%, es decir, Morena tendría una sobrerrepresentación del 7%, el PVEM de 6.5% y el PT del 4.2%. Sumados representarían una sobre representación de cerca al 18%.
En tanto, el resto de los partidos políticos tendrían una subrepresentación respecto a la votación que obtuvieron en las urnas.
El PAN tendría un 13.6% de representatividad cuando tuvo una votación del 18.2%, es decir, 4.6% menos; el PRI tendría 6.6% de una votación del 11.87%, 5.2% menos, y Movimiento Ciudadano, por ejemplo, tendría un 4.8% de representatividad legislativa cuando logró un 11.65% de los votos, es decir, 6.85% menos. Solo estos tres partidos políticos sumados tendrían una subrepresentación casi del 17%.
A todas luces resulta desproporcional respecto a la voluntad manifestada por la ciudadanía y constituye un fraude a la ley y una falta de respeto a lo mandatado por el pueblo.
El espíritu de cualquier sistema de representación proporcional en un sistema democrático es que el órgano parlamentario quede integrado lo más fielmente posible a la voluntad de la ciudadanía de acuerdo con lo que manifestado en las urnas y no a conveniencia de un partido mayoritario para construir mayorías ficticias que derrumben la pluralidad legislativa que emana de una pluralidad social.
Nuestra Constitución es clara al advertir de dicha proporcionalidad fijando incluso un límite al a sobrerrepresentación.
Quedará, primero en manos del INE ver como determina la composición de la Cámara de Diputadas y Diputados y, de ser el caso, los partidos políticos de oposición seguramente recurrirán al máximo tribunal electoral del país para hacer valer el derecho que le asiste a las y los mexicanos de que su voto sea respetado para atender el límite establecido en la Constitución y evitar, por un lado, la sobrerrepresentación y, por el otro, una subrepresentación.
Está en manos de las autoridades electorales administrativas y jurisdiccionales el futuro de nuestra democracia representativa.