MADRE BUSCADORA

La civil

Una película inspirada en la historia de una madre buscadora. | María Teresa Priego

Escrito en OPINIÓN el

La civil” es una película dirigida por la cineasta rumana Teodora Mihai, ganadora del premio al “Courage” (valor) en la sección “Un certain regard” (“Una cierta mirada”) en el Festival de Cannes de 2021. La actuación de la actriz mexicana Arcelia Ramírez es de una calidad excepcional: una madre fuerte, desgarradora, sumida en un silencio desesperado y dispuesta a desafiarlo todo por volver a abrazar a su hija. Aunque se afirma que es una película de “ficción”, la directora asume que se inspiró en la vida de Miriam Rodríguez, la madre de Karen Alejandra Salinas Rodríguez secuestrada y víctima de feminicidio en 2014 con quien tuvo la oportunidad de conversar.

En una entrevista realizada por Imcine la directora narra: “tuve la oportunidad de conocer a la señora Miriam Rodriguez. Este encuentro cambió mi idea de contar una historia desde el punto de vista de los niños y adolescentes. Recuerdo que al principio de la conversación Miriam me dijo: ‘cada mañana abro los ojos y lo que pienso es en matar o morirme’. Esas palabras fueron un golpe durísimo en el estómago, me di cuenta que la violencia de sus palabras no concordaba con su físico, era una mujer que podría ser mi mamá. Necesitaba saber y entender lo que había sucedido en su vida”. Entre la realidad y la película algunos hechos cambian, pero la historia es la misma: Laura es una adolescente, antes de salir pinta los labios de su madre y le da un beso, va a encontrarse con su novio Lisandro. Un día cualquiera en una población del norte de México. Laura no va a regresar.

Cielo, su madre, es interceptada en la calle por una camioneta de la que se bajan dos hombres muy jóvenes. La citan en un café (a plena luz del día, nada de llamadas anónimas desde teléfonos desechables, ni capuchas, ni misterios). Cara a cara –en la certeza más total de su impunidad– le informan que secuestraron a Laura, que si avisa a las autoridades la ejecutan y que exigen 150 mil pesos por el rescate. Más le vale conseguirlos y que sea pronto. La madre aún incrédula llama a todas las personas cercanas: nadie ha visto a su hija. La catástrofe estalla en aquél que parecía “un día cualquiera” en un pueblo dominado por el narco que intenta sobrevivir y sostener una “normalidad” sobre arenas movedizas. Es una catástrofe solitaria, privada: nadie está dispuesto a decir lo que intuye, lo que sabe. Nadie.

El padre de Laura que vive con su nueva pareja escucha la noticia y tacha a Cielo de “loca”. Descalificar y culpar a la madre de su hija es, al parecer, una manera constante de solucionar sus culpas y “estructurar” su vida. Paga el dinero del rescate y entrega su camioneta. Pero Laura no regresa. Cielo acude a las “autoridades”, incapaces de asumir su responsabilidad. No parecen saber cómo, no tienen con qué, han bajado los brazos ante una violencia que los intimida y los sobrepasa. Es Cielo –sola, solísima– quien comienza la investigación. Su valentía probó que encontrar a los secuestradores de su hija estaba lejos de ser una misión imposible: disfrazada, con el cabello pintado, escondida detrás de una gorra, fue atando cabos y descubriendo a cada uno de los culpables

Vivió el horror y se sostuvo. Logró obtener la información de un rancho en donde le indicaron que había fosas clandestinas. Allí fue encontrado un fragmento del cuerpo de su hija. Acechó a los responsables del crimen de Laura y los entregó uno por uno a la policía. ¿Cómo no recordar a Marisela Escobedo y su imparable búsqueda de justicia para su hija Rubí Marisol Frayre Escobedo? A tantas otras madres que se internan en el infierno y desafían a los portadores de ese mal absoluto, tan solo con la fuerza de su amor inmenso, su esperanza y su urgencia de justicia. La película termina con una escena en la que Cielo parece que espera, au rostro casi se ilumina. Un final abierto: ¿quién llega?

En la realidad, como Marisela Escobedo asesinada en la vía pública el 16 de diciembre del 2010, Miriam Rodríguez fue asesinada el 10 de mayo del 2017 por tres hombres que escaparon del penal. Había solicitado protección y no la obtuvo. Justo el 10 de mayo. La asesinaron por ser una madre invencible: la que le probó a los criminales –al menos por un tiempo– que la ley y los límites existen. La fecha no pudo ser casual. El día de las madres: la última burla, la última crueldad. 

María Teresa Priego

@Marteresapriego