TREN MAYA

Tren Maya: ¿extractivismo como alternativa al desarrollo?

El caso del Tren Maya en México ilustra la tensión entre el crecimiento económico y el respeto a los territorios y comunidades afectadas. | Paula Estefanía Flores Arroyave*

Escrito en OPINIÓN el

El sistema político y de organización social hegemónico en el mundo occidental es la democracia. Esta se ha presentado si no como una panacea, como la propuesta que mejor se ajusta a las necesidades y posibilidades que plantea el contexto global actual. A ella se adhieren proyectos que se posicionan ideológicamente tanto en espectros de izquierda como de derecha, aunque con constantes disputas a lo interno.

Dentro de estas disputas se encuentra el modelo de desarrollo que se debería privilegiar. Para los tomadores de decisiones esta no es una preocupación menor: se trata de diseñar y ejecutar planes, programas y proyectos que respondan a la propuesta política que representa la facción en el poder y que al mismo tiempo se inserten en el sistema neoliberal predominante a nivel mundial. Adicionalmente, y como motor de las intervenciones, a nivel local se espera que este modelo de desarrollo se traduzca en mejoras a la calidad de vida y al bienestar de la población de los territorios en los que se aplica.

Aunque en términos puramente ideológicos pareciera que existen fronteras claras entre un espectro ideológico y otro, en la práctica estas resultan más difusas. Por ejemplo, en el contexto de la discusión ambiental, se encuentran los cornucopianos, quienes (en contraposición a los ecologistas radicales y los ambientalistas moderados) están a favor de un crecimiento económico ilimitado, por medio de la autorregulación de las fuerzas del mercado sin la intervención de los gobiernos. Se definen como anti ambientalistas y no reconocen ninguna crisis ambiental ni el agotamiento de los recursos naturales (Chang, 2005). 

En el otro extremo se encuentran, sobre todo, propuestas surgidas en el sur global que dan un giro a la racionalidad moderna-colonial y que se aglutinan en torno a la noción de “buen vivir”. Esta tiene su base en la cosmovisión y el conocimiento ancestral de los pueblos aymaras, quechuas y guaraníes, y propone el desarrollo como una forma de vida de complementariedad entre los pueblos y la naturaleza, cuestionando el crecimiento como el fin último de la economía (Aguilar, 2019). En el centro de los espectros está la postura progresista, que ha encontrado en el neoextractivismo (1) la forma de aprovechar la alta demanda y el precio de los commodities para la acumulación de riqueza que permita realizar inversiones sociales, productivas y de infraestructura y, más adelante, superar el mismo extractivismo (Lander, 2015). Sin embargo, en la práctica, los límites entre cada espectro parecen difuminarse. 

Un caso paradigmático por su relevancia actual en la región latinoamericana es el Tren Maya, que constituye “la infraestructura ferroviaria más importante de México, que está impulsando el crecimiento económico y turístico del sureste [del país]”, como se promociona en su página web oficial. (2) Este proyecto ha sido ampliamente aplaudido por quienes consideran la construcción de infraestructura y megaproyectos como indicadores positivos de desarrollo, y cuestionado por quienes esperan un modelo político que respete los territorios, las formas de vida y las autonomías de los pueblos a quienes afectan.

Los primeros tramos de este proyecto fueron inaugurados recientemente por el presidente Andrés Manuel López Obrador, representante del proyecto de la Cuarta Transformación, que se define como “un programa revolucionario construido desde la izquierda, con las bases y el pueblo movilizado” (Convención Nacional Morenista, 2024, p.2). Tal es su relevancia que el presidente de Guatemala, de tendencia progresista, anunció la creación de un tramo del Tren Maya que conecte desde la península de Yucatán hasta el departamento de Petén, en Guatemala (Gamboa, 2024). 

Desde los territorios, diversas organizaciones e investigaciones han señalado los efectos nocivos del megaproyecto ferroviario: deforestación exacerbada, contaminación de fuentes de agua, destrucción de ecosistemas y vulneración de las condiciones de vida de múltiples especies animales y vegetales. Además, segregación, incremento de la gentrificación y costo de vida de las comunidades originarias, en beneficio del sector turístico y hotelero de la región. Además, el proyecto ha generado conflictividad social y múltiples manifestaciones y protestas en su contra, sin lograr impedir su puesta en marcha.

Está ampliamente documentado que este tipo de megaproyectos está acompañado de desplazamiento forzado, empobrecimiento, blanqueamiento social y muchas veces militarización, entre muchas otras problemáticas. Al respecto, cabe preguntarse por qué ciertas izquierdas moderadas (progresistas, socialdemócratas) en América Latina se siguen rigiendo por la lógica de la modernidad-colonialidad que contiene en su seno lo que Mbembe (2011) denominó como “necropolítica”; es decir, el poder y la capacidad de decidir quién puede vivir y quién debe morir (p. 19). 

Más aún, cabe preguntarse por qué algunos proyectos de izquierdas en la región han decidido plegarse a las prácticas de la derecha en lo que respecta a la destrucción de bienes naturales y ecosistemas, a la supeditación de los pueblos en favor del capital y a la priorización del crecimiento económico que lleva implícita la agudización del modelo neoliberal. Si la construcción de megaproyectos de desarrollo es promovida por gobiernos progresistas como una “alternativa” pese a la oposición de amplios sectores, ¿es cierto que la democracia es el modelo que mejor se ajusta a las necesidades de la población? ¿Qué marcos de acción nos quedan disponibles?

(1) Modo de explotación a gran escala que busca exportar y remover grandes cantidades de bienes naturales mediante la instalación de un enclave transnacional en zonas periféricas (Cortés-Cortés y Zapata-Martelo, 2022).

(2) trenmaya.gob.mx

Bibliografía

Aguilar, E. (2019). El extractivismo en América Latina y su dimensión teológica desde un encare decolonial. Praxis. Revista de Filosofía(79), 1-17.

Chang, M. (2005). Cornucopianos: los ultraneoliberales. En G. Foladori, & N. Pierri, ¿Sustentabilidad? Desacuerdos sobre el desarrollo sustentable (págs. 163-173). Miguel Ángel Porrúa.

Gamboa, V. (24 de mayo de 2024). Arévalo anuncia conexión al Tren Maya y reformas para bajar precios de Canasta Básica. Soy 502. Obtenido de https://www.soy502.com/articulo/esto-dice-arevalo-sobe-detencion-productos-puertos-china-50172

Lander, E. (29 de septiembre de 2015). Neoextractivismo y alternativas: debates y conflictos en los países con gobiernos progresistas en Suramérica. Obtenido de Heinrich Böll Stiftung: https://mx.boell.org/es/2015/09/29/neoextractivismo-y-alternativas-debates-y-conflictos-en-los-paises-con-gobiernos

Mbembe, A. (2011). Necropolítica. España: Editorial Melusina.

Paula Estefanía Flores Arroyave*

Guatemalteca, internacionalista, maestra en Población y Desarrollo por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO México) y estudiante del Doctorado en Estudios del Desarrollo. Problemas y Perspectivas Latinoamericanas, por el Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora. Sus ejes de trabajo son: contrainsurgencia, memoria histórica, neoextractivismo y segregación urbana. / Cuenta de Twitter: @Paulis_Blumen.

 

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