Hay juezas y jueces laborales colectivos, al menos los federales y una local de la Ciudad de México, que empiezan a quitarse la toga para tocar tierra obrera, para estar presentes en los centros fabriles donde se mantiene un conflicto, dispuestos a recorrerlos, conversar directamente con los trabajadores, conocer de cerca, sin intermediarios, sus condiciones de trabajo y el ejercicio de su libertad sindical.
También los juzgadores federales están acudiendo a los centros de votación, generalmente en los lugares de trabajo, en diversas entidades del país, para constatar de manera personal la voluntad de los trabajadores respecto cuál es el sindicato de su preferencia que los debe representar en materia de negociación colectiva.
El pasado jueves 20 de junio, el Juez de Distrito Especializado en Materia de Trabajo, Armando Sánchez Castillo, al escuchar reclamos de una comisión de trabajadores que habían acudido a la Ciudad de México para denunciar sus difíciles condiciones de trabajo en materia de seguridad e higiene, expresó su compromiso para acudir de manera personal a su centro de trabajo.
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La empresa en cuestión, ubicada en uno de los corredores industriales de la ciudad de Nuevo Laredo, en el estado de Tamaulipas, en los límites de la frontera con los Estados Unidos de América, fue cuestionada por la comisión de trabajadores, frente al Juez laboral, Sánchez Castillo, sobre el hecho de que en algunas áreas de trabajo se labora con temperaturas de hasta 45 grados centígrados.
También reclamaron que muchos trabajan de pie en jornadas continuas de doce horas sin posibilidad de tener derecho a una silla, al menos en ciertos momentos; que hay quienes cargan materiales sin una faja que los proteja.
Los cuestionamientos continuaron: no se cuentan con equipos suficientes o idóneos para prevenir accidentes de trabajo; hay limitación del derecho a acudir al baño, son escasos y lejanos, y cuando se necesita acudir con urgencia, debemos esperar a un relevo que puede tardar hasta una hora.
La comisión obrera expresaba no contar con una autoridad local imparcial que los atendiera en esa región fronteriza, como lo hacía de manera atenta el juzgador federal, acompañado de funcionarios del Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral, quienes reiteraban su atención para resolver sus demandas.
Celebraban que se les estuviera escuchando y la forma en que se expresaba el juzgador federal ante la presencia de representantes de la empresa cuestionada. La comisión de trabajadores había manifestado su intención de estallar una huelga el lunes 24 de junio ante la falta de respuesta de la empresa.
Sin embargo, al conocer la disposición del juez de viajar mil 117 kilómetros, desde la Ciudad de México hasta Nuevo Laredo, Tamaulipas, para recorrer los pasillos de la empresa, junto con técnicos, y funcionarios del Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral, decidieron posponer la suspensión de labores, ante este hecho sin precedentes que un juzgador tuviera la disposición de escuchar a los obreros en su lugar de trabajo.
El mismo compromiso lo asumió la jueza Alma Ruby Villareal Reyes para acudir a otro centro de trabajo ubicado en la misma ciudad fronteriza de Nuevo Laredo.
El juez Sánchez Castillo, en una de las salas de conciliación ubicadas en el edificio de los tribunales laborales, en un lugar llamado “El Ajusco” de la Ciudad de México, hacía énfasis en que uno de los objetivos más importantes de la reforma laboral de 2019 era atender el principio de primacía de la realidad, y por eso expresaba su disposición de viajar y entender mejor la denuncia de los trabajadores.
El juzgador señaló que escuchaba con mucho respeto lo que decían los abogados tanto de la empresa como del sindicato, pero manifestó que él prefería escuchar a los trabajadores de manera personal. Que los temas relacionados con la vida e integridad de los obreros deben ser la prioridad de todos los jueces.
Tanto los representantes de la empresa como de la organización sindical expresaron hacer lo posible para llegar a acuerdos que atendieran los reclamos obreros. El juzgador señaló que los compromisos a los que se llegara debían ser beneficiosos para los trabajadores, y además cumplirse. Hizo énfasis en tener facultades para hacerlos efectivos, puntualizó que no permitiría burlas o evasivas.
Una reflexión similar la realizó el Juez de Distrito Especializado en Materia de Trabajo, Gustavo Juan Ariel Lezcano Álvarez, el pasado 14 de junio, al constatar que se repusieron las mantas sindicales retiradas indebidamente por algunos militares apostados en las instalaciones del Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares.
El juzgador Lezcano manifestó que, atendiendo el principio de primacía de la realidad, los jueces, en lo posible, deberían conocer los centros de trabajo donde están resolviendo los casos para conversar con los trabajadores y los empleadores y entender mejor la problemática de cada lugar.
La experiencia de observar la presencia de los jueces en los centros de trabajo ha sido una de las más importantes aportaciones de la reforma laboral de 2019.
Este martes 25 de junio se pudo observar al juez Armando Castillo recorrer los pasillos de la empresa en conflicto, junto con funcionarios del Centro Federal, para detenerse y escuchar las quejas de los trabajadores y las explicaciones de los representantes de la empresa.
Se podían observar movimientos sin cesar de equipos y maquinarias manejados por los trabajadores que miraban con curiosidad la presencia de un juez laboral. Se escucharon murmullos entre la maquinaria fabril:
“Mira, un juez laboral de la Ciudad de México recorriendo nuestra empresa, es de no creerse.”
Estas experiencias muestran la necesidad de que existan en todas las empresas del país mecanismos reales para atender las quejas de los trabajadores. Que no se rehúya la presencia de sindicatos reales. Que los funcionarios y los juzgadores sean más sensibles, como ahora se muestra en el relato de hechos que se viven estos días en los nuevos tribunales del trabajo.
Es penoso que existan acusaciones a otros juzgadores locales que carecen de independencia, quienes se sujetan a las órdenes de los gobernadores y hasta de las empresas para atemorizar a los trabajadores y ahogar sus demandas, que tarde o temprano se expresarán acrecentando conflictos.
Al mismo tiempo que el juez federal Sánchez Castillo buscaba auxiliar en la conciliación, un funcionario que se ostentaba como director del Centro de Conciliación del estado de Tamaulipas incitaba a los trabajadores dentro de las mismas instalaciones de la empresa a no hacer caso a sus delegados sindicales. Mencionaba que una huelga sólo los iba a afectar y hacer perder sus empleos, actuando así como empleado del patrón y no como autoridad imparcial.
El acceso a la justicia laboral es una dimensión clave del acceso a la justicia social.
La justicia laboral no se construye ni se limita a las cuatro paredes de un tribunal laboral, sino es el resultado de la colaboración de todos los operadores jurídicos para lograr el cumplimiento del marco normativo, el respeto de los derechos laborales y la dignificación del trabajo, donde las institucionales públicas faciliten una gestión y resolución efectiva de los conflictos individuales y colectivos.
No cabe duda de que son tiempos de cambio, de jueces que se ensucian los zapatos y ropas de aceite, de polvo, de mucho ruido, de jornadas intensas, de calores y de gritos de trabajadoras y trabajadores reclamando una verdadera justicia laboral.