Como hemos platicado ya, la selección mexicana de futbol es como Luis Miguel; tienen décadas sin éxito alguno, pero la gente corre a verlos cuando se presentan. Termina el show y salen algunos con alguna decepción por lo pagado y lo que no pasó, y se juran no volver a verlos, al menos, hasta la próxima fecha. Ambos personajes se encuentran metidos profundamente en la cultura popular mexicana.
El futbol es el primer reality show de la historia, y con tantos años al aire y tantos fanáticos en el mundo, ahí se reflejan las culturas y emociones del “respetable”. Por eso el futbol es objeto de discusión de temas de género, políticos, así como escenario de expresiones de homofobia, violencia, racismo, etc.
Cuando se habla hoy de racismo y futbol, de lo primero en que uno piensa es el caso de Vinicius Junior, ese jugador brasileño candidato al Balón de Oro, que podrá ser lo que usted quiera menos simpático. Este habilidoso y temperamental jugador es objeto de ataques raciales de manera constante. Nada tiene que ver una cosa con la otra, obvio decir.
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Ahora estamos viendo la Eurocopa y en redes sociales se leen comentarios desde distintos países destacando cómo, a pesar de que todos los participantes tienen alguna nacionalidad europea, las selecciones se ven muy distintas. De un lado ponen a la selección francesa, integrada mayormente por jugadores de ascendencia africana o del medio oriente, y por el otro selecciones como la de Albania, Chequia, Eslovenia o Eslovaquia, con jugadores blancos casi de manera total.
Por supuesto que si buscamos cuáles son las selecciones favoritas para llevarse el torneo, aparecerán los nombres de Francia, Alemania e Inglaterra, tres de las selecciones con una clara diversidad en sus integrantes. Si buscamos las selecciones que quedarán de la mitad para abajo en el torneo, encontraremos a muchos de los equipos de un color predominante en sus jugadores. Esto no significa que las selecciones nacionales se hacen fuertes simplemente por ser diversas o poner cuotas raciales. No. Se trata de que vayan los mejores jugadores de cada país, independientemente de la proporción en la representación de su grupo social, origen nacional o grupo étnico de sus integrantes.
Por supuesto que el tema se hace más interesante si vemos cuáles países europeos son las economías más fuertes de Europa. La respuesta será la misma lista de países favoritos a ganar la Eurocopa.
Esto hace pensar que la migración, al menos en el futbol, no se ha convertido en un obstáculo para alcanzar triunfos, sino en una fuente de recursos humanos. Los efectos de la migración en las sociedades y países requieren un estudio profundo y serio, pero, suponer que la migración es un freno para el desarrollo nacional ya sería iniciar con una premisa injustificada.
Los migrantes hacia Europa empezaron a llegar a las economías que ofrecían mejores oportunidades para su desarrollo personal. Esos países siguen siendo los más fuertes de la región. De ninguna manera se trata, sin embargo, de que exista un flujo internacional de personas sin mecanismo alguno para su organización y protección. Si bien se lee frecuentemente que migrar es un derecho de todas las personas, es necesario recordar que todo derecho tiene límites de fondo y forma. La discusión debe centrarse en lo adecuado de esos filtros y canales.
Los migrantes evidencian los lugares con mejores condiciones sociales y de desarrollo económico. Por eso es que no son tantos los mexicanos que migran a Venezuela o Cuba, pero sí vemos migración de esos países llegando o pasando por el nuestro. Por eso, es necesario identificar las oportunidades que ofrecen esos posibles nuevos residentes en México.
El sentimiento nativista es siempre confrontado por la realidad. Aquellos que ven con orgullo cómo sus países son blancos principalmente y sin flujos migratorios, parecen estar felices con el hecho de que nadie ve en sus países atractivo o espacio alguno para salir adelante.
Por ello es necesario que no repliquemos esas fobias. Carlos Hermosillo, ex jugador mexicano, tiene años quejándose de que hay naturalizados en la selección mexicana. Pero, eso es algo de lo que se han aprovechado las potencias europeas en sus propias selecciones. También Estados Unidos y Canadá. A lo mejor sin darse cuenta, pero es una censura a los efectos naturales de la migración. Esos dos países, como los europeos, han integrado la migración a sus sistemas económicos y sociales, entendiendo, incluso, la necesidad de ello para compensar, por ejemplo, el envejecimiento de esos propios países de destino.
En México estamos viendo una presencia mayor de migrantes. Es necesario evitar el rechazo a la Carlos Hermosillo en nuestra vida diaria a quienes van pasando o llegando. No caigamos en la tentación de sentirnos orgullosos porque nadie encuentre en nuestro país una razón para llegar.