Después de la elección del pasado 2 de junio y pesar de la consistencia de la información proporcionada tanto por el Programa de Resultados Electorales Preliminares, de los conteos rápidos y los respectivos cómputos llevados a cabo por el INE para las elecciones federales (presidencia, diputaciones y senadurías), me parece oportuno insistir sobre la necesidad de avanzar en la modernización de los procesos electorales a través del uso de la votación electrónica.
¿A que me refiero? Al uso tanto de la urna electrónica como del voto por internet, mecanismos que ya son utilizados para recibir la votación de las y los mexicanos que se encuentran en los listados nominales de personas electoras.
La urna electrónica es ya utilizada en algunas casillas, en una muy pero muy pequeña proporción, para recibir la votación de la ciudadanía residente al interior del país. En el presente proceso electoral el INE aprobó su utilización, de manera vinculante en 71 casillas especiales (en cada una de estas casillas hubo tres urnas electrónicas), en la ciudad de México, así como en el estado de Nuevo León para 5 municipios.
Te podría interesar
Respecto al uso del voto por internet, el mismo es una de las tres opciones de votación que tienen las y los mexicanos que residen en el exterior. Así nuestros connacionales pueden elegir votar por la vía postal, presencial en consulados o por internet. Resalta que alrededor del 70% de nuestras y nuestros compatriotas prefirieron usar el voto por internet.
Los resultados tanto para el uso de urnas electrónicas como del voto por internet han obtenido en más del 90% el beneplácito de la ciudadanía que ha utilizado estos sistemas.
¿Qué sigue ahora? Que ante una inminente reforma electoral el Legislativo pueda conocer las bondades del uso de estos sistemas que, entre otros aspectos, brindarían mayor certeza electoral, harían más eficaz la operación electoral y, en un mediano plazo existiría un ahorro de recursos que podrían ser destinados, por ejemplo, al apoyo de programas sociales que beneficie a la población.
¿Por qué mayor certeza electoral? Por múltiples aspectos, primero hay que señalar que estos sistemas deben contar, como lo han hecho hasta ahora, con auditorias permanentes, con la participación de expertos y con la transparencia en el desarrollo de cada una de sus etapas.
Su certeza se basaría, por ejemplo, en contar con resultados seguros prácticamente en tiempo real, podría prescindirse del PREP o incluso de los conteos rápidos. El sistema de votación electrónica bien podría evitar errores aritméticos, errores en la manifestación del voto, sobre todo cuando a nivel federal se registra una determinada coalición y a nivel local otra. Esto dejando a salvo, por supuesto, el derecho de los actores políticos correspondientes de impugnar ante los órganos electorales jurisdiccionales lo que consideren necesario.
¿Por qué más eficaz la operación electoral? Se garantizaría la reducción del ejercicio del voto, no sería necesario que las y los funcionarios de casilla realicen el escrutinio y cómputo de casilla, prácticamente todo se realizaría vía electrónica. Incluso se podría valorar prescindir de las funcionarias y funcionarios de casilla que realizan el papel de escrutadores.
Con la información registrada electrónicamente podrían obtenerse diversas estadísticas en tiempos mucho más reducidos que los actores políticos agradecerían, las y los académicos y, por supuesto, los medios de comunicación.
¿Por qué un ahorro presupuestal? Entre otros aspectos no sería necesario la impresión de boletas electorales, por ejemplo, tan solo a nivel federal se imprimieron más de 317 millones de boletas electorales para la presente elección.
A este dato habría que sumarle las boletas que fueron impresas por el total de los 20,079 cargos de elección popular que fueron renovados a nivel local mismos que deben multiplicarse por cada uno de los partidos políticos, coaliciones, candidatas y candidatos registrados en cada una de las 32 entidades federativas en las que hubo elecciones.
Ahora bien, entiendo que deberá avanzarse de manera gradual en caso de que se determine por el Legislativo avanzar con la modernización de los procesos electorales. De ser así, un paso conveniente sería la realización de foros de debate donde estén involucrados académicos, funcionarias y funcionarios electorales, jueces electorales, medios de comunicación, especialistas tanto nacionales como internacionales, entre otros, que den luz sobre la utilización de la votación electrónica.
¡El Legislativo tiene la última palabra!