ELECCIONES 2024

Un nuevo partido de Estado

Los resultados de las elecciones celebradas a inicios del mes dejan pocos motivos para celebrar, porque certifican el nacimiento de un nuevo partido de Estado y la imposición hegemónica de una fuerza política. | Fausta Gantús

Escrito en OPINIÓN el

Los resultados de las elecciones celebradas a inicios del mes dejan pocos motivos para celebrar, porque certifican el nacimiento de un nuevo partido de Estado y la imposición hegemónica de una fuerza política. Yo voté por primera vez en Campeche en 1988, y debo decir que fue la única vez que lo hice por convencimiento y con convicción: aposté por un cambio por la izquierda, claro, por el Frente Democrático Nacional. Pero fue el año de la “caída del sistema” y de la caída de nuestra confianza en la vida democrática. El partido hegemónico, el PRI, no estaba dispuesto a aceptar la derrota. Tuvieron, por supuesto, carro completo. 

A partir de la década de los ochenta se multiplicaron las asociaciones y organizaciones sociales y civiles dispuestas a transformar la realidad mexicana. Desde entonces hasta ahora una parte de la sociedad política, entre la que me anoto, ha dado la batalla apostando por la pluralidad y la diversidad –en aspectos esenciales de la vida en comunidad: política, religiosa, científica, cultural, artísticas, sexual, de género, etc.–; el respeto a la diferencia –a las diferencias–; por el logro de equilibrios sociales y económicos más justos: inclusión y derechos de minorías, reconocimiento social y jurídico de pueblos indígenas, integración de migrantes (especialmente los desplazados de países centroamericanos), reducción de la brecha salarial, desdibujamiento de las fronteras económicas, justicia distributiva, impuesto progresivo, políticas medioambientales, feministas y de protección de la infancia, la lista es larga y no es la finalidad hacerla aquí. Y, en términos de la democracia electoral, se dio la batalla para arrancarle el control de los comicios al poder ejecutivo nacional, que los organizaba a través de la Secretaría de Gobernación. Así nació el IFE, hoy INE, que volvió más transparente y confiable el ejercicio del sufragio.

MORENA obtuvo el triunfo en las elecciones, hay quienes aducen fraude, yo no puedo asegurarlo, pero no creo que haya sido necesario. Porque estoy convencida que el tema de fondo es otro, es el de la intervención gubernamental sistemática sobre el espacio público y la vida institucional (que se empeñó en desmantelar o al menos debilitar), la campaña anticipada y sostenida durante tres años, la maquinaria estatal puesta al servicio de un partido, un presidente posicionándose e influyendo en el proceso sin respetar la ley.  Dicho de otra forma, las irregularidades, el piso disparejo, la manipulación y hasta la intimidación en algunos casos (no olvidemos los más de treinta candidatos/as asesinados/as, por ejemplo). 

De la actuación del actual gobierno, como políticas necesarias e impostergables, rescato y reconozco: el aumento al salario, el apoyo directo a los más desposeídos y vulnerables y a la tercera edad. Pero, en contraparte, reprocho el grosero empoderamiento de las fuerzas armadas, el solapamiento del crimen organizado, la alianza con el gran capital, la realización de obras por capricho presidencial y su antifeminismo. Ahora bien, no hay que dejar de ver el uso faccioso, caciquil, clientelar y partidista de unas y otras de esas políticas, que requerirían un análisis a fondo. 

Por supuesto, el resultado de la elección hace patente también una sociedad cansada y decepcionada de los partidos políticos de larga trayectoria, de sus prácticas y de sus dirigencias. El PRI y el PAN defraudaron a la población reiteradamente y sus líderes representan lo más acabado de la corrupción política, asociada con la económica. Ahora bien, cuidado, el pueblo no le votó a MORENA porque necesariamente crea en todas las personas que lo integran, el suyo fue un voto de castigo “a los de antes” y de “agradecimiento por los apoyos”, no un cheque en blanco. 

El “pueblo bueno” sabe que quienes llegan padecen los mismos defectos que los otros; seguro que todes hemos escuchado en conversaciones de calle, de taxi o de café: “sí, estos también roban, pero los otros ya robaron mucho”, “pues hay que dejar que roben otros” o “estos roban, pero al menos reparten”. Estas expresiones son devastadoras pues muestran el hartazgo, la desilusión y la desesperanza de una sociedad que no encuentra alternativas políticas que la convenzan. Que votan, de nuevo, no por la mejor opción sino por la menos mala. 

Lo que para mí es patente, es la decepción generalizada en la clase política y la desesperación ante la falta de alternativas, porque corruptos unos, corruptos los otros. Lo peligroso es el empoderamiento de un partido sin contrapesos. El pasado 2 de junio no triunfó la democracia, por el contrario, se impusieron los viejos mecanismos y prácticas acuñadas por el PRI y reeditadas por MORENA. Dependerá del rumbo que la nueva presidenta pueda imprimirle al país lo que determinará la forma en que esa misma población votará dentro de seis años. 

*Fausta Gantús

Escritora e historiadora. En el área de la creación literaria es autora de varios libros, siendo los más recientes “Herencias. Habitar la mirada/Miradas habitadas” (2020) y “Dos Tiempos” (2022). En lo que corresponde a su labor como historiadora, es Profesora - Investigadora del Instituto Mora. Especialista en historia política, electoral, de la prensa y de las imágenes, ha trabajado los casos de Ciudad de México y de Campeche. Autora del libro “Caricatura y poder político. Crítica, censura y represión en la Ciudad de México, 1867-1888” (2009). Coautora de “La toma de las calles. Movilización social frente a la campaña presidencial. Ciudad de México, 1892” (2020). En su libro más reciente, “Caricatura e historia. Reflexión teórica y propuesta metodológica” (2023), recupera su experiencia como docente e investigadora y propone rutas para pensar y estudiar la imagen.

Fausta Gantús

@fgantus