El día lunes, la presidenta electa, la doctora Claudia Sheinbaum, disipó cualquier duda respecto a la inmediatez con la que se procesarían las reformas pendientes que deja el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Tal vez la principal preocupación reside en lo relativo a la reforma del Poder Judicial, que consiste, entre otras cosas, en la desaparición del Consejo de la Judicatura Federal y en que los ministros, jueces, magistrados de Circuito, juezas y jueces de Distrito, así como los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, sean elegidos por voto popular. El objetivo de esta modificación sería la incorporación y participación activa de la ciudadanía.
En 1994, Ernesto Zedillo tuvo como una de sus primeras acciones la reforma del Poder Judicial, en la que, inicialmente, hizo que dimitieran todos los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). También desarrolló el procedimiento con el cual los integrantes de la Corte son elegidos actualmente. Además, se redujo el tamaño de la SCJN de 18 a 11 integrantes, se ajustó la duración de sus cargos y se promovió la elección de un presidente y dos salas.
La reforma de Zedillo también promovió la creación del Consejo de la Judicatura Federal como órgano de vigilancia del Poder Judicial. Ahora se propone la creación de un Tribunal de Disciplina Judicial, que fungirá como investigador de las acciones de los garantes de la justicia. No parece haber mucha claridad en cómo lo hará, pero con su nueva mayoría, podrá hacerlo todo. De eso no tengamos duda.
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Desde que se dio luz verde a las pretensiones reformistas del Gobierno entrante, el peso ha tenido una depreciación de casi un 9% y está por encima de los 18 pesos por dólar. ¿Qué no les gusta a los mercados de la reforma de López Obrador-Sheinbaum? Los analistas financieros advierten que la alteración del aparato judicial puede significar lo mismo para el Estado de derecho. Algunos inversionistas sugieren que este tipo de cambio tan drástico amenazaría las inversiones y da señales de imponer un cambio a las reglas del juego que los dejaría en un estado de indefensión.
S&P Global Ratings dijo a Reuters: “Las medidas que debilitan los controles y equilibrios podrían afectar la confianza de los inversores privados al crear percepciones de mayor riesgo, lo que podría afectar el crecimiento económico y la solvencia soberana", advirtieron. En el mensaje que dio la próxima presidenta de México, trató de calmar el miedo que persiste y que no ha podido ser mitigado por las comunicaciones del Secretario de Hacienda y el control de daños del Senador Ricardo Monreal. Sheinbaum atacó y matizó el lunes para brindar tranquilidad a los mercados, promover el diálogo con los actores y el intercambio de ideas con quienes pudieran discrepar. Sin embargo, confirmó que el plan, como lo tenían pensado, sigue adelante.
Según lo dicho por la presidenta electa, la economía está bien; sin embargo, su gobierno enfrentará retos económicos y financieros importantes. La necesidad de controlar el déficit fiscal y sanear Pemex son los riesgos más evidentes. Además, no se hará esperar una importante volatilidad en lo que resta del año por las elecciones en Estados Unidos, donde la candidatura de Donald Trump está en vilo por los diversos procesos penales que enfrenta.
El proteccionismo al interior de Estados Unidos incrementa el riesgo de fricciones financieras en materia comercial y la posible imposición de aranceles a productos mexicanos ante el desacoplamiento de China y EU. La incertidumbre en la Guerra de Ucrania, y el plan de paz propuesto por Washington en Israel son solo algunas de las cosas que pueden motivar y mantener el nerviosismo de los mercados. México puede aprovechar estas oportunidades.
Pemex será otro asunto pendiente por la necesidad de renegociar su deuda, dado su vencimiento en 2025. Posiblemente, tendrá que virar a los mercados de energías limpias y continuar con las exenciones fiscales y el apoyo en liquidez por parte de la Hacienda Pública, ante la falta de eficiencia operativa de la empresa, como lo detalló Fitch. Por su parte, Moody’s advirtió que evaluará la actitud de la presidenta electa hacia las entidades reguladoras, como las del sector energético, que proporcionan controles y equilibrios, así como su enfoque para preservar su autonomía.
Moneda en el aire: La permanencia del actual secretario de Hacienda, que goza de una gran reputación en el sistema financiero internacional, será clave para brindar certeza y calmar el nerviosismo de los mercados. Las reformas necesitan explicarse, digerirse y transitar. Cualquier acción con tintes autoritarios tendrá repercusiones en el corto plazo. Veremos si la sed de revanchismo y golpeteo del sexenio pasado cambia con la llegada de la nueva administración; la moneda está en el aire.
No podemos obviar que las presiones inflacionarias hacen ya mella en el bolsillo de las personas, y de quienes reciben los apoyos sociales, y con ello, el ansiado apoyo, puede no ser más que un suspiro.