RELACIONES EXTERIORES

México se suma a la acusación contra Israel por genocidio

La Convención sobre el Genocidio no solo prohíbe el asesinato masivo, incluye conductas como la “limpieza cultural”. | Jorge Faljo

Escrito en OPINIÓN el

El viernes 24 de mayo México pidió a la Corte Internacional de Justicia -CIJ-, incorporarse a la acusación de Sudáfrica contra Israel por cometer genocidio en la franja de Gaza. Esta Corte es el máximo órgano de justicia mundial, es parte de las Naciones Unidas -ONU-, y se encarga de resolver disputas entre países. Todos los 193 países miembros de la ONU se encuentran afiliados a esta Corte.

Aunque le tomó por sorpresa a Israel y a otros muchos, la decisión del gobierno de México es la continuación lógica de un par de antecedentes. El 26 de enero de 2024 México manifestó su beneplácito por las ordenes de la CIJ a Israel para evitar actos de genocidio contra la población palestina de Gaza. Más adelante, el 24 de mayo, condenó el ataque de Israel a la ciudad de Rafah pidió que la ayuda humanitaria llegue sin contratiempos a toda la franja y se manifestó por la fórmula de dos estados como la única solución posible al conflicto palestino – israelí.

Además, México tiene una historia de gran prestigio diplomático internacional que no podía abandonar sin deslustrarlo. Debía manifestarse ante esta catástrofe humanitaria intencional evidenciada en todos los medios.

En su solicitud ante la CIJ México señala que como signatario de la convención contra el genocidio tiene el interés de que esta se cumpla como un deber de todos los países hacia el conjunto de la comunidad internacional. Por ello México pide intervenir para aportar su interpretación de los principios del derecho internacional.

Importa mencionar como antecedentes que la CIJ ha emitido órdenes a Israel para evitar actos de genocidio en tres ocasiones: en enero; en marzo 28 cuando ordenó la prestación sin trabas, a gran escala de servicios básicos y ayuda humanitaria y, el 24 de mayo para detener de inmediato la ofensiva militar en Rafah. Todas estas órdenes obligan a Israel a suspender de inmediato los ataques y todas las instrucciones han sido ignoradas.

Tras el último mandato Israel redobló su ataque a Rafah y provocó el desplazamiento de un millón de personas hacia campos de refugiados “seguros”, a la intemperie, sin servicios básicos, que posteriormente bombardeó. Netanyahu declaró que fue un trágico error que sumado a otros errores similares más bien parecen elementos de una cínica acción sistemática. La crueldad es tal que Israel impide la entrada de instrumental quirúrgico y anestesia y las amputaciones necesarias para sobrevivientes, niños y adultos, se hacen, cuando se pueden hacer, en condiciones de sufrimiento extremo.

La posición de México se suma a una gran ola de creciente repudio internacional, incluso dentro de Estados Unidos, aunque hasta el momento sin mayores efectos prácticos.

En la interpretación presentada por México, un denso documento jurídico en inglés, con citas en latín, destacan las siguientes posiciones:

  • La ley internacional sobre el genocidio es para prevenirlo y no es necesario probar la efectiva realización del genocidio para establecer tal crimen. Un estado puede ser responsable de conspiración, incitación directa y pública, intento y complicidad para cometer genocidio, incluso si el genocidio no se ejecuta.
  • El genocidio puede perpetrarse en conflictos armados; la permisividad en el uso de la fuerza puede ser utilizada para intentar justificar atrocidades. Sin embargo, no es aceptable que la guerra enmascare los actos de genocidio que la acompañen.
  • Dado que para establecer el delito de genocidio debe probarse tanto la intención de cometerlo como las acciones conducentes al mismo México señala que provocar una hambruna deliberada al obstaculizar la distribución de alimentos, agua y medios indispensables para la vida, hace evidente tanto la intención de genocidio como su ejecución en marcha.
  • La Convención sobre el Genocidio no solo prohíbe el asesinato masivo. Incluye otras conductas como la “limpieza cultural”, es decir la destrucción de elementos asociados a la cultura de un grupo, tales como mezquitas, iglesias, monumentos históricos, universidades y escuelas, entre otros. Estas son también acciones de genocidio.

Los elementos anteriores surgen de la interpretación jurídica y parecen aportaciones pertinentes; fijan la posición de México ante otras posibles visiones. En un nivel superior hacen clara la posición del país ante una guerra que más que guerra parece lo que la Corte Penal Internacional, diferente a la CIJ y enfocada en acusaciones contra individuos, llamó exterminio.

Pero lo evidente no debiera distraernos del mensaje implícito, pero de gran potencia que ha lanzado México: ratifica que condenar y evitar el genocidio constituye una obligación de los estados hacia la comunidad internacional en su conjunto y los principios de la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio conciernen y obligan a todos los estados incluso en ausencia de una obligación convenida.

México se alinea al sistema jurídico apegado a las convenciones internacionales y en concreto a las formuladas por la Organización de las Naciones Unidas. Un sistema en el que todos los países tienen iguales derechos, obligaciones y responsabilidades. Con lo cual implícitamente se separa del derecho internacional “hechizo” y palaciego de unos cuantos que, aplicado de manera sesgada contra “los malos” ha provocado innumerables agresiones y guerras que han costado millones de vidas.

Algo que también debe subrayarse es que esta intervención de México es ortodoxa, conforme al derecho internacional y, al mismo tiempo evita toda estridencia. El mensaje contundente se contiene en el documento formal presentado a la CIJ y no en declaraciones personales.

El presidente López Obrador rechazó llamar genocidio a las acciones de Israel en Gaza. Una posición coherente; si México se suma a la acusación contra Israel por genocidio lo que tiene que hacer es esperar el veredicto de la Corte Internacional de Justicia y no adelantarse a su dictamen.

Lo que es innegable es que si la Corte finalmente condena a Israel por el delito de genocidio su decisión implicará la responsabilidad de todos los países del mundo de evitar ser cómplices directa o indirectamente del mismo. A ello se obliga México y al mismo tiempo sostiene que eso obligará a todos los demás; incluidos los que hoy en día le prestan a Israel apoyo militar y económico.
 

Jorge Faljo

@JorgeFaljo