Esta semana tres noticias conmocionaron a Israel y sus aliados, y a Palestina y el resto del mundo: la solicitud a la Corte Penal Internacional de órdenes de aprehensión de líderes de Israel y Hamas; nuevas órdenes de la Corte Internacional de Justicia a Israel y nuevos reconocimientos de Palestina como estado nacional.
Son para Israel derrotas políticas significativas que cimbran su posición en el mundo. Sin olvidar la disonancia entre su enorme poderío militar frente a la población palestina y, en sentido contrario su creciente aislamiento internacional que apunta a convertirlo en un estado paria, como en su momento lo fue la Sudáfrica del apartheid. Israel se metió en una trampa sin salida; pese a su capacidad de destrucción sobre Gaza y su población no logra cumplir con sus objetivos explícitos y no cuenta con un plan alternativo. La situación es tal que a pesar de su sangrienta victoria en Gaza está siendo derrotado ante la justicia internacional y la opinión pública global.
Al inicio de la semana pasada el fiscal jefe Karim Khan del organismo, solicitó a los jueces de la Corte Penal Internacional -CPI-, cinco órdenes de arresto; tres contra los tres lideres más destacados de Hamas por el ataque a militares y civiles israelitas el 7 de octubre 2023 y otras dos órdenes de aprehensión en contra del primer ministro israelí y el ministro de defensa de Israel, Benjamín Netanyahu y Yoav Gallant. La CPI investiga y juzga acusaciones contra individuos.
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La mera solicitud de órdenes de arresto contra aliados de occidente, es decir Estados Unidos, es un hecho sin precedente en la historia de la corte. Se daba por entendido que su función se limitaba a perseguir y juzgar lideres africanos y matones como Vladimir Putin. Un prestigiado jurista británico, Karim Khan, llegó a ese puesto con el apoyo de Israel, Estados Unidos y Reino Unido. Parecía el sujeto ideal para no traspasar los limites implícitos establecidos por occidente.
Una de las primeras decisiones de Khan fue suspender posibles crímenes de guerra norteamericanos y de la CIA en Afganistán. Importa recordar que en 2002 el congreso norteamericano emitió el acta – ley de protección del personal militar norteamericano contra acusaciones internacionales. Esta es conocida como el acta de invasión de La Haya que específicamente autorizaba al gobierno norteamericano a rescatar por medios militares a cualquier norteamericano sometido a juicio en esa ciudad holandesa, sede de la CPI.
Es un antecedente refrendado por al menos 12 senadores norteamericanos el pasado 5 de mayo en una carta en la que explícitamente amenazan a la CPI, a los empleados de la corte y a sus asociados y familiares: “ataca a Israel y nosotros te atacaremos”.
El 14 de mayo el senador Lindsay Graham declaró que Estados Unidos hizo bien en emplear bombas atómicas en la segunda guerra mundial y señaló que Israel debe también hacer todo lo necesario para sobrevivir como estado judío. Ante una posible orden de arresto de los líderes israelitas Graham declaró que si eso ocurría seguirían otras contra lideres políticos norteamericanos. Algunas gentes del público aplaudieron tal posibilidad y fueron expulsados de la sala. Prácticamente todas las presentaciones en público de los políticos norteamericanos que apoyan a Israel provocan mayores o menores manifestaciones de repudio.
Fue muy cuidadoso el sustento legal de la petición de órdenes de arresto. Karim Khan convocó a un grupo de seis prestigiados juristas independientes especializados en crímenes de guerra que de manera unánime apoyaron su petición.
Las acusaciones contra los lideres de Hamas son básicamente el ataque, secuestro y tortura de civiles y militares el 7 de octubre. Las acusaciones contra los líderes israelitas son necesariamente más fuertes: provocar la hambruna de la población de Gaza como arma de guerra para provocar la muerte; impedir el acceso y destruir bienes necesarios para la supervivencia de la población; ataques intencionales contra la población civil y exterminio. Este último término substituye al de genocidio para no incurrir en el terreno de lo que investiga otra corte penal, de incluso más alto nivel.
Este 24 de mayo la Corte Internacional de Justicia CIJ, el máximo organismo de justicia para los conflictos entre países, revisó la evolución reciente de la situación en Gaza y considera que es desastrosa y ha empeorado. Citando organismos de las Naciones Unidas señaló que Israel ha forzado la evacuación de 800 mil personas de la ciudad de Rapha hacia un campamento ubicado en un terreno arenoso, sin abastecimiento de agua ni alcantarillado, sin instalaciones ni caminos y sin las mínimas condiciones para para proveer asistencia humanitaria de emergencia de manera segura y digna.
Por lo anterior la Corte ordenó a Israel detener de inmediato su ofensiva militar en Rapha; mantener abierto el cruce internacional para el aprovisionamiento sin obstáculos de asistencia humanitaria básica; dar seguridad y no impedir la entrada a la franja de Gaza de cualquier comisión de investigación enviada por las Naciones Unidas y entregarle a la CIJ un informe de las medidas tomadas por Israel en cumplimiento de lo ordenado dentro de un mes.
Tanto las decisiones de la Corte Penal Internacional como de la Corte de Justicia Internacional tendrán poco efecto en las decisiones inmediatas que tome Israel en Gaza. Las ordenes de aprensión impedirían la entrada de los líderes israelitas y de Hamas a 124 países signatarios. Israel reaccionó con gran indignación ante la declaración de un vocero del gobierno alemán de que si se emite una orden de arresto contra Netanyahu cumpliría con su obligación legal de deportarlo para ser enjuiciado; es decir en caso de que se encuentre en el país.
Hay que recordar que Putin no pudo acudir a una cumbre internacional en Sudáfrica debido a la orden de arresto que tiene en su contra.
Finalmente, no parece casualidad que en este momento España, Irlanda y Noruega hayan decidido sumarse a los otros 140 países que reconocen al estado palestino. Sostienen que solo por la vía de este reconocimiento podrá llegarse a la paz por la vía de la coexistencia de dos estados, Israel y Palestina, con iguales derechos ante la comunidad internacional. Solo que Israel se opone y es secundado por su potente aliado, los Estados Unidos. Ambos se están quedando cada vez más solos.
Israel se ha metido en una trampa que solo parece tener cuatro posibles salidas, todas inviables. Una, la limpieza étnica de la franja de Gaza para repoblarla con colonos judíos. Segunda, mantener el apartheid con una violencia interminable y crecientes costos económicos que pueden hacer inviable al país. Tercera, la coexistencia de dos estados, Israel y Palestina, que obligaría al retiro de los colonos judíos de las zonas palestinas y a la que se opone el gobierno y la población de Israel. Cuarta, el ideal utópico, la reconfiguración de un solo estado democrático en el que convivan judíos y palestinos. Una reconciliación que no puede surgir del odio mutuo encarnizado.
Por lo pronto, ya le pusieron cascabel a líderes de ambos lados del conflicto.