MATERNIDAD EN MÉXICO

La maternidad que merecemos

A un año de reflexionar sobre las expectativas y desafíos de la maternidad, persisten las carencias y luchas por garantizar derechos fundamentales para las mujeres en México. | Graciela Rock Mora

Escrito en OPINIÓN el

Hace un año, en este mismo espacio, escribí el texto La madre que quise ser, una reflexión sobre el deseo y las expectativas sobre nuestras maternidades; y sobre la exigencia de ser madres impecables en medio del horror de la violencia y de un sistema sin redes ni mecanismos que permitan crianzas sanas, felices y seguras. 

Un año después, llego más en paz conmigo, pero más rabiosa con el Estado. No nos hemos cansado de decir que la maternidad debe ser elegida y deseada, sin embargo, en México únicamente 13 de las 32 entidades han atendido la resolución de la Suprema Corte respecto a eliminar la penalización del aborto y las candidatas y candidatos a puestos de elección popular son incapaces a siquiera pronunciar la palabra aborto en sus campañas y debates. 

Cada año, miles de niñas, adolescentes y mujeres son forzadas a continuar con embarazos no deseados, de acuerdo con el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) alrededor de 11 mil niñas se convierten en madres, producto de violencia sexual, y según los datos de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), cada año nacen en promedio 70.9 bebés por cada mil adolescentes de entre 15 y 19 años. 

El acceso al aborto libre y seguro requiere no únicamente la despenalización de éste, también los recursos y acompañamiento, así como centros con capacitación para que el personal médico aplique correctamente el Lineamiento Técnico para la Atención del Aborto Seguro y las instituciones con capacidades para ello.    

Pero pensemos que nuestro embarazo es deseado: si somos estudiantes, el 24.6% abandonará sus estudios; somos más susceptibles de perder nuestro empleo, ya sea por renuncia o despido – México aún tiene pendiente de adoptar el Convenio 156 de la Organización Internacional del Trabajo en materia de igualdad de género, y a penas en 2021 la SCJN determinó ilegal despedir a una mujer por estar embarazada–. 

Además, una de cada tres mujeres ha sufrido algún tipo de violencia obstétrica durante su embarazo o parto por parte del personal médico sin que pueda hacer nada al respecto, ya que a pesar de que desde marzo de 2022 hasta abril de 2024 se han presentado 14 iniciativas legislativas que buscan erradicar la violencia obstétrica, éstas se quedaron en la congeladora, al menos durante el gobierno actual. 

Una vez seamos madres, de acuerdo a datos de la CEPAL, nuestra salud mental se verá seriamente afectada y nuestra calidad de vida disminuirá debido a la carga extensa de cuidados sin ningún apoyo social ni estatal. Las tareas de cuidado, si fueran remuneradas, aportarían el 24.3% del PIB nacional (por encima de la industria manufacturera y la comercial). Adicional a las horas de trabajos en el hogar, dedicaríamos en promedio, de dos a tres horas extras al día de “chofer,” trasladando a las criaturas, ya que en México únicamente el 3.61% de las niñas y niños menores de cinco años viven en las llamadas “ciudades de 15 minutos”. 

Cuando lleguemos a nuestro destino, y a pesar de que en México está prohibido discriminar a madres lactantes, es posible que nos expulsen, mediante la fuerza, de espacios públicos por estar amamantando a nuestros bebés, como sucedió hace poco en una Expo en Guadalajara. 

Si sobrevivimos los cuidados en ciudades que no consideran ni a las mujeres que cuidan ni a las infancias en su planeación, con Estados que abandonan a las madres a la suerte o a “los abuelos”, sin redes de cuidado, con sistemas de salud desmantelados, si sobrevivimos todo eso, puede ser que nos termine matando el dolor, el crimen organizado y la indolencia del Estado cuando estemos buscando a nuestros hijos e hijas desaparecidas en este país-fosa. 

Queremos maternidades deseadas y gozosas, con acceso a servicios de salud y un sistema nacional de cuidados. Queremos también maternidades donde no tengamos que enterrar a nuestros hijos por falta de medicamentos y camas en los hospitales públicos, ni a nuestras hijas porque las fiscalías no hicieron su trabajo; queremos maternidades donde no tengamos que remover la tierra buscando a nuestros desaparecidos. 

Cuando tengamos esas maternidades, entonces sí, feliz día.   

 

Graciela Rock Mora

@gracielarockm