“Filtran foto de Miguel ‘N’". *La confesión de Miguel “N”, el feminicida serial'”[...] cómo nació su odio hacia las mujeres”“. "Nuevos nombres de mujeres, posibles víctimas”
En la última semana, decenas de titulares en los medios de comunicación han dado cátedra sobre revictimización, glamurización de la violencia, misoginia y una franca falta de ética periodística.
La detención de Miguel “N”, tras el feminicidio de una menor de edad, y el hallazgo de pruebas que señalan a que ha cometido otros feminicidios, ha desatado una vorágine de “notas rojas” en las que se describe detalladamente las violencias que habría ejercido contra sus víctimas. Se han filtrado fotos y videos donde él habla sobre ellas; supuestos “periodistas”, sicarios del click, han filtrado nombres y fotografías de posibles víctimas, supuestos extractos de un diario personal del asesino, elucubraciones sobre las motivaciones y violencias, justificando y amplificándolas, sin un ápice de respeto hacia las víctimas o sus familias.
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Hemos visto en portadas de medios de tiraje nacional y redes sociales “verificadas” y de “periodismo”, pseudoanálisis de publicaciones en redes sociales del detenido, enlazándolas con desapariciones de otras mujeres, como si fuera un juego; haciendo un espectáculo del horror y el dolor.
Era un señor normal, nos dicen, que hasta antes de “destaparse sus fechorías” tenía “éxito profesional y una vida social activa”. Ríos –digitales– de tinta están corriendo para que sepamos que era un tipo “raro pero simpático”, que sepamos sus intereses, sus gustos, y que sepamos muy bien su modus operandi, una exhibición detallada de la violencia ejercida hacia los cuerpos de esas mujeres. Un gran escenario mediático donde el entretenimiento es la fascinación por los hombres “normales” que cometen crímenes horribles y en el fondo, de telón, casi adornándolo, mujeres violentadas.
La violencia contra las mujeres y los feminicidios no son un espectáculo; una esperaría que no fuera necesario aclararlo, pero aquí estamos. Los medios de comunicación tienen responsabilidad en la manera que informan sobre las violencias; también supondría que eso ya lo entendimos, pero de nuevo, aquí estamos: en un país donde no sólo a las mujeres nos matan a razón de 10 cada día, sino donde los reporteros, editores, periodistas y medios, calculan que valen más sus clicks que nuestro derecho a vidas libres de violencias, que el derecho de las familias al respeto de su dolor y privacidad, que cualquier indicio de perspectiva de género o de derechos humanos en su labor informativa.
El espectáculo, además, invisibiliza lo sistémico; no son veinte mujeres asesinadas, son cientos. Solamente en la Ciudad de México, en los últimos cinco años, se han registrado 377 feminicidios, de acuerdo al Atlas de Feminicidios de la Fiscalía General de Justicia (FGJ); cifra que no considera los casos de mujeres desaparecidas a las que ninguna autoridad está buscando. Además, en México, cada cinco días hay un feminicidio infantil, sumando 751 desde 2015.
Qué tan mal lo están haciendo los medios, que fue la propia fiscalía capitalina quien tuvo que recordarles que los avances de la investigación se deben informar primero a las familias de las víctimas y después a la ciudadanía general –incluidos los medios–.
En las próximas semanas seguiremos recibiendo mucha información sobre la investigación contra Miguel “N”, también sobre si los medios de comunicación y periodistas en México verdaderamente entienden y les interesa realizar coberturas comprometidas con los derechos humanos y contra la violencia de género. O si únicamente les interesa en marzo, para también, ganarse unos cuantos clicks.