Quien se sabe profundo, se esfuerza por ser claro;
quien desea parecer profundo, se esfuerza por ser oscuro
Nietzsche
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El lenguaje es un elemento esencial en la construcción de las relaciones humanas: facilita la comunicación, el entendimiento y la construcción de una identidad colectiva. Su papel ha sido protagónico en la evolución y la historia de la humanidad y en su desarrollo como comunidad.
En el contexto de las sociedades democráticas, el lenguaje adquiere una relevancia aún mayor, pues se convierte en un instrumento indispensable para la participación ciudadana, el ejercicio pleno de los derechos y la transparencia de la gestión pública. Por ello, su claridad es un elemento fundamental para garantizar el acceso equitativo a la información y a los servicios públicos por parte de toda la ciudadanía. Un lenguaje sencillo, comprensible y accesible permite a las personas conocer sus derechos, obligaciones y las acciones que se llevan a cabo desde el gobierno, promoviendo así una mayor participación ciudadana y una rendición de cuentas más efectiva.
En ese sentido, los esfuerzos por implementar estrategias de lenguaje claro en la administración pública se traducen en acciones transparentes, eficientes y equitativas en la gestión gubernamental. Al utilizar un lenguaje sencillo y directo, las entidades públicas facilitan la comprensión de trámites, procesos y normativas, lo que a su vez contribuye a reducir brechas de desigualdad y a fortalecer la confianza ciudadana en las instituciones.
Sobre este importante tema tuve la oportunidad de profundizar en la primera Convención de la Red Panhispánica de Lenguaje Claro de la Real Academia Española, celebrada los días 20 y 21 de mayo del presente año en Madrid.
Durante la sesión 1.3, de la primera jornada, destaqué que, si bien el lenguaje es la base de la comunicación y el entendimiento, su aplicación en el ámbito de la administración pública presenta un desafío significativo. Adaptar el lenguaje técnico y complejo de la gestión gubernamental a un lenguaje sencillo y accesible para toda la ciudadanía requiere de un esfuerzo sostenido y de la implementación de estrategias adecuadas.
Estoy convencida de que la claridad del lenguaje es un elemento clave para superar las brechas de desigualdad y fortalecer la legitimidad de las instituciones democráticas. Un gobierno que comunica sus acciones y decisiones de manera clara y transparente genera confianza en la ciudadanía y fomenta una mayor participación en los procesos públicos.
Es imperativo que el lenguaje claro se convierta en un tema central dentro de la agenda de la administración pública. Solo así podremos construir democracias más participativas, justas e inclusivas, donde todas las personas tengan acceso a la información y los servicios públicos que necesitan para ejercer plenamente sus derechos y contribuir al desarrollo social.
A todas y todos los actores involucrados en la construcción de una sociedad democrática, les invito a sumarse a este esfuerzo por un lenguaje claro y accesible. Juntos podemos lograr que la comunicación gubernamental sea un puente que nos una y nos fortalezca como sociedad, pues como se remarcó en este encuentro: lo que antes se consideraba como una cortesía, hoy es un derecho de la ciudadanía.
Las actividades de la Convención de la Red Panhispánica de Lenguaje Claro están disponibles para consulta en el canal de Youtube de la Real Academia Española.