El Zócalo, el pasado domingo 19 de mayo, se transformó en algo más que una plaza: se convirtió en el punto de encuentro de miles de personas que, a pesar de los obstáculos físicos y las estrategias para disuadirnos, nos unimos por convicción. No estábamos ahí por casualidad; nuestra presencia fue una respuesta directa a los intentos del gobierno de destruir los principios democráticos que tanto nos ha costado construir en México.
Generaciones de mexicanos hemos dedicado décadas a trabajar por una democracia más sólida, enfrentando desafíos que han puesto a prueba nuestra resiliencia y compromiso. La concentración del domingo fue un reflejo de esa lucha prolongada, un recordatorio de que los derechos y libertades que disfrutamos hoy son el resultado de incansables esfuerzos y sacrificios.
La Marea Rosa ha evolucionado para convertirse en un estandarte de la democracia. Este acto de unidad trascendió las diferencias partidistas o ideológicas, convirtiéndose en una poderosa expresión de la voluntad popular. Nos reunimos libremente, sin presiones ni acarreos, con un propósito claro: Defender la República.
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La fortaleza de la democracia radica en la participación activa y consciente de los ciudadanos, en el diálogo y en el compromiso con el bien común. Los intentos de minimizar, ocultar o deslegitimar las voces disidentes no hacen más que recordarnos la importancia de permanecer activos en su defensa.
En su discurso, Xóchitl Gálvez llamó a todos los presentes a salvar a México mediante el voto. Señaló que estamos en un momento crucial para asegurar que nuestras instituciones democráticas sigan siendo independientes y fuertes. Su mensaje fue directo y poderoso: la única manera de contrarrestar el autoritarismo es participando masivamente en las urnas el próximo 2 de junio.
Santiago Taboada también se dirigió a las y los mexicanos con un mensaje lleno de determinación y esperanza. Subrayó que la defensa de nuestra democracia no se limita a una jornada electoral, ya que es un esfuerzo constante. Nos recordó que mantenernos unidos y vigilantes es esencial para proteger los principios democráticos que tanto valoramos. Llamó a la ciudadanía a no dejarse intimidar y a participar activamente, resaltando que cada uno de nosotros tiene el poder y la responsabilidad de influir en el futuro de nuestro país.
La concentración en el Zócalo no es el fin de nuestra tarea, es un recordatorio de que debemos seguir luchando, seguir participando y, sobre todo, seguir creyendo en la capacidad de cambio que tenemos como ciudadanos. La marcha nos recordó que la democracia se vive cada día, con cada decisión que tomamos, con cada acción que emprendemos para asegurar que México siga siendo un país donde la libertad y la justicia no son solo ideales, sino realidades.
El próximo 2 de junio, tenemos una cita con la historia. Llenemos las casillas de votos, defendamos nuestra democracia y demostremos al mundo que México no se rinde. Cada voto cuenta, cada voz es crucial. La lucha por un México libre y democrático está en nuestras manos, y juntos podemos lograrlo.