Las elecciones de 2024 son un ejercicio en el que se juegan alrededor de 20,000 cargos públicos y aunque evidentemente la campaña presidencial es la campaña paraguas y la más visible, no es la única.
Existen fenómenos, como pasó con Fox y con López Obrador, en donde el carisma y liderazgo de una persona “sube” a todo el partido en el proceso electoral y ganan espacios que no se esperaban (y no debían) ganar, pero también pasa lo contrario, hay elecciones en donde la campaña del partido es más importante que la campaña paraguas y es gracias a la fuerza que se genera de abajo para arriba que se puede alcanzar un resultado positivo. Este es el caso por ejemplo de Felipe Calderón, en el que el PAN iba solo en la elección y fue para el Congreso y en las elecciones locales donde tuvo más votos el partido que la campaña “paraguas” que encabezaba Calderón. Muchos pueden ver como algo negativo esto o incluso como algo ofensivo hacia Calderón (a fin de cuentas, estoy asegurando aquí que en 2006 el PAN ganó a pesar de Calderón) pero así fue y en realidad es algo positivo, fue la primera elección del México moderno en donde una institución superó a un caudillo.
La semana pasada hablé de por qué no se puede confiar en las encuestas que tanto presumen en la campaña de Claudia Sheinbaum y cómo esas encuestadoras han tenido errores de hasta más de 47% en elecciones anteriores, hoy voy a hablar de las señales que indican cómo el voto “institucional” hacia Morena no le va a bastar a Claudia y cómo puede ganar Xóchitl gracias a la base partidista que hoy le aporta cerca del 40% de las preferencias electorales totales. Algunos comentarios:
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En la columna de María Amparo Casar (gran amiga a quien he expresado mi respaldo público ante los ataques ilegales del presidente López Obrador) del 14 de abril[1], se documenta: “en las elecciones intermedias de 2021 en donde no había un candidato presidencial que “jalara” la votación de diputados federales hacia los diferentes partidos, la coalición Va por México (PAN-PRI-PRD) obtuvo un total de 19.5 millones de votos o 39.6% de la votación” ponderándolo a una elección presidencial el cálculo se va a alrededor del 45%. La primera señal clara es que la base de los partidos es real.
La Ciudad de México, que históricamente había sido un bastión del grupo actual de Morena en el poder (y lo digo así porque son los mismos que antes estaban en el PRD) ya es muy claro que va a ganar Santiago Taboada. Se vio en los debates, se ve en las calles, se refleja en las encuestas y también se ve en la forma en que Morena lo ataca. Perdiendo la CDMX Morena pierde su tabla de flotación y la va a perder. Segunda señal.
Veracruz que es uno de los padrones más grandes del país y que actualmente tiene uno de los peores gobernadores del que se tenga registro en la historia (y miren que hay casos, pero Cuitláhuac es realmente una vergüenza de gobernador) lo va a ganar la oposición con Pepe Yunes. Rocío Nahle que se veía gobernadora está en caída libre desde que inició la elección y partiendo de que ni siquiera es Veracruzana y se ha capitalizado muy bien eso, y llegando a que le han demostrado propiedades y corruptelas al por mayor no hay duda. Tercera señal.
Jalisco que es otro de los grandes padrones en juego lo va a ganar la oposición. En este caso es el proyecto de MC que irónicamente se ha declarado abiertamente a favor de Xóchitl. Cuarta señal.
Puebla que inició con ventaja Morena también ya se les complicó, y a partir de buenos resultados desde la alcaldía Lalo Rivera, candidato de la oposición ha crecido cada semana; hoy estamos en empate técnico, pero a este paso la próxima semana ya estará arriba el PAN. Morelos que se veía sin competencia Morena y también tiene un gobernador impresentable ya se les complicó y va a ganar la alianza opositora. Quinta señal.
Guanajuato y Yucatán, dos estados gobernados por el PAN se mantendrán gobernados por el PAN con diferencias de dos dígitos. Si quiere mayor referencia pueden ver que en los debates, que uno fue la semana pasada y otro el domingo pasado, tanto Renan Barrera como Libia Dennise le han puesto una revolcada tremenda a los otros candidatos. Sexta señal.
Tabasco y Chiapas que son dos estados en donde Morena esperaba ganar en un día de campo se les están complicando. No al grado como para perder la gubernatura, pero no habrá grandes cantidades de votos de diferencia para suplir las otras pérdidas. Séptima señal.
El presidente de la República, siempre tan dicharachero y bromista en sus conferencias mañaneras se ha salido de sus casillas al menos tres veces en días pasados: se volcó contra Cecilia Flores, madre buscadora, sin motivo aparente, se fue contra María Amparo Casar injusta e ilegalmente y además intenta denigrar y poner en duda la probidad del obispo Salvador Rangel, famoso por buscar lograr la paz en Guerrero. El presidente se ve enojado y cada vez más violento. Octava señal.
Claudia Sheinbaum por su lado tampoco es una buena candidata. Han intentado todo para posicionarla, desde la silueta y la campaña de expectativa y hasta repetir (textualmente) bromas de AMLO, pero no pega. Nadie puede decir un “me canso ganso” o una frase memorable de Claudia. Nadie tiene una razón más allá de ser la continuidad de AMLO para votar por ella y nos quieren hacer creer con datos falsos que va a sacar más votos que AMLO… eso no va a pasar. Novena señal.
El domingo que entra será la concentración ciudadana y se verá la fuerza de Xóchitl. Esta será la décima señal.
La elección está competida y cerrando a partes iguales. Será definida por la participación y a pesar de tantos datos y mentiras se puede saber qué pasará: 1) no habrá gran diferencia entre la ganadora y la perdedora, y eso dará un Congreso parejo. 2) si hay buena participación ganará Xóchitl por +/- 5%, 3) si hay baja participación ganará Sheinbaum por +/- 5%, y 4) Máynez podría alcanzar un 5% en un buen escenario para él. No hay más.
[1] https://www.excelsior.com.mx/opinion/maria-amparo-casar/deslinde-partidario/1646964