Este pasado domingo siete de abril se llevó a cabo el primer debate entre las candidatas y el candidato a la presidencia de la República. Mucho se ha dicho y escrito sobre la importancia que debería tener este ejercicio democrático y político, para que los candidatos confronten ideas, proyectos y propuestas de cara a la ciudadanía, sin embargo, una vez más el ejercicio dejó mucho que desear.
El encontronazo entre Claudia Sheinbaum, Xóchitl Gálvez y Jorge Álvarez Máynez reveló, una vez más, que el debate entre políticos en nuestro país tiene como pilares fundamentales la descalificación, la incongruencia y la mentira.
Para no pecar de purista en materia de debates, debo decir que, más allá de lo pobre que fue el ejercicio, me sorprendió lo mal preparada que estaba la candidata de la hoy llamada oposición, Xóchitl Gálvez. Su mal manejo del debate solo es una prueba más de lo mal organizada que está su campaña, lo errático que es su equipo y el limitado perfil que tiene como candidata presidencial.
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Xóchitl y su equipo no entendieron la oportunidad que significaba el primer debate de la contienda, hubo errores y omisiones importantísimos, falta de estrategia, tacto y un mensaje poderoso por posicionar.
Los debates no son los foros a modo que le organizan a la candidata de la oposición, que buscan con recursos “creativos”, guapachosos o de lágrima fácil, tener impacto en la audiencia y cosechar aplausos.
Llegar en bicicleta, llevar víctimas e infructuosamente intentar colocar “la dama de hielo” como el epígrafe del primer debate, fueron, a todas luces, malas decisiones de la candidata y su equipo.
Durante el debate hubo golpes certeros, no muchos, fueron más los tropiezos los que hicieron del evento un espectáculo vergonzoso, Xóchitl Gálvez fue presa de los nervios, la inexperiencia y la mala preparación, verdaderamente daban ganas de gritar a quienes estaban en su esquina que por favor tiraran la toalla.
Para la alianza opositora el debate trajo más amargura que otra cosa, fue un baño helado de realidad política y electoral del que deben recuperarse lo más pronto posible, pues los días siguen pasando y su campaña no logra el impacto que desean y necesitan.
Para el ciudadano solo queda el desencanto de saber que aún faltan dos debates más, en los que muy seguramente veremos el mismo terrible espectáculo, una lucha desigual entre contendientes que intentan hacer en redes sociales lo que no logran en la discusión pública de cara a la ciudadanía.
Urge que Xóchitl y la oposición hagan un replanteamiento estratégico que les permita ser una oferta política competitiva en la escena electoral, de lo contrario es mejor tirar la toalla y claudicar.