PRESENCIA DE LA POLICÍA EN EU

Apapachos o balazos en inglés

El debate político en EU se centra entre quienes acusan a algunas autoridades de dar apapachos de más a los acusados en algún delito, y aquellos que reprochan los balazos excesivos a los sospechosos. | Johannes Jácome

Escrito en OPINIÓN el

Cada época electoral en Estados Unidos necesariamente verá una discusión sobre la economía, las drogas, la migración y cualquier tema de moda en el país.

Con una intención política y no necesariamente precisa, hay personajes que juntan el tema de la migración con problemas como el de la delincuencia, la seguridad pública, leyes estatales sobre la propiedad y criterios de las autoridades para aplicar la ley.

También hay ocasiones en las que algunos migrantes se hacen el flaco favor de relacionar su presencia en Estados Unidos con la delincuencia. En lugares como Nueva York, ha causado mucha inconformidad los incidentes en los que algunas personas de origen migrante, y de reciente llegada, han cometido delitos de todo tipo. Se necesita decir que  casi nunca son mexicanos los involucrados.

Tampoco ha ayudado que “influencersmigrantes presuman que están viviendo gratis en Estados Unidos, o que algunos, como Leonel Moreno, hagan videos convocando a otros migrantes a identificar casas que no estén habitadas para invadirlas y reclamarlas como suyas, intentando copiar una ola de invasiones a inmuebles por paracaidistas que no son migrantes. Esto, porque las leyes en el estado de Nueva York permiten que una casa “abandonada” pueda ser ocupada por alguien. Si el dueño regresa de sus vacaciones, de su trabajo fuera de la ciudad, o de donde haya estado, y ya hay gente dentro, la policía no puede sacar a los invasores si estos manifiestan, aunque no tengan evidencias, que ya llevan 30 días dentro. El dueño no puede exigir que los saquen excepto con una orden judicial que puede tomar miles de dólares y años. Los videos de dueños de casas siendo arrestados por la policía al discutir con invasores se han hecho virales.

Esto se ha relacionado, de manera intencional, con algunos criterios puestos en efecto por la Fiscalía de la Ciudad de Nueva York, en la que ha decidido no ejercer acción penal por delitos menores como posesión de drogas, resistencia al arresto o meterse en propiedad privada. Adicionalmente, en varios casos en los que sí se ha iniciado un proceso penal, se ha dejado en libertad a los acusados sin que tengan que depositar alguna fianza. Esto ha permitido que muchas personas vuelvan a cometer delitos. 

Siendo tiempos políticos, la discusión sobre lo que ocurre en Nueva York no se queda en ese lugar. Sobre el tema de los invasores de casas, el Sheriff del Condado de Santa Rosa, Bob Johnson, en el republicano estado de la Florida, dijo que “si alguien se mete a sus casas…preferimos que le disparen…si lo matan, se ahorra dinero de los contribuyentes…y la posibilidad de reincidencia es cero…”. Obviamente mandando un mensaje de crítica a los demócratas neoyorquinos. 

El debate sobre el nexo, real o no, entre migración e incremento criminalidad le ha puesto presión al alcalde de Nueva York quien ya se pronunció por modificar la calidad de “Ciudad Santuario” que esta ciudad actualmente tiene. Esta denominación, si bien no es estrictamente una figura legal, es una política oficializada por la ciudad y el estado de Nueva York, para no cooperar con la autoridad migratoria del gobierno federal. Esta falta de cooperación se lleva a cabo impidiendo que los empleados estatales y de la ciudad recopilen datos sobre el país de origen o calidad migratoria de los usuarios de sus servicios, incluyendo los arrestados por la policía. Las ciudades santuario han sido aliadas de los migrantes, indudablemente, pero, ante las circunstancias actuales, el alcalde neoyorquino ya consideró que, al menos en algunos casos, lo mejor es identificar a los extranjeros y cooperar para que los deporten.

Todo esto ocurriendo al mismo tiempo de las iniciativas legales en varios estados para facilitar la posesión y portación de armas, extender criterios para la legítima defensa y hasta crear delitos por la presencia de migrantes.

Estas discusiones cobran fuerza ante los varios casos que hemos visto de policías matando a alguien después de parar un carro por una infracción de tránsito o algún incidente menor, pero en los que la interacción entre oficiales y personas se deteriora rápidamente y acaban agarrándose a balazos. Hay personajes políticos y opiniones del público que favorecen a las policías en estas controversias, al tiempo de existir personajes y opiniones en contra. Un ejemplo de estos últimos son los movimientos para que se reduzca el presupuesto y la presencia de los departamentos de policía en las calles.

No necesariamente la percepción de la inseguridad, sus causas y sus remedios tienen elementos objetivos. Pero, definitivamente, parte del debate político se centra entre quienes acusan a algunas autoridades de dar apapachos de más a los acusados en algún delito, y aquellos que reprochen los balazos excesivos a los sospechosos. La sociedad mexicana tiene un debate similar. A ver en que termina cada uno.

Johannes Jácome

@jacome_cid