El domingo pasado fue el segundo debate de la contienda para Jefe de Gobierno de la Ciudad de México. Un debate intenso, ágil y muy bien planteado que contrasta con el formato del primer debate presidencial que dejó mucho que desear.
Casi todos los debates dejan duda de quién ganó porque el espectador es parte del debate y así como unos ven que alguno gana, otros ven exactamente lo contrario porque rara vez se hacen grandes diferencias, sin embargo, el debate de 1994 en el que Diego Fernández de Cevallos arrolló a sus dos contrincantes y el debate del domingo pasado en donde Santiago Taboada arrasó son el ejemplo de que sí existen los debates con ganadores claros. Algunos comentarios al respecto:
- Para empezar, el formato, la organización y la moderación fueron impecables. Después del debate presidencial que se quedó marcado por un formato rígido y absurdo, el del domingo pasado demuestra que sí se pueden hacer debates ágiles y en los que… valga la expresión… sí se debata.
- Chertorivski una vez más dejó claro que no tenía que ser candidato… el discurso de ser ajeno a los partidos tradicionales se desmantela cuando habla de su experiencia y el discurso de “vengo a proponer no atacar” se derrumba cuando empieza atacando y cada intervención la inicia atacando. Además, se quejó de la propaganda de los otros candidatos porque contamina y ensucia… seguro no ha visto su propaganda pegada con engrudo afuera de las estaciones de Metro… esa propaganda está prohibida desde hace años, igual que el uso de engrudo.
- Clara Brugada perdió y perdió como no había visto perder a alguien un debate en años. No sólo no logró concretar ataques, fue totalmente sacada de sus casillas al menos en tres momentos: 1) cuando Taboada sacó las botellas de agua sucia de cada alcaldía, 2) cuando le dijo que Claudia (Sheinbaum) no era su amiga y lo sabía, y 3) cuando le dijo que ni siquiera había ganado la encuesta de Morena para ser candidata. El asunto es que las afirmaciones con las que fue desbalanceada todas son ciertas… no se puede negar la mala calidad del agua, no hay manera de defender que Claudia y ella tienen buena relación después de ver lo que pasó en la Arena Ciudad de México, en el Estadio Azul y ese triste video grabado por Epigmenio Ibarra en donde se ven tan “amistosas”, y por el tercer ataque, es conocido que Harfuch ganó la encuesta de Morena pero como AMLO no lo quiere (por haber trabajado con García Luna) bajo el pretexto de paridad le dieron el espacio a Clara. Aquí el problema no es enojarse, todos se enojan en la dinámica de un debate, el problema es que te saquen a tal nivel de concentración que ya no puedas hablar bien y tengas que leer (y mal) todo. Desde la primera intervención (que fue la primera del debate) Brugada se puso como el proyecto que va abajo con ataques desesperados y sin mucha coherencia… inició poniéndose abajo y terminó mucho más debajo de lo que llegó.
- Por su parte, Santiago Taboada, se vio preparado y certero, no le desbalancearon los ataques que recibió de los dos contendientes y al ser temas sumamente sonados y recurrentes supo responder bien. El único error que cometió fue no ser más tajante con el ataque respecto a que pensaba privatizar el agua… eso simplemente no se puede y Clara intentó descontextualizar una nota para que pareciera que era su fin. Dentro de sus aciertos están que tuvo en la lona todo el tiempo a Brugada, que conectó el tema de las “utopías” de Brugada tanto a Bejarano como a una imagen de uno de dichos espacios que está obra negra, además de los logros que presumió desde su experiencia y las propuestas que no dejó de hacer todo el tiempo.
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El resultado fue muy evidente y más allá de filias y fobias creo que poder ver un debate en donde hubo un ganador contundente y se debatió de verdad es un gran logro en el proceso que vivimos ya que se demostró que se pueden hacer bien estos ejercicios.