En el debate sobre el pasado careo que sostuvieron los candidatos de los frentes y partidos que contenderán en las próximas elecciones, se ha centrado en el formato del debate, dicho sea de paso, acordado previamente por sus propios representantes en el INE y, casi no han abordado las telegráficas cuanto fugaces propuestas, hechas por las y el protagonista. Por ello me parece de interés dedicarles el siguiente comentario.
Primero. Aunque la metodología del debate ciertamente ayudó poco a que las y el candidato se concentraran en sus propuestas, porque debían también aprovechar su bolsa de tiempo para responder los ataques de sus contrincantes, las propuestas de las dos mujeres lucieron bastante conservadoras y aún diría con un sensible rezago respecto a las propuestas, los diagnósticos y las demandas, que se han ido decantando entre las activistas, expertas y académicas feministas mexicanas. Las propuestas se concentraron prácticamente en el problema de la violencia contra las mujeres, que si bien es un tema muy sentido y extensivo, por cuanto aproximadamente 50 millones de mujeres mayores de 15 años (77.1% según INEGI) han sido víctimas de alguna forma de violencia, reducir la política de igualdad a este tema es mantener una visión remedial, de contención, más que de promoción y reconocimiento de los derechos, oportunidades y , sobre todo aportes y empuje de las mujeres que sostienen económicamente a más del 38% de los hogares o, complementan el ingreso familiar en el 50% de los hogares. Lo que implica darles reconocimiento de víctimas y no de ciudadanas.
Pero aún en el campo de la violencia las propuestas de ambas candidatas se quedaron muy cortas. Porque acotar la lucha contra la violencia a la creación de fiscalías especializadas y a que “el agresor salga de casa”, es mantener la ficción de que la violencia interpersonal que se da en las relaciones de género es solo la violencia intrafamiliar. Cuando sabemos que la violencia basada en el género no solo es entre adultos y que se produce en muy diversos ámbitos: centros escolares, centros de trabajo, espacios públicos, instituciones de encierro, afectando a muchísimas mujeres.
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Algunas de las propuestas incluso acusan ignorancia y desconocimiento, por ejemplo, en el caso de Xóchilt Gálvez, que propuso: abogados para la defensa de mujeres” cuando desde la entrada del nuevo sistema de justicia penal acusatorio, en el marco de las reformas al art.20 Constitucional, ya existen abogados victimales en cuando menos 26 entidades del país. Otra muestra de la carencia de una propuesta seria, documentada y comprometida con las mujeres de parte de la candidata de Fuerza y Corazón por México, es la idea de poner en manos de la justicia cívica a las víctimas de los delitos menores en temas de violencia (sic) ignorando que el Código Penal Federal, están ya tipificados: las agresiones sexuales como el acoso, Grooming o ciberacoso sexual de menores; exhibicionismo y la provocación sexual; sexting. Y casi todas las entidades la legislación penal incluye el delito de violencia intrafamiliar e incluso en varias se penaliza el hostigamiento sexual. Es decir que las agresiones sexuales u, otros actos de violencia son ya objeto de sanción en el derecho penal, por lo que returnarlos a la Justicia Cívica es dar varios pasos atrás y retrotraer el conflicto de las mujeres con la violencia de género treinta o cuarenta años atrás.
Poco refieren ambas candidatas cuatro temas prioritarios en materia de violencia que han sido destacados por los organismos regionales e internacionales como asuntos de mayor prioridad de interés en materia de violencia contra las mujeres: el tema de la prevención al que se da en general muy poca atención y recursos, que en caso actual pasa por dos tipos de intervenciones:
- El registro y seguimiento puntual de casos de denuncia o solicitud de atención acogidos por los servicios especializados (salud, seguridad, procuración de justicia, apoyos esenciales) para integrar la atención e identificar casos graves y de emergencia preventiva, que requieren respuestas urgentes.
- La prevención situacional de violencia contra las mujeres a partir de integrar de manera efectiva la prevención de riesgos en entornos sociales con presencia de organizaciones criminales y, proliferación de armas.
En el tema de la atención y prevención están tres asuntos de gran incidencia en la vida, los derechos y la seguridad de las mujeres y las niñas, hoy en día: la violencia sexual, que ha subido en todos los delitos del tipo y en casi todas las entidades del país. La violencia simbólica, como ciberacoso, sexting, etc. Y quizá el tema más sensible: la violencia institucional, que es un factor que intensifica todas las formas de violencia por cuando revictimiza a las mujeres e instala el desaliento a la denuncia, pero también se convierte en garantía de impunidad para los agresores.
Un aspecto ampliamente rezagado, que por siglos ha sido invisibilizado, pero que sigue ahí, sin merecer la atención de las autoridades y que esperamos ahora que dos mujeres son las punteras contendientes al poder de la república sea atendido es la violencia contra las niñas, especialmente la violencia sexual y feminicida, que en el primer caso victimiza a cuando menos 20% de las niñas, y el feminicidio infantil -generalmente secuela de delitos sexuales- que afecta entre el 12 y 19% de las menores de edad. En la mayoría de los casos los agresores son familiares o vecinos, por lo que el tema implica retirar el sacrosanto velo de impunidad que se tiende sobre las familias y crean un sistema de detección de estos casos.
No quiero dejar de mencionar al candidato Máynez quién me sorprendió por su convicción feminista y de hecho fue mucho más entusiasta y actualizado en sus propuestas que las mujeres punteras. Los temas de cuidado merecen un espacio aparte, por lo que quedaran por ahora en el tintero.