¿Alguna vez hemos pensado en qué es lo que queremos leer, escuchar o ver cuando elegimos cierta temática? ¿Qué es lo que realmente queremos saber si escogemos algún texto, alguna película o algún podcast sobre diversidad sexual, sobre mujeres, sobre pueblos indígenas o sobre cualquier otro grupo en situación de vulnerabilidad o algún colectivo en específico? Hay varias opciones de respuesta. A lo mejor si deseamos sorprendernos con una nueva temática, queremos reforzar conocimientos previos, pero también cabe la posibilidad de reafirmar estereotipos y prejuicios que teníamos con respecto a la temática o algún grupo social en cuestión.
La línea de separación entre las posibles respuestas es muy frágil. Demasiado tenue y compleja porque de una opción a otra, los argumentos pueden parecer similares, y lo que los diferencia es el criterio propio o algún bagaje personal previo. Una mirada crítica es una de las herramientas mejor aplicables para estos casos. Una visión inquisidora, cuestionadora, reflexiva, creativa, detonante de nuevas ideas, cimentadora de noveles ideas sustentadas en múltiples factores, alejadas de las ideas comunes, impulsoras de modificaciones culturales sustanciales.
En medio de la temporada de premios cinematográficos, en la antesala de una de las galas más vistas alrededor del mundo, los Premios Óscar, se estrena uno de esos ejercicios creativos más cuestionadores de una realidad en distintos puntos del mundo, sino es que prácticamente en todas las regiones del orbe, la diferenciación de las personas por su color de piel. Este concepto, planteado por pensadores como el francés, Michel Foucault, como una categoría biopolítica de control de las poblaciones y de los cuerpos a partir de su diferenciación. La justificación de una imposición de ciertos modelos corporales y estéticos.
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El filme en cuestión es “Ficción estadounidense” (American Fiction, Prime 2024), de Cord Jefferson, periodista y escritor, quien ya se había dado a conocer por la escritura de algunos capítulos de series de televisión con un eje incluyente, ambientado en la sociedad estadounidense contemporánea, donde el debate con respecto al racismo se ha exacerbado a partir de varios acontecimientos violentos en contra de quienes han sido clasificados como afroamericanos.
El argumento principal de la película, galardonada como mejor película por la Academia de Ciencias y Artes, radica en la idea de Monk, un escritor y catedrático, con una gran sátira en su forma de vivir y de expresarse, de escribir un libro plagado de estereotipos raciales y de lugares comunes sobre las comunidades y las personas afroamericanas en Estados Unidos, a partir de la voz de un personaje ficticio totalmente estereotipado.
Por medio del humor se asoman una serie de cuestionamientos a las aparentes políticas de igualdad, a las medidas que han buscado reducir la histórica segregación racial, a la creación de ciertas acciones afirmativas, a las propias “buenas intenciones” de los sectores hegemónicos para reducir dichas desigualdades, entre muchos otros aspectos, en los que la búsqueda anhelada de la equidad y de la igualdad parecen estar más lejanas que cercanas.
A través de las vivencias y los cuestionamientos de Thelonius (Monk) se derriban muchos mitos relacionados con la construcción de un mundo igualitario, del cual, muchas veces, las propias personas sienten ser parte y pretenden abonar a lograr el objetivo final de un mundo con más oportunidades para todas las personas. Pero, en la búsqueda de la implementación de esa noción de garantía de desarrollo personal y colectivo, las utopías y las esperanzas pueden resquebrajarse o nunca concretarse.
“Ficción estadounidense” se suma a otros esfuerzos creativos como los de Spike Lee, en “El Infiltrado”, o el documental de “No soy tu Negro”, de Raoul Peck, para poner énfasis en las diferentes formas en que se ha estereotipado a las personas afrodescendientes y los daños sociales, culturales, económicos, entre otros, motivados por una supuesta “superioridad” racial, cuyas consecuencias han derivado en el trasiego de seres humanos, la esclavitud, los abusos de poder, el odio, entre muchas otras situaciones condenables.
Si bien la problemática ha sido abordada desde la visión estadounidense, las realidades en otros países no son muy distintas. Incluso, en algunos como el nuestro, la afrodescendencia ha sido negada por siglos, y apenas, se comienza a reconocer la desigualdad motivada por el color de la piel, y aún más, la existencia de un grupo social con más de cuatro siglos de permanencia en el país.