BOB MARLEY

Bob Marley eterno

A más de 40 años de su muerte, las ideas y los posicionamientos artístico político de Bob Marley continúan vigentes apelando a un cese a la violencia y a eliminar cualquier forma de racismo. | Leonardo Bastida

Escrito en OPINIÓN el

El ser que mira el amanecer, el salir del sol matutino detrás de las montañas, el no dejarse caer en la tristeza, el ser un “capturador” de aventuras, o más bien, alguien que aproveche sus experiencias en el mundo es lo que el cantautor jamaicano, Bob Marley, calificaría como un alma rebelde, una persona viva, en plena efervescencia en su entorno y con deseos de vivir, muy seguramente, como un contrapeso a lo que existe en el mundo. 

Él mismo lo era. Desde su infancia y su adolescencia, la primera en la campiña jamaicana, cerca de las montañas del país caribeño, la segunda en las periferias de la capital de la isla, Kingston, en el duro suburbio de Trench Town, de la zona oeste del epicentro de la política local. Allí donde conoció la música de la isla, la situación sociopolítica de la misma, los manejos de los líderes locales, las diferencias sociales derivadas de un colonialismo de siglos, los cuestionamientos a las relaciones interraciales, el rechazo al mestizaje, pero también mensajes de paz y esperanza.

En ese contexto, a comienzos de la década de los 60, lanzaría su primer canto, bajo el título de “No juzgar”, diciendo que “No me mires tan engreído. Y decir que me va mal. Quién eres tú para juzgarme. ¿Y la vida que vivo? Sé que no soy perfecto. Y eso no pretendo serlo. Entonces, antes de señalar con el dedo. Asegúrate de que tus manos estén limpias”.

Poco tiempo después, grabaría “Simmer Down”, pidiendo calma a una sociedad convulsa por luchas políticas y la violencia en las calles. El medio utilizado fue música sincopada creada explícitamente por músicos jamaicanos, quienes en variantes de jazz, encontraron su propia voz y la base de lo que posteriormente sería el ritmo por el que todo el mundo voltearía sus miradas y oídos a la isla en medio del mar Caribe.

La anterior fue una de las canciones más famosas de la época y la semilla de lo que provocaría la unión de Marley, con Bunny Wailer y Peter Tosh, quienes primero se llamarían “The Teenagers”, y después, “The Wailers”, uno de los primeros grupos en adoptar lo que se comenzaba a popularizar en esa misma década en la entidad insular bajo el nombre de reggae

Bajo los efectos de la creatividad, el grupo graba el primer álbum en un estudio “grande” y con proyección internacional. El producto fue “Catch a Fire”, donde hace un llamado a que no haya problemas en el mundo, sino a que haya amor, para protegernos y guiarnos. Una vez con la atención encima, sale su segundo álbum, nombrado “Burnin”, inmortalizado por hacer un llamado a la movilización social, a la lucha por los derechos humanos y la resistencia a través de la canción “Get up, stand up”.  

Con una postura política bastante clara, sus dos siguientes trabajos discográficos estuvieron centrados en el vínculo de Marley con el Rastafarismo, religión basada en la creencia del regreso de quienes fueron extraídos por la fuerza del continente africano al lugar de sus ancestros. En las canciones, hace un llamado a retomar las raíces, los orígenes, aquello que busco ser erradicado por considerar que era inferior o que no valía la pena ser recordado. 

Un año después se grabaría “Exodus”, considerada la obra maestra de Marley y Los Wailers, en la que propondría que todas las personas deben estar juntas y estar bien o a defender los derechos y la vida, e incluso a las infancias y todo aquello que requiere de una emancipación. Su trabajo posterior iría en el mismo sentido, con un énfasis en el amor y en la comunidad. Mística que mantendría durante sus dos siguientes producciones, las últimas de su vida, pues fallecería de manera prematura a causa de cáncer.

A pesar de su corta carrera, Marley estuvo involucrado en diversas luchas sociales, entre ellas, varios procesos de independencia, tanto de su natal Jamaica, como en países de África, realizando conciertos, convocando a políticos con severas diferencias entre ellos y componiendo canciones sobre la temática. El mejor ejemplo es “Zimbawe”, centrada en el llamado a la emancipación de las personas, y no sólo de los países.

Esta semana se estrena la películaBob Marley One Love”, enfocada a presentar un relato biográfico de quien es considerado el estandarte de un movimiento político, cultural y social, transgresor de las fronteras y de muchas condicionantes, influyente en varias generaciones posteriores. El filme se suma a otros productos fílmicos como el documental “Marley” de Kevin MacDonald o a la redacción de textos como “Trench Town Reggae” de Helene Lee o “Historia oficial” de Steffens Roger, entre otros. 

A más de 40 años de su muerte, las ideas y los posicionamientos artístico político de Marley continúan vigentes apelando a un cese a la violencia y un llamado a la concordia, pero también a eliminar cualquier forma de racismo, a dejar de distinguir a las personas por su color de piel, a permitir que quienes tienen cabello ondulado puedan portarlo con orgullo, a no excluir a nadie por su forma de ser o de pensar o por su apariencia física.

“Emancípense a sí mismos de la esclavitud mental. Nadie más que nosotros, puede liberar nuestras mentes. No tengas miedo de la energía atómica. Porque nada de eso puede parar el tiempo” (“Redemption song”).

Leonardo Bastida

@leonardobastida