En el siglo XXI, la fe y la tecnología coexisten de una manera única. En un mundo cada vez más digitalizado, es importante reflexionar sobre cómo se busca a Dios en medio de la innovación y el avance tecnológico.
Esta semana se reabrió el tramo restante de la Línea 12 del metro de la Ciudad de México. Me refiero concretamente sector de vías en donde hace casi tres años se presentó la tragedia más triste en la historia del metro capitalino. Aquella tragedia se cobró la vida de 26 personas y dejó 80 heridos en un instante.
En este contexto, decidí ir al sitio 24 horas antes de su apertura para hacer algunas imágenes del tramo con el drone, -la verdad me chocan los eventos de inauguración- y es por ello preferí ir un día antes, acompañado de un entrañable colega. Él con su equipo de foto fija en tierra y yo volando mi drone.
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Dicen que no hay periodista sin suerte, y muy pocas veces ese elemento se hace presente, pero en esta ocasión sucedió algo insólito y de lo que no teníamos ni idea que pasaría. En medio de las pruebas dinámicas que hacían los trabajadores del Metro, en algún momento el convoy de prueba se detuvo justo en el punto del accidente de mayo del 21 para que de manera inesperada un sacerdote saliera de la cabina de conducción y sin mediar palabra comenzará a bendecir el tramo. Y esa es la foto que hoy les presento en este espacio.
Al principio, por la distancia no alcancé a ver de qué se trataba, pensé que era un conductor sacudiendo algo o que simplemente estaban probando la resistencia del puente. Pero fue José Manuel Jiménez, quien estaba en la azotea de un edificio con un 300mm que se dio cuenta de todo. Era un sacerdote bendiciendo las vías, apenas pasó el momento y me llamó desde la azotea para saber si lo había capturado con el drone, y fue entonces cuando dije ¡YES! Fotaza.
Obvio fue lo más interesante del día y eso nos llenó de preguntas y reflexiones.
En lo personal, esto me llevó a pensar en un montón de cosas. Se trataba de una oportunidad para explorar esa conexión entre lo divino y lo tecnológico, cuando se presenta en el campo de la fotografía periodística. El fotoperiodismo nos brinda la posibilidad de capturar momentos trascendentales con una perspectiva única, permitiéndonos reflexionar y debatir sobre los acontecimientos que nos rodean.
Es por ello, que no podíamos dar crédito a lo que vimos; después de más de 1000 días de aquella tragedia y con toda la tecnología disponible para reabrir el tramo, alguien tuvo la necesidad de llamar a un sacerdote para darle el toque final en pleno siglo XXI. Wow.
Otro ejemplo conmovedor de esta necesidad espiritual, se dio minutos después del accidente en el metro de la Ciudad de México aquel 3 de mayo de 2021, cuando ocurrió esa tragedia que conmocionó al país, resulta que, en medio del caos y la desesperación, -me contaron- un sacerdote bendijo a los rescatistas antes de adentrarse en las ruinas para salvar vidas y brindar apoyo espiritual a las víctimas. Lo que significa que, frente a los límites de lo humano, Dios siempre será socorrido.
La imagen insólita de esta semana, nos invita a pensar en cómo Dios puede manifestarse incluso en los momentos más oscuros. Nos recuerda que incluso en medio del sufrimiento y la tragedia, hay esperanza y consuelo disponibles para aquellos que buscan encontrar sentido en lo inexplicable. Incluso, para depositar una especie de confianza en el futuro, con el deseo ferviente de que no vuelva a colapsar ese tramo.
La persistencia del fotoperiodismo nos ofrece una ventana hacia realidades desconocidas y nos desafía a reflexionar sobre nuestra propia existencia. Nos anima a buscar oportunidades donde menos las esperamos y descubrir lo sagrado incluso en situaciones aparentemente mundanas.
Así pues, recordemos que la fe, parece estar presente también en las maravillas tecnológicas que nos rodean. Y que no parece importar todo el cúmulo de información colectiva disponible, siempre habrá quien invoque a Dios.
Ya de la ausencia de colegas que se tomen la molestia de hacer algo adicional a sus órdenes de trabajo, ni hablaremos. Aprovechemos más bien estas oportunidades, para contemplar lo insólito y encontrar inspiración en cada aspecto de la vida que decidamos documentar.