Los derechos de las audiencias en México son una pieza fundamental para garantizar que los contenidos transmitidos en los medios de comunicación, especialmente en aquellos concesionados como la radiodifusión comercial, cumplan con los principios de veracidad, pluralidad y responsabilidad social. Este tema cobra relevancia al analizar casos como el de Maryfer Centeno, quien frecuentemente aparece en espacios de televisión y radio interpretando lenguaje corporal y grafológico.
Hace unos meses, en este mismo espacio, abordamos el tema de "La Casa de los Famosos", un programa que generó controversia y puso de manifiesto la importancia de los derechos de las audiencias en México. En aquella ocasión, destacamos cómo las audiencias, en lugar de utilizar los mecanismos formales previstos por la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión, optaron por ejercer presión a través de los patrocinadores del programa para provocar cambios en la producción. Este fenómeno evidenció la necesidad de una mayor difusión y comprensión sobre el ejercicio de estos derechos.
No se trata de censurar las participaciones de especialistas ni de limitar la diversidad de opiniones que enriquecen el debate público, sino de reflexionar sobre la información que se ofrece y cómo esta puede influir en las audiencias. En el caso de Maryfer Centeno, sus comentarios y sugerencias pueden no implicar un daño directo, pero invitan a cuestionar la responsabilidad de los medios para aclarar la naturaleza de los contenidos que presentan. Por ejemplo, ¿es claro para la audiencia que sus opiniones no son hechos científicos ni recomendaciones profesionales con base en evidencia verificable?
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La discusión también recuerda casos extremos que han ocurrido en radiodifusoras locales. En una ocasión, un santero sugirió al aire que un oyente, para aliviar un dolor de muelas, escribiera algo en una hoja como remedio. Este tipo de prácticas, aunque puedan parecer inofensivas, conllevan riesgos reales. La persona que confía ciegamente en estas indicaciones podría retrasar la atención médica necesaria, poniendo en peligro su salud.
El caso del santero, lejos de ser un episodio aislado, subraya la necesidad de guiar a las audiencias para que consuman los contenidos de manera crítica. Esto no implica prohibir creencias o tradiciones, sino establecer medidas que aseguren que el público pueda distinguir entre información basada en evidencia y opiniones o creencias personales. Una opción viable podría ser incluir una leyenda aclaratoria que indique que ciertos contenidos no tienen base científica ni constituyen recomendaciones médicas. Esta medida no solo fomenta la transparencia, sino que también protege el derecho de las audiencias a recibir información clara y precisa.
En este contexto, el marco normativo que rige la radiodifusión en México, particularmente la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión, juega un papel clave. Esta ley establece que los concesionarios tienen la responsabilidad de garantizar los derechos de las audiencias, incluyendo el acceso a contenidos que promuevan el desarrollo integral de las personas y que respeten los principios de ética y profesionalismo. Sin embargo, su aplicación y supervisión a menudo enfrentan retos significativos, como la falta de mecanismos claros para diferenciar entre entretenimiento, opinión e información basada en hechos.
Actualmente, nos encontramos ante una coyuntura crítica con la inminente transición en la ley secundaria correspondiente a radiodifusión y telecomunicaciones. Es esencial que, como sociedad, estemos atentos a cómo estas modificaciones impactarán los derechos de las audiencias y las funciones de los organismos encargados de su protección.
Fomentar la alfabetización mediática es otro componente esencial. Enseñar a las audiencias a cuestionar y analizar críticamente los mensajes que reciben fortalece su capacidad para tomar decisiones informadas y reduce el impacto de información potencialmente engañosa o peligrosa. Esta alfabetización, combinada con el compromiso de los medios de comunicación de promover la transparencia, puede marcar una gran diferencia en la manera en que las audiencias interactúan con los contenidos.
El derecho de las audiencias a recibir información clara y responsable no es solo un principio ético, sino también una obligación legal para los medios concesionados en México. Casos como el de Maryfer Centeno, el santero, y La Casa de los Famosos, nos recuerdan que, aunque la diversidad de voces y perspectivas en los medios es valiosa, es fundamental fomentar una mayor educación mediática y promover la concientización de los concesionarios sobre su responsabilidad. Los medios pueden desempeñar un papel crucial al colaborar en la difusión de información que permita a las audiencias analizar críticamente los contenidos y distinguir entre hechos, opiniones y creencias personales.