Las plataformas digitales han transformado el panorama laboral, permitiendo a miles de personas generar ingresos de manera flexible y autónoma. Como alguien que ha participado en estas conversaciones, puedo decir que este modelo no solo brinda oportunidades económicas, sino que permite a los colaboradores moldear su vida laboral con una libertad que no encuentran en empleos tradicionales. Uno de los grandes beneficios de estas plataformas es la posibilidad de elegir cuándo y dónde trabajar, una opción que permite a repartidores y conductores combinar sus horarios con otras responsabilidades y proyectos personales.
El pasado 12 de noviembre, en el foro “Impacto de las plataformas en el marco del Emprendedurismo Digital en México”, organizado por el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM y la Asociación Latinoamericana de Internet (ALAI), tuvimos la oportunidad de escuchar directamente a repartidores y conductores. Esto nos permitió verlos no como cifras o estadísticas, sino como personas con una notable capacidad de agencia (definir y conseguir sus objetivos, y tomar decisiones). Ellos mismos han diseñado sus rutinas y espacios para optimizar su tiempo y cubrir sus necesidades, aprovechando la libertad que este tipo de empleo les ofrece.
Esta experiencia nos recordó que, detrás de cada viaje y entrega, hay individuos con una visión propia de cómo equilibrar las labores que le generan ingresos y la vida personal, utilizando su creatividad para hacer que este modelo funcione a su favor.
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Es cierto que algunos repartidores pueden generar ingresos que superan el salario mínimo, llegando incluso a igualar o superar los ingresos de profesionales en otros sectores. Esto se logra gracias a la flexibilidad que les permite ajustar sus horas dedicadas a la plataforma según la demanda y sus necesidades personales, una ventaja que difícilmente encuentran en empleos tradicionales.
No obstante, con el crecimiento de estas plataformas, surge el reto de regular este tipo de empleo sin afectar la innovación ni la independencia que hacen atractivo este modelo. En el foro, Raúl Echeverría, Director Ejecutivo de ALAI, mencionó que las normativas deben diseñarse con una visión que no imponga estructuras rígidas. Regular este modelo de ingresos mediante la economía digital de la misma forma que empleos convencionales podría limitar la flexibilidad y adaptabilidad que tanto valoran los repartidores y conductores.
Otro tema importante es el equilibrio entre la transparencia en la gestión de los algoritmos de las plataformas y la protección de la privacidad de estos modelos de negocio. Se requiere claridad sobre cómo se asignan las tareas y las compensaciones, pero sin comprometer la confidencialidad que permite a las plataformas operar de manera competitiva. La transparencia debe estar orientada a que los colaboradores comprendan mejor su entorno laboral, sin poner en riesgo los elementos que hacen viable el modelo.
Un aspecto relevante es que muchos colaboradores expresan sus inquietudes a través de redes sociales o campañas informales, en lugar de utilizar los canales formales de quejas. Esto muestra la necesidad de que las plataformas faciliten vías de comunicación directas, para que los colaboradores puedan ser escuchados y reciban respuestas sin depender de métodos menos estructurados. Los repartidores y conductores deben tener la oportunidad de hacer oír sus voces de manera constructiva y eficiente.
La economía colaborativa ofrece una alternativa valiosa para muchas personas que encuentran en ella una puerta de entrada al mercado laboral o una fuente de ingresos complementaria. Esta modalidad permite la inclusión de mujeres que necesitan balancear su vida laboral y familiar, así como de personas en áreas periféricas que encuentran en el reparto una opción accesible. La flexibilidad que ofrecen las plataformas representa una oportunidad de crecimiento para quienes buscan un empleo diferente al convencional.
En última instancia, este modelo no solo representa una fuente de ingresos, sino una evolución en la forma de trabajar. Para que esta transformación sea duradera y beneficiosa para todos, tanto las plataformas como las regulaciones deben reconocer y respetar la autonomía de los colaboradores, asegurando también condiciones justas y seguras. Esperamos que México pueda ser un ejemplo de cómo construir una regulación innovadora que escuche y beneficie a todos los actores involucrados. La economía digital tiene un enorme potencial para seguir siendo un recurso positivo y una opción de crecimiento para quienes deciden formar parte de él.