Además del barrio francés y la emblemática Bourbon Street, famosa por sus bares para escuchar jazz, los turistas que visitan Nueva Orleans pueden hacer un recorrido en autobús por los sitios más afectados por el huracán Katrina en 2005, el más destructivo y mortífero en la historia de Estados Unidos.
Han pasado casi veinte años desde que Katrina impactó la costa de Luisiana, el 29 de agosto de 2005 y todavía pueden observarse las huellas de la tragedia que causó mil 833 muertes, destruyó 250 mil casas y provocó pérdidas por más de 150 mil millones de dólares.
Los paseos turísticos tradicionales para visitar casas embrujadas en el barrio francés son cuentos para niños, al compararse con este recorrido por las zonas más dañadas por Katrina, que comienza por la parte baja del Distrito Nueve, la zona que era considerada como la más pobre y peligrosa de la ciudad y que fue la más dañada por el huracán al quedar casi totalmente bajo el agua.
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Al recorrer el Barrio Noveno, que tras el huracán estuvo deshabitado durante casi diez años, viene a la mente el recuerdo de Acapulco, nuestro tradicional puerto turístico devastado por los huracanes Otis y John cuya reconstrucción, de acuerdo a los especialistas del sector privado, podría tardar por lo menos una década y tendría un costo de entre 200 y 300 mil millones de pesos, cantidades que cuadruplican el tiempo y el presupuesto estimado originalmente (61 mil millones) por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
A su vez, la presidenta Claudia Sheinbaum ha señalado que será en enero del próximo año cuando se presente en forma detallada el Plan Integral de Acapulco que contempla una inversión, al parecer inicial, de 8 mil millones de pesos para mejorar el servicio de agua potable, elevar las plantas de bombeo y reconstruir la infraestructura caminera dañada por los huracanes.
Sin embargo, la experiencia de Nueva Orleans, tras el huracán Katrina, muestra que su proceso de reconstrucción ha sido complejo y costoso, estimándose que sumó en total más de 125 mil millones de dólares en diez años.
Tal vez, la cónsul mexicana Erika Guzmán podría obtener una información más detallada de este proyecto de reconstrucción, pero en todo caso, los funcionarios involucrados en la reconstrucción de Acapulco deberían tomar este tour, cuyo costo es de 65 dólares, para darse una idea de este programa que se ha convertido en un referente mundial.
La tormenta ayudó a revelar la desigualdad en Nueva Orleans. Muchos de los afectados, en su mayoría grupos minoritarios, no tenían empleo y carecían de una vivienda adecuada, servicios de salud o educación de calidad y crecieron en barrios violentos, como dijo el presidente estadounidense Barak Obama al recordar el décimo aniversario de la tragedia en 2015.
Una imagen semejante a “los dos Acapulcos” como los llamó Manuel Mejido, reportero de Excélsior en los años setenta del siglo pasado, últimos años de gloria del famoso puerto, cuya zona turística que fue sede de las Reseñas Internacionales de Cine, está frente al “anfiteatro” que forman los barrios populares y peligrosos que rodean la bahía.
Frederick Schwartz, el arquitecto seleccionado por los ciudadanos y la Comisión de Planificación de Nueva Orleans, señaló en su momento que la reconstrucción de la ciudad podría ser una oportunidad para fortalecer la justicia social y la vida comunitaria.
El desastre –señaló– ofrece una oportunidad única para repensar la planificación y la política de nuestras ciudades y reafirmar los valores del cuidado del medio ambiente y la justicia social, la construcción comunitaria y, especialmente, ayudar a los pobres con programas de calidad, viviendas asequibles y sostenibles.
El tour recorre dos proyectos emblemáticos: Musicians´Village y Make It Right; éste último impulsado por el actor Brad Pitt, que a pesar de las críticas de que fueron objeto, iniciaron la reconstrucción de la ciudad. Termina en el Monumento a las Víctimas del Huracán, levantado para “que siempre nos recuerden esos días desgarradores y la larga lucha para reconstruir nuestra ciudad”.