VIOLENCIA

Niños y adolescentes en las filas del crimen organizado

Niños y adolescentes son reclutados como halcones por el crimen organizado. | Agustín Castilla

Escrito en OPINIÓN el

Con demasiada frecuencia nos encontramos en medios de comunicación y redes sociales con imágenes en que aparecen adolescentes e incluso niños de muy corta edad con armas largas o que han sido asesinados por bandas rivales, lo cual debería alertarnos como sociedad, pero lamentablemente esto se ha ido normalizando.

Aunque no se cuenta con cifras oficiales y por tanto es muy difícil saber cuántas personas menores de edad forman parte de los grupos criminales, la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM) estima que cuando menos son alrededor de 30 mil, además de que entre 150 y 250 mil están en riesgo de ser reclutados ya sea en forma “voluntaria” dado su contexto social (abandono, pobreza, falta de oportunidades, deserción escolar, entornos violentos, adicciones), y en parte quizá también por un tema aspiracional (dinero, poder, mujeres etc.), pero en la gran mayoría de los casos se trata de reclutamiento forzado generalmente mediante amenazas aprovechando por ejemplo las deudas por droga que no pueden pagar, o de plano son levantados en sus pueblos o barrios.

Más grave aun es que según organizaciones como Reinserta, se ha identificado la captación de niños a edades cada vez más tempranas, incluso de 7 años, además de que el gobierno federal también ha descubierto que el nuevo modus operandi que está utilizando la delincuencia organizada es a través de plataformas en redes sociales y video juegos.  Inicialmente a estos niños y adolescentes -aunque en menor medida, también están reclutando niñas- les imponen tareas como halcones, es decir, vigilar las calles y avisar cuando detecten movimientos sospechosos de grupos contrarios o de la Guardia Nacional y el ejército, como distribuidores de droga o tenderos que son quienes atienden los puntos de venta, para luego ascender como sicarios, lo que requiere someterse a duros entrenamientos en los que les enseñan, entre muchas otras cosas, a torturar y matar despiadadamente con lo que descargan un profundo resentimiento acumulado.

Los testimonios de sobrevivientes de reclutamiento que ha logrado recoger la REDIM son estremecedores, pero conocer las historias de vida de estos niños y adolescentes que son usados por el crimen organizado a partir de sus vulnerabilidades -como señala la especialista Giulia Traversari ha sabido leer su realidad y necesidades mejor que las instituciones-, ayudan a tener una mejor comprensión de este fenómeno social en el que, antes que delincuentes, son víctimas de sus circunstancias y de la misma sociedad, y cuyo futuro para la mayoría, no es otro que la cárcel y sobre todo la muerte.

Sin embargo, el Estado mexicano ha sido omiso en regular y adoptar políticas públicas enfocadas en el reconocimiento, prevención y atención del reclutamiento que atenta contra los derechos de las infancias, así como para crear programas de desvinculación, y tampoco se ha avanzado en la tipificación de este delito a pesar de las recomendaciones del Comité de Derechos del Niño de la ONU. También hay que decir que los programas del gobierno federal impulsados por el ex presidente López Obrador como Jóvenes Construyendo el Futuro”, si bien parten de una buena intención y quizá en el largo plazo podrían tener alguna incidencia para desincentivar que se sumen a las filas del crimen organizado, lo cierto es que a la fecha han sido notoriamente insuficientes. Se tiene sin duda una deuda enorme tanto desde el gobierno como de la sociedad, y no podemos seguir abandonando y dejando a su suerte a nuestra niñez y adolescencia.

 

Agustín Castilla

@agus_castilla