EXCMO. CRONISTA DON ARMANDO FUENTES AGUIRRE, CATÓN MAESTRO DEL CHASCARRILLO Y DEL GRACEJO
Muy Ocurrente y Pelangoche Colega:
Quiero extenderle mis más sinceras condolencias y mi sentido pésame por lo que Vuestra Gracia habrá sentido como un golpe al corazón, un gancho al hígado, una patada en la espinilla, un pisotón de callos o un descontón en pleno cachete. Me refiero, ya lo habrá adivinado, a la aplastante victoria de Donald Trump en las elecciones del pasado martes, en la cuales no sólo recuperó la Casa Blanca, sino también el control de la Cámara y del Senado, con lo cual se puede inferir que el vecino país tendrá un gobierno similar al de la 4T.
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Recuerdo con meridiana claridad aquella infausta jornada, hace ocho años exactos, cuando, con motivo de su primera elección, Vuestra Dignidad prometió que no volvería a pisar Estados Unidos mientras el susodicho despachara en el número 1600 de Pennsylvania Avenue. Tremenda metida de pata, gesto asaz inútil, pues el aludido no sólo no se mostró ofendido, si no que ni siquiera se dio por enterado, con lo cual su digna postura se convirtió en pena autoinfligida, como el silicio de los penitentes, al privarlo de los placeres que depara visitar ese magnífico país.
No ignoro, pues me cuento entre sus cuatro lectores, que Su Ingenuidad hizo públicas sus simpatías con el Partido Demócrata, que escribió con lógica irrefutable en favor de Kamala Harris y que, al menos en forma imaginaria, su voto simbólico fue a dar a las urnas del partido azul, con lo cual la paliza recibida tendrá el amargo sabor de las derrotas y el agrio humor de las frustraciones.
Por si le sirve de consuelo, en el mismo caso se encuentran decenas de millones de mexicanos, muchos que viven aquí y otros que hacen patria allá, más me quedaría muy corto si sólo incluyera a nuestros compatriotas como víctimas de la hecatombe, pues el candidato del copete anaranjado tampoco es bien visto en el resto del mundo, ya no digamos en los países de medio pelo, como el nuestro, sino hasta entre sus mismísimos aliados, los socios de la OTAN, que mostraron reserva y preocupación por su retorno al poder.
Si analizamos país por país, llegaríamos a la inquietante conclusión de que el esposo de Melania es odiado por la mitad del mundo, mientras la otra mitad se debate entre el miedo, el desprecio y la confusión, exactamente los sentimientos que le encanta provocar. Con sus desplantes, con sus corruptelas, con sus abusos, Míster Trump se ha ganado el repudio universal, con una sola y notoria excepción: ¡Estados Unidos!
No quiero especular cómo es que el país más poderoso del globo acaba de contratar para que ocupe la Oficina Oval a un misógino con demandas probadas de abuso sexual, a un reiterado evasor de impuestos, a un racista que tira a supremacista, a un mentiroso patológico, a un delincuente culpable de 34 cargos criminales y a un abusivo serial, no sólo perverso sino lo que le sigue. La explicación obvia es que el pueblo americano es ignorante y creyó en la promesa de recuperar el imperio perdido, pero tal argumento no tiene suficiente soporte.
Hay datos que yo encuentro inexplicables. Tal vez Su Ilustrísima me pueda dar algún norte, porque no cabe en mi cabeza que el 54 por ciento de las mujeres blancas (las mejor educadas), hayan votado por el pelirrojo, quien se ha manifestado con crudeza contra el aborto. O que lo hayan votado el 42 por ciento de los latinos, a pesar de su manifiesta xenofobia y odio contra los migrantes. Fue más congruente la comunidad negra, que le dio a Kamala el 84 por ciento de sus sufragios.
Aún desde la perplejidad, hay que reconocer que Kamala Harris lo hizo muy bien. Pese a ser mujer (en un país machista), pese a tener ascendencia negra e hindú (donde se implantó la segregación), pese a llegar tarde a la carrera (Trump llevaba cuatro años en campaña), levantó el 47 por ciento de los votos, que sin discusión son ciudadanos anti-Trump.
No sé si Su Sapiencia coincida, pero eso le importa un bledo al papá de Ivanka. Su especialidad es confrontar y dividir, provocar y lastimar, insultar y doblegar, y ahora podrá hacerlo a placer, durante cuatro eternos años, con la puntería puesta en el resto del mundo y, para nuestra desgracia, en México.
***
Hay un término un tanto pedante que los académicos utilizan para describir lo que está pasando. Su Ilustración ya tendrá noticia: le dicen decepción democrática. En resumen, la hipótesis propone que con cualquier excusa (crisis económica, fragilidad política, deterioro ambiental, pérdida de valores), la gente se está volviendo anti-sistema y, con notoria ligereza, entrega el poder a mandos populistas, sin importar que sea lo que prometen, sin exigir tampoco que lo cumplan.
Míster Trump es el non plus ultra de esa propuesta anti-sistema. Un sólo ejemplo: en 2020, prometió erradicar el covid-19 en cosa de semanas, animó a la gente a beber desinfectantes, se negó a usar cubrebocas, le echó la culpa de la pandemia a los chinos, no impuso el confinamiento, se declaró inmune a la enfermedad (hasta que se enfermó), y rompió con la Organización Mundial de la Salud en plena crisis. El resultado: Estados Unidos fue el país con peores cifras, el único que contó un millón de víctimas fatales.
Cualquiera de esas conductas probaría a cabalidad su incompetencia, pero cuatro años después lo tenemos de regreso, y su gestión del coronavirus ni siquiera fue tema de campaña. Ahora ofrece nuevas fantasías (deportar a doce millones de indocumentados, acabar con los cárteles del fentanilo, poner fin a la guerra en Ucrania, detener la expansión de China), y con su gastado pero efectivo ritornelo: make America great again.
Yo le preguntaría, Ingenioso Magíster, si las redes sociales tendrán algo que ver con tanta bobería. Hace unos días, el dueño de The Washington Post (y también de Amazon), Jeff Bezos, aseguró que los periódicos han caído en la irrelevancia, suplantados por las redes sociales. Trumpista converso al cuarto para las doce, Bezos trató de justificar que el diario no respaldara la candidatura de Kamala, pero su alegato de las redes es pertinente y sólido.
No importa si usas Facebook, Instagram, Tik-Tok o YouTube: si lo más importante del mundo es tu foto de perfil, tus seguidores, tus likes y las fotos del celular (jamás los textos), resulta por completo secundario quien dirija el mundo. Deben ser millones de mensajes por segundo (¡!) los que inundan el espacio cibernético para decirle a tus semejantes qué comiste, en dónde andas, con quién te ves, cuánto te costó, cuál película viste y qué equipo metió gol. En ese espejo banal no caben las lecciones de la historia, ni cuentan las implicaciones del porvenir.
Hablando de sandeces, por cierto, el otro día leí en redes que era bueno para México el triunfo de Trump, porque era el único capaz de parar a la 4T y revertir la reforma judicial (¡!). ¡Vaya despropósito! Si a Trump no le importa la democracia en su país, cuantimenos le preocupa en el nuestro. Sí, va a parar a la 4T, pero de cabeza, con sus anunciadas deportaciones, su siniestro muro, su guerra con los cárteles, sus amenazas de aranceles, su negociación del T-MEC, el cierre parcial de la frontera y el nulo respeto por nuestra soberanía. Hasta pienso que le debí mandar este pésame y estas condolencias a Doña Claudia Sheinbaum, cuyo periodo de gobierno coincide casi exacto con el de este energúmeno que, delo por seguro, nos va a hacer bullying cuatro años seguidos.
Primera mujer presidente, pagando el costo de concretar los desatinos de Andrés Manuel, tratando de poner a flote su propia agenda, en un arranque sin luna de miel con la ciudadanía, y encima le toca este patán como principal interlocutor en la escena internacional. ¡Qué mala pata!
***
Quiero cerrar esta misiva, Procaz y Fino Escribidor, aclarando que si en el saludo lo llame ocurrente es porque lo es, si lo llame pelangoche es porque lo dice mi mujer, y si lo llame colega es porque Usía es cronista de Saltillo, y yo lo soy de Cancún, lo cual nos iguala en rango, aunque no en estatura y sabiduría, en la cual le reconozco dotes y habilidades que ni Míster Trump puede presumir. Tampoco quiero distraerlo en demasía, pues entiendo que dedica muchas horas del día a hilvanar gracejos y a hilar reflexiones, con las cuales nos nutre el seso y nos mata de risa.
Antes de poner el punto final, si Usía me lo permite, voy a compartirle unos versos muy propicios para la ocasión. Se intitulan La elección, son obra del poeta potosino Guillermo Aguirre y Fierro, quien a la mejor hasta resulta su pariente por parte de madre, que dicen más o menos así:
El león falleció, ¡triste desgracia!
Y fueron, por vivir en democracia,
a nombrar nuevo rey los animales.
Las propagandas hubo electorales,
prometieron la mar los oradores,
y aquí tenéis algunos electores.
Aunque parézcales a ustedes bobo,
las ovejas votaron por el lobo.
Como son unos buenos corazones,
por el gato votaron los ratones.
A pesar de su fama de ladinas,
por la zorra votaron las gallinas.
La paloma, inocente,
inocente votó por la serpiente.
Las moscas, nada hurañas,
decidieron que reinaran las arañas.
El sapo ansía, y la rana sueña,
con el feliz reinar de la cigüeña.
No tuvo el topo duda, como tampoco queja,
mientras votaba por la comadreja.
Los peces, que sucumben por la boca,
entusiastas votaron por la foca.
El caballo y el perro, no os asombre,
votaron por el hombre.
Y con dolor profundo,
por no poder encaminarse al trote,
arrastrábase un asno moribundo,
a dar su voto por el zopilote.
Amigo lector, que inconsecuencias notas…
Dime, ¿no haces tú lo mismo cuando votas?
Con eso le paro, Dilecto Prosista. No se le vaya a ocurrir el tremendo desatino de prometer que no irá al vecino país mientras dure la pesadilla que hoy comienza pues, aparte de que la penitencia es desproporcionada, Usía no tiene la culpa de la estulticia del electorado gringo, ni Estados Unidos merecen el castigo de su prolongada ausencia, según el disparatado parecer de S. S. S. Q. S. M. B.