El triunfo de Donald Trump es, hasta hoy, el reto más grande que tiene la presidenta Sheinbaum y podría amenazar seriamente su proyecto político. A continuación enlisto algunos desafíos:
Economía y migración
La economía mexicana tuvo un muy pobre desempeño en términos de crecimiento durante todo el sexenio del presidente López Obrador. A la deuda de Pemex y el inexistente margen fiscal del gobierno, que ya había llevado a un aumento del déficit público, se suma la presión de la amenaza de aranceles impulsada por Trump como una de sus principales promesas para fortalecer la economía estadounidense. Con la progresiva baja en las tasas de interés y el entusiasmo de los mercados financieros tras el triunfo republicano, el atractivo de México para invertir se puede ver reducido, amenazando la creación de empleos, el crecimiento económico y, por tanto, los ingresos fiscales del gobierno, mismos que llevarían a insolvencia para sostener las promesas de campaña y las inversiones anunciadas en infraestructura. Con la caída del peso, además, se encarece la deuda existente y los potenciales préstamos.
Si esto no fuera suficiente, los profundos cambios en materia judicial generan incertidumbres que no ayudan en absoluto en estos tiempos de profundos cambios globales que serán liderados por el principal socio comercial de México.
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En el primer cuatrimestre del 2025 se revisará el T-MEC, incrementando la incertidumbre y poniendo a México, de nuevo, en una posición vulnerable de negociación, en la que podrían estar en juego la protección de recursos naturales, como los llamados minerales críticos, por así convenir a actores como Elon Musk, quien tendrá una fuerte influencia en las decisiones del presidente Trump, y a las grandes empresas tecnológicas de Estados Unidos. Está por verse hacia dónde avanzarán las potenciales negociaciones sobre tecnologías como inteligencia artificial y la robotización en diversas industrias.
México tendrá la presión de colaborar en materia migratoria. De cumplir sus promesas, Trump aumentaría la presión sobre México en múltiples vías: deportaciones, migración del resto de América Latina y otras partes del mundo, y las personas mexicanas que, con el aumento sostenido de la violencia, siguen buscando salir de México.
El juego que jugó el presidente López Obrador al buscar equilibrios geopolíticos con China y Rusia, se volverá sin duda más complicado y riesgoso de intentar con Donald Trump. En ese sentido, el análisis deberá pasar por cómo construir una relación en la que se puedan generar beneficios mutuos, sabiendo que con el presidente republicano siempre se estará en situación de incertidumbre.
¿La oportunidad? Claudia Sheinbaum y su equipo deben prepararse estratégicamente con miras a esa negociación y, a nivel interno, deberá considerar la posibilidad de una reforma fiscal que fortalezca los ingresos internos. Crear y fortalecer programas de inversión mejorados respecto a los que existieron en el pasado, que permitan aprovechar las remesas y, en colaboración con gobierno y sector privado, generen inversiones productivas para bienestar comunitario sostenible, con perspectiva de género e inclusión social. Por otro lado, la agenda medio ambiental en Estados Unidos y a nivel global sufren un revés importante con la llegada del presidente Trump. Inversiones e innovaciones en este campo pueden sentirse atraídas a expandirse a otros países, siempre y cuando haya condiciones de certeza jurídica. La presidenta Sheinbaum deberá considerar cómo, en el contexto de su reforma judicial, puede ofrecer esto de manera creíble.
Misoginia
La misoginia no será un tema nuevo en la experiencia de Claudia Sheinbaum, pero sí lo será en su posición como presidenta en relación con el principal socio comercial y vecino de México. Está por verse cómo el regreso del presidente Trump estará marcado por el género en la relación diplomática y cómo la presidenta construye estrategia de contención alrededor de esas condiciones.
Relación trilateral, México, E.U., Canadá
La situación del gobierno federal en Canadá es de incertidumbre, con una potencial elección en la que el primer ministro Trudeau aparece en una situación poco favorable que podría llevar al partido conservador al poder. Esto también puede contribuir a una situación de debilidad para México y su gobierno, pues Canadá también está en la necesidad de replantear su relación con Estados Unidos, inhibiendo la colaboración estratégica. México debe sostener diálogos de alto nivel con diversos actores en Canadá para explorar vías posibles para fortalecer sus posiciones en torno a temas comunes.
Sin duda, la elección de Donald Trump vuelve a representar un reto fundamental para México. En esta ocasión, con una macroeconomía menos sólida y resiliente. La presidenta Sheinbaum deberá rodearse de las personas más capaces y comprometidas con el país, para salir adelante en los próximos cuatro años.