En el ámbito político el lenguaje utilizado durante las campañas no solo refleja la ideología de las y los candidatos, sino también tiene un impacto significativo en la sociedad. Recientemente, en la sentencia al caso SUP-JE-170/2024, se destacó la importancia de evitar el uso de expresiones discriminatorias durante los actos de campaña.
El Caso de "MORENACOS"
El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) se pronunció respecto a si fue correcto el desechamiento de una queja presentada por Morena contra un candidato quien en un mitin utilizó la expresión "MORENACOS" para referirse a los simpatizantes de Morena. Esta expresión fue considerada despectiva y discriminatoria.
La Sala Superior del TEPJF ratificó que, si bien la expresión no impacta directamente en el proceso electoral en términos de equidad en la contienda o libertad del voto, la competencia para conocer de posibles expresiones discriminatorias recae en el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED).
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Reflexión sobre el uso del lenguaje
Este asunto nos invita a reflexionar sobre el uso del lenguaje y, en concreto, expresiones como "naco". La palabra es un claro ejemplo de lenguaje discriminatorio y peyorativo. Envía un mensaje clasista y ofensivo, que perpetúa estereotipos negativos y fomenta la exclusión social. Su origen se remonta a una expresión despectiva para referirse a una persona indígena, y su uso contemporáneo sigue cargado de connotaciones negativas.
No podemos ignorar que es fundamental que los actores políticos asuman su responsabilidad en promover un lenguaje que respete la dignidad humana y refleje los valores democráticos, pues la política debe ser un espacio de diálogo constructivo y respetuoso, donde todas las personas puedan participar sin temor a ser discriminadas o menospreciadas.
Educación y sensibilización
Así, para erradicar el uso de expresiones discriminatorias, es esencial la educación y la sensibilización de la sociedad y, especialmente, de quienes ocupan cargos públicos o aspiran a ellos. Los políticos deben ser conscientes del poder de sus palabras y del impacto que tienen en la opinión pública y en la cohesión social.
Además, es crucial que las instituciones y organismos responsables, como el CONAPRED, actúen de manera diligente y efectiva ante cualquier manifestación de discriminación, garantizando así una cultura de respeto y de inclusión.
Conclusión
El uso de lenguaje discriminatorio en la política no tiene cabida en una sociedad que aspira a ser justa e igualitaria. Aunque el TEPJF no tiene competencia en el caso, no debe olvidarse la importancia de fomentar un discurso inclusivo y respetuoso.
Las y los líderes políticos deben ser ejemplos de integridad y respeto, por eso, es responsabilidad de todos, desde la ciudadanía hasta quienes ejercen el poder público, trabajar juntos para crear un entorno en el que el respeto y la dignidad sean valores fundamentales, contribuyendo con ello a una democracia más sólida y saludable.
* Nancy Correa Alfaro, secretaria de estudio y cuenta.