DERECHOS DE LOS TRABAJADORES

Plataformas digitales y trabajar en el infierno de la calle

Las empresas internacionales digitales trasladan el riesgo comercial, laboral y social a repartidores y conductores. | Manuel Fuentes

Créditos: #OpiniónLSR
Escrito en OPINIÓN el

El perfil generalizado de los repartidores y conductores en varias ciudades del país dista mucho de la imagen casi atractiva de este tipo de actividades por aplicación, pero no dicen lo que esconden sus difíciles condiciones de trabajo. Sobre todo, porque sus labores se operan desde el infierno de las calles.

En las aplicaciones digitales, se proyecta la imagen del repartidor y conductor como una persona joven y atlética que realiza este trabajo como si fuera un pasatiempo, que es saludable y muy flexible, que lo toma como una actividad con libertad de decisión para generar dinero extra.

Pero la realidad es muy distinta a lo imaginado: lejos de realizar un pasatiempo, no hay apoyo en caso de enfermedad o accidentes, se someten a largos tiempos de trabajo discontinuo que hace permanente la subordinación, disminuye su libertad de horarios, todo esto sin poder negociar ante las empresas.

Las plataformas digitales de viajes y reparto en México han creado más de 2 millones de trabajadores informales urbanos, convirtiéndose en “máquinas de generación de empleos informales”, no solo conformado por jóvenes menores de 26 años (40%), sino también por personas de 26 a 40 años (42%) y mayores de 40 años (18%).

La realidad es que no está conformado solo por estudiantes, ya que solo 2 de cada 10 reparte mientras estudia; ni tampoco por personas con escolaridad básica, ya que casi la mitad tiene un nivel mínimo de preparatoria. Además, para 8 de cada 10 trabajadores es su actividad principal, y para el resto complementaria.

Los trabajadores de las plataformas digitales tienen su lugar de trabajo en la calle, es decir, en el mismo centro del infierno, ya que deben pasar muchas horas a la intemperie, depender de que las plazas comerciales o restaurantes les permitan hacer uso del baño, estar expuestos al calor, al sol, a la lluvia, e incluso a la irresponsabilidad de quienes permiten a sus mascotas caminar sin correa y morder a los repartidores.

Su principal instrumento de trabajo es su cuerpo, debido al desgaste que implica para quienes entregan a pie o en bicicleta, también los conductores tienen una afectación corporal por las largas horas que pasan sentados.

Además, cada persona repartidora debe conseguir un celular compatible con el algoritmo digital, pagar el servicio de internet, la mochila térmica para transportar los pedidos, el impermeable cuando trabajan en la lluvia, y la moto o bicicleta cuando no reparten caminando. Algunas plataformas les ofrecen la opción de comprarlos en la aplicación.

Desde que las plataformas digitales llegaron a México, no fue del interés de los legisladores el regularlas, ya sea por falta de comprensión sobre el tema o porque la precarización convenía a ciertos intereses; por lo que, hasta que casi finalizó la emergencia del Covid-19 se permitió la incorporación voluntaria en materia de seguridad social como trabajadores independientes.

Con la iniciativa para regular el trabajo en las plataformas digitales, no se lograría una protección integral de los derechos de los repartidores y conductores ya que está condicionado a la obtención de un salario mínimo general para ser considerado trabajador, además de no señalar la forma para poderlo alcanzar ya que, la plataforma realiza pagos de manera discrecional.

La lógica económica de estas empresas internacionales digitales es generar superganancias a expensas de los sectores más desprotegidos y de escasos recursos, trasladando el riesgo comercial, laboral y social a las repartidores y conductores, colonizando además su tiempo libre, y evadiendo sus obligaciones patronales.

Las evidencias muestran que a pesar de que el negocio de la entrega de comida produce miles de millones de dólares, las condiciones laborales de las personas repartidoras son precarias.

Adicional, hay testimonios de los pequeños negocios de las ganancias extraordinarias de las plataformas digitales de viajes y reparto:

“Nosotros vendemos una pizza en 390 pesos ¿por qué´? Porque Rappi a nosotros nos quita más del 33 por ciento de comisión. Entonces, si yo vendo una pizza en 300 pesos, en realidad no la estoy vendiendo en 300 pesos, porque le estoy dando casi el 50 por ciento de mi ganancia a Rappi.”

Mencionando también:

“Entonces, muchos restaurantes lo que tenemos que hacer para no darnos en la madre, es que nosotros empezamos a subir el 30% de cada precio. ¿Por qué´? Es que si´ no, prácticamente estamos trabajando para Rappi y UberEATS.”

Una parte del incremento de alimentos y servicios reflejado en la inflación subyacente de este país se da por esta situación.

Las plataformas Uber, Uber Eats, DiDi, DiDi Food, Rappi, Cabify, inDrive, Jokr, Lyft, Mercado Libre, entre otras, no han permitido que se regule la relación laboral de choferes y repartidores de entrega a domicilio, no los reconocen como trabajadores, los mantienen en la incertidumbre laboral, en las calles del infierno.

 

Manuel Fuentes

@Manuel_FuentesM