Está a punto de ser aprobada por la mayoría artificial de Morena en el Congreso de la Unión, la reforma que pondrá fin a los órganos autónomos. Con esto México da un paso más hacia la opacidad, la concentración de poder y la arbitrariedad. La desaparición del INAI, CONEVAL, COFECE, IFT, MEJOR EDU, CNH y CRE marcará un retroceso histórico que le pondrá fin a un sistema de contrapesos construido durante años para garantizar la transparencia, la rendición de cuentas y la independencia en la toma de decisiones cruciales para el país.
Cuando el INAI deje de existir, el derecho de los ciudadanos a conocer cómo se gastan los recursos públicos y a exigir transparencia quedará en manos del gobierno, que podrá decidir arbitrariamente qué revela y qué oculta. Este acceso a la información, una herramienta fundamental para combatir la corrupción, pasará de ser un derecho a convertirse en un favor discrecional, eliminando así la posibilidad de que los ciudadanos vigilen los actos del poder.
El CONEVAL, por su parte, ha sido un pilar de la transparencia en materia de política social, evaluando con objetividad y datos precisos la pobreza y la desigualdad en México. Con su desaparición, el gobierno quedará libre para presentar su propia versión de la realidad social del país, maquillando estadísticas a su conveniencia. Sin este órgano, la voz de los sectores más vulnerables quedará acallada, y la verdadera dimensión de los problemas de pobreza y bienestar podría desaparecer del mapa institucional.
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El desmantelamiento de la COFECE y el IFT representa un grave riesgo para la competencia económica y la libertad en el sector de telecomunicaciones. Con la eliminación de estas instancias, el Ejecutivo tendrá en sus manos el control total de sectores clave de la economía, sin la vigilancia independiente que protege al consumidor de prácticas monopólicas y abusos. La economía mexicana regresaría a un tiempo en el que los intereses políticos y económicos se entremezclaban sin freno, afectando directamente a los ciudadanos, quienes pagarán más y recibirán menos por servicios que serán controlados en su totalidad por el poder en turno.
Sin MEJOR EDU, el sistema educativo estará sin un organismo que monitoree la calidad de los programas y promueva mejoras en el sector, dejando la educación de millones de niños y jóvenes al arbitrio de decisiones políticas.
En el ámbito energético, la desaparición de la CNH y la CRE abrirá la puerta a decisiones unilaterales y opacas que podrían hipotecar el futuro de los recursos naturales y la independencia energética del país, sujetándolos a intereses coyunturales.
La desaparición de estos órganos autónomos no responde a una preocupación legítima por el gasto o la austeridad, sino al deseo de concentrar el poder y de eliminar todo posible contrapeso. Sin estas instituciones, México perderá los pocos mecanismos de vigilancia y control que mantenían al Ejecutivo bajo supervisión. La democracia mexicana retrocederá, y la posibilidad de arbitrariedades, corrupción y abusos de poder se convertirá en una realidad que ya no podrá ser contenida.
Esta reforma que desaparece estos órganos de vigilancia, se suma al resto de reformas que hacen hoy de México, un país donde el poder se ejerce sin cuestionamientos, donde el acceso a la información se convierte en un privilegio concedido a discreción, y donde la supervisión de las decisiones del gobierno pasa a depender exclusivamente de la buena voluntad de quienes lo ejercen.