El desgarrador caso de la niña de 14 años en Querétaro, víctima de una violación por un menor de edad y ahora criminalizada por la fiscalía por un aborto espontáneo subraya la vulnerabilidad de las niñas mexicanas en un sistema que perpetúa la violencia de género, además de evidenciar que la lucha por nuestros derechos reproductivos aún no está ganada.
En primer término, es crucial recordar que no existen relaciones sexuales “consensuales” entre menores de edad. El concepto de consentimiento se torna irrelevante en estas interacciones entre menores de edad, pues la manipulación emocional junto a otros factores, juegan un papel importante para ejercer poder sobre la víctima. Criminalizar a una niña que ya ha sufrido la violencia de su agresor es un acto que no solo ignora esta realidad, sino que también perpetúa un ciclo de violencia y desamparo.
La persecución de esta niña refleja la urgente necesidad de seguir luchando por los derechos reproductivos de las mujeres. Cada caso de abuso y cada condena injusta refuerzan la consigna de que aún queda mucho por hacer para proteger a mujeres y niñas en nuestro país. No se trata solo de justicia; es una cuestión de dignidad y respeto. La batalla por el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos debe permanecer en el centro de nuestra agenda social, y luchar contra la revictimización de las mujeres violentadas es fundamental para terminar con la indignante realidad de un sistema que aún teniendo la labor de protegernos, nos violenta.
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En Querétaro, la simple existencia de los delitos de feminicidio, violencia doméstica y agresiones sexuales, son un claro llamado a que la fiscalía redirija sus esfuerzos hacia la prevención y el combate de estos crímenes, a enfocar su atención en quienes perpetran estos crímenes y no en las víctimas que han sufrido sus consecuencias.
Además, esta situación no es un caso aislado. Se inscribe en un patrón más amplio de desprotección hacia las mujeres y las niñas en México, donde la falta de educación sexual integral y el estigma en torno a la sexualidad continúan perpetuando la vulnerabilidad.
Como diputada comprometida con la lucha de los derechos de las mujeres, hago un llamado a la fiscalía de Querétaro para que detenga la criminalización de esta niña y priorice la protección de los derechos de las víctimas. Exigimos que sus esfuerzos se concentren en el combate a los delitos que amenazan a las mujeres y a las y los queretanos.
La importancia de la solidaridad entre mujeres se vuelve crucial frente a casos como este, por lo que debemos unirnos y apoyar a quienes enfrentan situaciones similares, ya sea a través de la creación de redes de apoyo, la sensibilización y la exigencia de la implementación de políticas de seguridad y justicia que garanticen la protección de nuestros derechos.
¡No podemos permitir que la injusticia continúe! Debemos seguir luchando, no solo por esta niña, sino por todas las mujeres que enfrentan la opresión y el abuso. La libertad de decisión sobre nuestros cuerpos es un derecho fundamental que no se puede negociar y la justicia para las mujeres víctimas de cualquier tipo de violencia no es una concesión, sino un deber de las autoridades.