Claudia Sheinbaum ha hecho historia al convertirse en la primera presidenta de México en 200 años de país independiente. Su toma de posesión no solo marca un hito, sino que también presenta una nueva imagen para el país. Con un estilo fresco y moderno, Sheinbaum llega con la promesa de traer orden y eficacia a la administración pública.
Desde su campaña, ha dejado claro que busca construir un gobierno donde se construya bienestar. Continuidad y cambio de la receta. Esto es algo que muchos mexicanos han anhelado por años: un diálogo abierto y productivo para todas y todos. La transición a este nuevo liderazgo promete ser emocionante y lleno de cambios positivos.
Con esta nueva era, Claudia Sheinbaum nos invita a soñar con un México diferente, donde el enfoque esté en el trabajo colaborativo y en soluciones efectivas para los retos que enfrentamos como nación.
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Pero, ¿qué imagen dominó su primer día en el Poder? ¿La llegada rodeada de mujeres de todos los partidos? ¿Su paso dentro del recinto acosada para hacerse selfies? ¿La banda presidencial entregada por Ifigenia Martínez, una leyenda en la política mexicana del siglo XX? ¿Su discurso? ¿El evento en el Zócalo? ¿Su primer conferencia matutina en Palacio? ¿Qué de todo lo anterior?
La doctora Sheinbaum, se llevó TODAS las portadas de los medios impresos, arrasó en redes sociales y fue lo más comentado en radio y televisión arrancando octubre. El único beso que importó ese día, es el que le dio Claudia a Ifigenia Martinez. Punto. La diputada nació dos décadas antes de que fuera aprobado el voto a la mujer en nuestro país y ese primero de octubre ella le entregó la banda presidencial a la primera mujer presidenta. Punto y aparte.
Su vestido color marfil es una belleza, es único, bordado a mano por su tocaya Claudia Vásquez Aquino, oaxaqueña; elaborado en tela de algodón, más de 100 flores en la espalda y puño. Insisto, una belleza.
Su discurso fue de 44 minutos exactos, lo suyo es la brevedad y se agradece. Todas las miradas convergen en ella. Serán seis años así. En su primera conferencia de prensa ofrece una disculpa de Estado para un crimen de Estado, el 68. Arranca fuerte. Esa misma tarde viajó a Acapulco, para enfrentar y atender a la terca realidad.
Ese día Claudia recibió también el bastón de mando de los pueblos indígenas. Se reúne con presidentes latinoamericanos en Palacio. Expone sus 100 promesas de gobierno. “Junto con ellas, llegamos todas”, dicen en la calle. Y la Reforma al Poder Judicial va. Un martes primero de octubre redondo.
En cuanto a la cobertura en la toma de posesión, a pesar de la crisis en medios, estaba lleno de fotógrafos como siempre, pero muchos haciendo video. Ahí andaban todos, Ap, El País, Proceso, La Jornada, Reuters, El Universal, El Sol de México, Milenio y Televisa entre otros. José Manuel Jiménez, el editor de Proceso iba con un lente 300mm y un tele-extender con el que hizo la foto que aquí les presento.
¿Viene ya una nueva generación de fotoperiodistas? ¿Cuál fue su imagen favorita?
La fotografía siempre ha sido una herramienta poderosa para contar historias o capturar momentos irrepetibles. Ahora, con la llegada de una nueva generación de fotoperiodistas, estamos viendo un cambio emocionante en cómo se presenta la realidad. Esta nueva imagen se caracteriza por un nuevo enfoque en el orden y la precisión, algo que muchos admiramos.
Para mí, una de las imágenes favoritas de esta era contemporánea es aquella que muestra a una mujer empoderada. Captura no solo el momento histórico, sino también la humanidad detrás de cada persona involucrada. Es un recordatorio de que incluso en tiempos difíciles, hay espacio para el entendimiento y el respeto mutuo.
A medida que estos jóvenes fotoperiodistas emergen con su visión fresca y su pasión por narrar verdades complejas, nos invitan a reflexionar sobre nuestro propio papel como productores y consumidores de imágenes. ¿Quién sabe? Tal vez estemos ante el amanecer de una era fotográfica aún más rica e impactante.
Y ya para terminar, una última reflexión, ¿y Cuauhtémoc Cardenas? ¿Lo invitaron o no? Pero, ¿alguien lo vio? O de plano la fuerza de Andrés Manuel y la llegada de Claudia son tan fuertes que ¿eso no importa? Wow.