TEPJF

Partidos políticos antisistema

Es la propia democracia quien promueve valores como el pluralismo, la apertura y la tolerancia. | Luis Espíndola

Escrito en OPINIÓN el

En democracia, los partidos políticos, tanto en su régimen, prácticas y procedimiento interno, como en la búsqueda del poder político, son entes que están llamados a procurar, promover y respetar lo valores democráticos que les dieron origen. Sin embargo, existen algunos casos en que los que pareciera que son los propios partidos políticos quienes, con sus conductas, pueden desviar ese propósito, desconociendo, inclusive, al propio sistema democrático que les dio origen. Estas prácticas a cargo de los partidos políticos, e inclusive de los partidos políticos en los gobiernos, pueden resultar repulsivas para una democracia en tanto que promueven prácticas que atentan contra ella.

Existen diversos casos en el mundo en los que, por diversos motivos, se ha abordado esta problemática. Desde casos de partidos políticos que, una vez concluida la segunda guerra mundial, buscaron reivindicar el régimen nacional socialista, así como crímenes de odio, de discriminación y de violaciones graves a derechos humanos. Tal es el caso del partido Nacionalista del Reich o Partido Social Imperial, que fue declarado ilegal por el Tribunal Supremo Alemán. En esta temática, pero más reciente, en Grecia surgió el partido político Amanecer Dorado, y en Argentina el partido Nuevo Triunfo, ambos identificados como pronazis.

En el caso del Partido Comunista Letón, vez obtenida la independencia de la entonces Unión Soviética, pretendió a través del golpe de Estado, reintegrar a Letonia al régimen soviético. Existen casos de partidos políticos promotores de fundamentalismos religiosos, que buscaron, a través de la incitación a la violencia, instaurar un régimen confesional, como el caso del partido del Refah Partisi (partido de la prosperidad) en Turquía, están aquellos que apoyaron el terrorismo, como Batasuna en España. También es relevante el caso del partido VlaaamsBlok en Bélgica que promovía el racismo, el odio a inmigrantes y la xenofobia (odio al extranjero) y el caso del Partido Demócrata en Tailandia, quien fue proscrito por financiamiento irregular en gastos de campaña y uso indebido de la estructura gubernamental para fines electorales.

Todos los partidos políticos mencionados emplearon las reglas de la democracia para atentar contra la misma o para promover o procurar un régimen distinto a ella. En democracia, estos partidos políticos, con conductas como las referidas, son conocidos como partidos políticos antidemocráticos o partidos políticos antisistema. La comisión de conductas especialmente graves, como las descritas, ha conducido a diversos países a adoptar medidas preventivas y reactivas, encaminadas a evitar profundas lesiones al sistema democrático.

Existen ejemplos en donde se ha empleado el aparato gubernamental para proscribir partidos políticos, tales son los casos del PCUSA en los Estados Unidos o el Partido Comunista Mexicano.

Declarar ilegal a un partido político es una solución, sin embargo, existe también el riesgo, siempre presente, del empleo faccioso de la ilegalización de partidos políticos como una herramienta de los partidos políticos en el poder empleado en contra de sus adversarios políticos. Este riesgo no es menor y siempre debe estar presente, deben existir los mecanismos para identificar esas intenciones y, sobre todo, para mantener estas intenciones a raya.

El hecho de que un partido político promueva un modelo político distinto, un modelo económico distinto o una ideología que no necesariamente es repulsiva del régimen democrático, por ello no debe, en sí misma, ser considerada como antidemocrática, porque es la propia democracia quien promueve valores como el pluralismo, la apertura y la tolerancia.

En México se han presentado casos como el Pemexgate, Amigos de Fox, el partido político local Parnaso o el caso del Partido Verde Ecologista de México (2016) en los que, si bien no se han llegado a determinaciones como las referidas en otros países (ilegalización de partidos políticos), en estos casos sí se ha puesto de relieve la discusión, siempre vigente, sobre los partidos políticos antisistema. La debida atención a los diversos fenómenos que se presentan debe ser permanente, y se debe estar muy alerta pues las prácticas antidemocráticas adoptan, casi siempre, máscaras distintas para ocultar su verdadera intención.

Hasta nuestra próxima entrega.

 

Luis Espíndola

@luisespindolam