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Ciudad Prohibida, año 4722

El pasado 10 de febrero de nuestro calendario occidental, China celebró su año 4722, mi trabajo sobre Pekín en China data de hace 20 años e intentó capturar la esencia fragmentaria de una ciudad milenaria. | Ulises Castellanos

Créditos: Ulises Castellanos
Escrito en OPINIÓN el

Cuando echamos un vistazo a las viejas fotografías que hicimos, nos encontramos en un dilema: ¿estamos ante sobrevivientes de un pasado remoto o seres que vienen del futuro? Mi trabajo sobre Pekín en China hace 20 años, intentó capturar la esencia fragmentaria de una ciudad milenaria, con una irreverencia que invita a cuestionar lo que conocemos.

Recorriendo de nuevo estas imágenes, –incluso Artes de México editó un libro en 2013 con parte de ese trabajo y un maravilloso texto del escritor y diplomático mexicano Edgardo Bermejo Mora– es fascinante pensar en cómo ha cambiado el paisaje urbano de aquella capital en los últimos 20 años. 

Foto: Ulises Castellanos

Cada fotografía que hice entonces, es una ventana a Pekín, donde la mirada logra redescubrir una urbe vibrante y siempre en transformación. No hay un enfoque uniforme en mi trabajo; más bien, se siente como una exploración constante que nos invita a mirar más allá de lo superficial y conectar con la historia y el futuro de esta metrópoli.

Estuve un mes en China en el verano de 2004, de hecho fue mi primer trabajo grande con cámara digital, una Nikon D2H, y tenía todo el miedo del mundo, de hecho llevaba otra cámara de negativo que al final no use.

Foto: Ulises Castellanos

Tuve mucha suerte en ese viaje, primero la hospitalidad de Edgardo Bermejo quien vivió cinco años en aquel país, y luego el feliz encuentro con una diplomática española que conocí en Beijing el día de mi Exposición por allá y que me acompañó durante todos mis recorridos, su nombre: Samira Tovar; ella hablaba mandarín y también vivía en Pekín, lo que  facilitó nuestras caminatas y el contacto con la gente local. Algo que sin ella, hubiera sido casi imposible.

Escribió Octavio Paz en un ensayo sobre el fotógrafo mexicano Manuel Álvarez Bravo: “El lente es una poderosa prolongación del ojo, y sin embargo, lo que nos muestra la fotografía una vez revelada la película, es algo que no vio el ojo o que no pudo retener la memoria. La cámara es, todo junto, el ojo que mira, la memoria que preserva y la imaginación que compone. Imaginar, componer y crear son verbos colindantes. Por la composición, la fotografía es un arte”. La cita, la tomo prestada de un texto de Edgardo sobre nuestro trabajo en China.

Foto: Ulises Castellanos

Veinte años después de mi viaje por allá, ya nadie duda de que China es una potencia mundial, llevan décadas trabajando para eso. A mí me tocó parte de la transición, en 2004 seguían usando bicicletas pero ya empezaban a comprar autos Mercedes o BMW, hoy exportan sus autos eléctricos a todo el planeta.

Los vi usando pequeños celulares con teclado y hoy hacen millones de teléfonos inteligentes que también se exportan a todo el mundo con sus propias marcas. Ya llegaron a la luna, tuvieron una olimpiada en 2008; y ya son una potencia militar también, con portaviones y toda la cosa. Se trata de un pueblo milenario, sin que nadie les haya quitado nada nunca. Su cultura e idioma tienen por lo menos 5,000 años. La civilización china surgió en la región oriental del continente asiático, en la cuenca del río Huang y Yangtsé. Los primeros documentos escritos de China se remontan a la Dinastía Shang, que gobernó entre el 1600 y el 1046 antes de nuestra era. Es un país inabarcable.

Foto: Ulises Castellanos

Yo registré con mi cámara, su gente, sus plazas, su comida, su teatro, sus calles, viajamos por tren y caminamos de noche. Fue una experiencia hermosa. Hubiera querido quedarme más tiempo, pero ya era imposible.

China ha recorrido un largo camino en su evolución económica, convirtiéndose en la segunda economía mundial y el mayor exportador del planeta. Sin embargo, a pesar de tener uno de los PIB de más rápido crecimiento, la pandemia de covid-19 detuvo en seco su desarrollo. Este frenazo inesperado nos recuerda lo interconectado que está el mundo y cómo incluso una potencia como China no es inmune a crisis globales.

El crecimiento que China había experimentado durante años fue impresionante, impulsando su influencia en la economía mundial. Pero ahora, a medida que el país se esfuerza por recuperarse y adaptarse a las nuevas realidades post-pandemia, será interesante ver cómo reconfiguran sus estrategias para mantener ese impulso. A pesar de los desafíos actuales, muchos todavía ven a China como un líder potencial en la economía global del futuro.

En su momento, fui testigo de cómo la capital de China se preparaba para organizar sus primeros juegos olímpicos, todo estaba en construcción, todo. El resultado fue impresionante.

Foto: Ulises Castellanos

El pasado 10 de febrero de nuestro calendario occidental, China celebró su año 4722 bajo el signo del Dragón. Y es que, a diferencia de nosotros, que marcamos el año “cero” con el nacimiento de Cristo, los chinos lo hacen con la coronación del emperador Huangdi. Y eso ocurrió 2,698 años antes del nacimiento de Jesús. Y claramente ya viven en el futuro. No usan dinero físico, ni monedas ni billetes, pagan sus dulces con la palma de su mano, tienen autos autónomos, robots, puentes gigantes y trenes de alta velocidad. Es una locura. Hace 20 años nada de eso existía.

Cuando pensamos en las aportaciones de China a la humanidad, es imposible no mencionar los cuatro grandes inventos que cambiaron el rumbo de la historia: la brújula, la pólvora, el papel y la impresión. Estos avances tecnológicos no solo marcaron un hito en el desarrollo chino, sino que también tuvieron un impacto enorme en Europa hacia finales de la Edad Media.

La brújula permitió una evolución en la navegación, abriendo nuevas rutas y conectando culturas. La pólvora transformó el ámbito militar y celebraciones con fuegos artificiales, mientras que el papel facilitó la comunicación y el registro de conocimientos. Por último, la impresión revolucionó cómo se compartía información, haciendo que los libros fueran más accesibles para las masas.

Estas aportaciones chinas al mundo no son solo ejemplos de innovación; son testimonio del crecimiento y desarrollo continuo de una civilización rica en historia. Sin duda, su legado sigue presente en nuestra vida diaria y nos recuerda lo valioso que ha sido este intercambio cultural a lo largo del tiempo.

Podría escribir tres columnas sobre China y la experiencia increíble que viví en su tierra, pero no quiero robarles más tiempo a mis lectores. Así que les dejaré con un resumen de lo que me llevé en el corazón.

Cada rincón de ese país está lleno de misterio y descubrimiento. Desde las bulliciosas calles de Beijing –así llaman ellos a su capital que nosotros conocemos como Pekín– hasta los tranquilos campos de arroz en Guilin, cada momento se siente como una lección de vida. Las fotografías que tomé no solo capturan paisajes impresionantes, sino también lo cotidiano: las sonrisas de los ancianos en los mercados, el aroma del té recién preparado y el ritmo vertiginoso de sus ciudades.

Viajar por China no solo fue una aventura visual; fue un verdadero aprendizaje cultural. Aprendí a apreciar la diversidad y a ver la belleza en las pequeñas cosas. Así que aunque podría extenderme mucho más, prefiero dejarlo aquí y animarles a explorar por su cuenta ese increíble país.

Ulises Castellanos

@MxUlysses