NUEVO SEXENIO

Nuevo sexenio: una oportunidad

Claudia Sheinbaum deberá marcar una separación del legado de su antecesor para gobernar con independencia, enfrentando la violencia criminal, la estancada economía y la división entre los ciudadanos. | Marco Adame

Escrito en OPINIÓN el

El inicio de un nuevo  gobierno es, por definición, una oportunidad para corregir el rumbo, sobre todo en un país lastimado por la polarización, el populismo, la pobreza extrema y la violencia criminal. 

Reducir el mandato constitucional a la comodidad de la continuidad, encuadrada en el discurso del segundo piso de la transformación, es renunciar a la oportunidad histórica de gobernar para todos, “…mirando en todo por el bien y la prosperidad de la Unión”. 

De ahí que, ejercer el mandato con libertad  e independencia, será el inmediato de  la primera mujer que asumirá la presidencia de la república. Separar a su gobierno del que termina, sin dividir al movimiento transformador, será su mayor desafío.

Lo anterior parece difícil, dado el legado y la inercia autoritaria de su antecesor, al imponerle la corresponsabilidad de las reformas constitucionales, una buena parte del gabinete y la conducción política del partido oficial. Todo indica que el escaso margen de maniobra con el que iniciará su administración, solo le permitirá hacer cambios cosméticos, a menos que, se imponga el espíritu de sobrevivencia política y se decida a ejercer la presidencia con la institucionalidad que ordena la constitución. 

La inseguridad y la violencia criminal no admiten dilación, el sexenio que termina dejó, con cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, un manto de luto de 186,300 asesinatos y más de 5,000 feminicidios, lo que representa una tragedia nacional y el fracaso de la estrategia de seguridad. Continuar con la política de “abrazos, no balazos” y mantener la complicidad con grupos criminales para pacificar al país, sería claudicar a la grave responsabilidad de preservar la vida de los mexicanos y consolidar el narco gobierno que ya domina regiones enteras del territorio nacional.

Una economía está estancada y un crecimiento insuficiente, son las notas distintivas del sexenio obradorista:  la tasa de crecimiento real muestra un decrecimiento de 0.8%, el más bajo en cinco sexenios; el ingreso per capita ha caído a menos 2.7% y la pobreza extrema ha tenido un repunte de 400,000 personas. Así, el inicio de la administración será bajo condiciones de fuertes presiones económicas y tensiones inauditas con nuestros principales socios comerciales en Norteamérica y Europa, que exigen decisiones claras y garantías que den confianza y seguridad jurídica a los inversionistas nacionales y extranjeros.

Sin embargo, el mayor reto será superar el encono social que ha generado la polarización; dejar atrás la narrativa de odio y la inequidad de un gobierno faccioso, que ha enfrentado a los mexicanos es impostergable. Generar las condiciones para dar paso a un gobierno para todos, incluyente, equitativo y transparente es, con mucho, el mayor anhelo de muchos ciudadanos, incluidos quienes no votaron por la continuidad.

La situación del país no da espacio para ilusiones y solo buenos deseos, más la responsabilidad por el bien común, al que todos estamos llamados, nos demanda la mejor disposición para construir entre todos, la unidad nacional y la concordia que necesitemos para salir adelante. 

Los retos son enormes: seguridad, justicia, estado de derecho, educación, salud, crecimiento económico y desarrollo inclusivo. Los márgenes son estrechos, pese a todo, la esperanza de un futuro mejor es latente. Es hora de gobernar para todos y todas, doctora Claudia Sheinbaum Pardo. 
 

Marco Adame

@MarcoAdame