Ha concluido la etapa de precampañas, aunque eso es únicamente un decir porque la alianza oficialista y la alianza de viejos partidos están en abierto proselitismo desde mucho antes de lo legalmente permitido, y pretenden hacernos creer que no estuvieron violentando la ley.
Mucha tinta ha corrido y varias voces han insistido en un proselitismo fuera de norma, como si fuera lo más normal en un país como el nuestro en que las normas son rotas a cada rato.
Sin embargo, en este violentar constante de la legalidad, hay al menos un contendiente que se ha sabido mantener del lado de la legalidad.
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Movimiento Ciudadano, con Jorge Álvarez Maynez, ha iniciado apenas a unos días de concluir la etapa de precampañas y recién también ha empezado de delinear y dar a conocer a su equipo de trabajo, con personalidades serias y con trayectoria en la política nacional.
No es cosa menor ser la tercera alternativa en esta contienda en la que dos bandos de la vieja política y de la nueva-vieja política se están enfrentando desde hace meses.
Jorge representa la renovación generacional, pues toma la estafeta que Samuel García Sepúlveda dejó tras un breve pero significativo paso por la competencia presidencial.
El fosfo-fosfo de Movimiento Ciudadano ha llegado para quedarse. La frase, acuñada por Mariana Rodríguez Cantú, quien compite por la alcaldía de Monterrey, es todo un hit entre las juventudes y en el electorado que abraza las ideas más contemporáneamente progresistas.
Lo nuevo, dice el slogan y una canción naranja, en voz de Mariana. Y lo nuevo llegó con fuerza y desde el inicio sacudió la contienda presidencial e hizo temblar a más de uno en la vieja política. Así es el poder de las ideas jóvenes.
A menudo se afirma que México es un país de jóvenes. Según el INE, el padrón electoral de México se compone de algo más de 100 millones 41 mil personas, y de ellas 97 millones 539 mil 56 se encuentran en la lista nominal, es decir, ya cuentan con su credencial para votar vigente.
Un total de 26.2 millones de jóvenes de entre 18 y 29 años de edad podrán votar en las elecciones de 2024. Es decir, más de una cuarta parte de quienes decidirán quién ocupará la presidencia de la República son jóvenes.
¿Se harán escuchar las juventudes? ¿Vencerán a la apatía y a la modorra que la vieja política promueve para dominar unas urnas con pocos votantes? Por el bien del futuro nacional, las juventudes deben participar.
Esta apuesta por los votos jóvenes es de una relevancia enorme, en un país que cada día reclama más participación para sus juventudes en los procesos políticos y que avanza con paso veloz por las tecnologías y el pensamiento contemporáneo.
El gran reto para todas las fuerzas políticas es corresponder al dinamismo de la sociedad mexicana, y reflejar la juventud de México en sus candidaturas, en sus pensamientos. Estoy convencida de que nuestro país tiene un pensamiento joven, y mal haría la política nacional si no tiene esta realidad en la mente.
México es un país con juventudes valiosas, que pueden llevarnos a lo mejor de la política contemporánea y utilizar las tecnologías y pensamientos que marcan nuestra realidad contemporánea y la futura.
¿Queremos un país con pensamientos jóvenes y de futuro o uno con pensamientos anclados en el pasado? Es lo que decidiremos en la elección presidencial.