Las recientes, desagradables, expresiones machistas despectivas del ex presidente Vicente Fox Quesada hacia Mariana Rodríguez Cantú pintan claramente lo mucho que nos falta como sociedad para dejar atrás los vicios de un pasado en que se nos veía a las mujeres como aditamentos del hogar, menores en intelecto y valor que los varones.
Por fortuna para México y para el mundo, los tiempos han cambiado y poco a poco se ha ido dejando atrás esa visión limitada y obsoleta que consideraba un género dominante y negaba a la mujer toda posibilidad de desarrollo.
La violencia de género es frecuente en la política mexicana, lo sé por propia experiencia. En la campaña por la gubernatura de Yucatán, en 2007, hubo personas que con pintas “anónimas” me ofendieron por ser mujer y por mi complexión física. Todavía peor resultó darme cuenta que había quienes veían esas conductas como algo “normal” en una competencia electoral.
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“Te pueden decir cosas peores”, era el comentario recurrente. “Eso te pasa por meterte a la política”, “tienes que aguantarte”, fueron otras expresiones.
Pero no “me aguanté”. En una época en que los derechos de género estaban ni siquiera en pañales y que una mujer se defendiera o plantara frente a esas ofensas era visto como una “audacia”, me enfrenté a los ataques, denuncié públicamente.
A los agresores les resultó contraproducente: recibí solidaridad y muchas mujeres me apoyaron y acompañaron hacia el triunfo electoral hasta convertirme en gobernadora de Yucatán.
La frase que repetimos se me quedó grabada: “no somos machas pero somos muchas, y jugando limpio vamos a ganar”.
Hoy, en México se han adoptado medidas legales contra la violencia de género y la violencia política de género. Con las leyes de hoy, los agresores de entonces hubieran sido castigados.
Por eso para mí, como espero para toda la sociedad, es inaceptable el comportamiento y las expresiones de Vicente Fox Quesada al ofender y atacar a Mariana. Se trata de un expresidente de México, se supone que debe tener conocimiento de las leyes y del respeto que se debe tener a todas las personas.
A menudo se dice que en la guerra y en la política todo se vale, pero difiero totalmente: no es que se valga de todo: es que hay personas que permiten o toleran comportamientos y expresiones incorrectas o groseramente ofensivos, que son agresiones.
En nuestro México de hoy, quedan todavía algunos restos de conductas sexistas que debieron quedar en un pasado lejano, y aún hay personas que se resisten a respetar los derechos y la igualdad.
Esas conductas nocivas solo las superaremos con conocimiento y tolerancia, con educación y respeto a la ley y a los derechos. Empecemos por respaldar a quienes reciben ofensas, defendamos a las personas agredidas, señalemos a quien agrede.
Nuestro país no puede soportar más conductas ofensivas o denigrantes, aspiremos a una sociedad mexicana de igualdad y respeto.