ELISA ACUÑA Y ROSETE

Entre la redacción y la prisión: Elisa Acuña

En sus primeros años de participación en el espacio público Elisa Acuña y Rosete vivió entre la redacción de los periódicos, la prisión y el autoexilio por su activismo político. | Fausta Gantús

Escrito en OPINIÓN el

“Un poder omnímodo se alza sobre toda la Nación; […] una monarquía absurda substituye a la República, […] el pueblo desfallece llevando sobre las espaldas la abrumadora carga de la minoría encumbrada, […] los hombres del presente comprometen el porvenir de la Nación […] el fatal dominio de un solo hombre sobre toda la Nación… […] Presidente Emperador y absoluto […]” Tales expresiones forman parte de un texto de mayor extensión de la autoría de Elisa Acuña y Rosete, y aunque parecieran suscritas ayer por la actualidad de sus juicios, en realidad fue publicado el 1 de julio de 1906, bajo el título de “Los Mahometanos o la Inquisición Moderna” en las páginas de !Vesper. Justicia y Libertad”, un periódico de oposición al régimen porfirista, fundado y dirigido también por una mujer: Juana B. Gutiérrez de Mendoza.

María Elisa Brígida Lucía nació, asumen en varios de los estudios sobre su persona, en 1887, en Mineral del Monte, Hidalgo, lo que supondría que sólo contaba 19 años cuando tomaba la pluma e, inflamada de pasión, denunciaba los abusos del gobierno. Pero resulta difícil considerar esa la fecha auténtica, no porque no hubiera podido escribir algo así a esa edad, sino por otras dos razones. La primera, que no resulta creíble, como sostienen esos estudios, que a los 13 años obtuviera el título de profesora. Y, la segunda, porque para 1906 Acuña y Rosete ya había conocido las duras consecuencias de ejercer la libertad de expresión bajo un régimen que se tornaba cada vez más autoritario. En efecto, había estado en la cárcel en 1903, lo que habría supuesto al gobierno meter en prisión a una joven mujer menor de edad. Ello, estoy segura, habría constituido un escándalo que no dejarían pasar los impresos de la época. Sin embargo, en el Decreto 392 (del 16 de mayo de 2020) emitido por el poder ejecutivo del estado de Hidalgo con la finalidad de inscribir su nombre en el muro de honor ubicado en el recinto del Congreso se deja en claro que su natalicio tuvo lugar el 8 de octubre de 1872. Lo cual, obviamente, tiene más sentido.

Denunciadas por Emilio Álvarez, procurador de Justicia, por “injurias al Primer Magistrado de la Nación”, en junio de ese año (1903), un juez procedió a emitir orden de aprehensión en contra de Elisa Acuña y Juana B. Gutiérrez, pero ellas se dieron a la fuga y se mantuvieron escondidas sin que la policía pudiera dar con su paradero. Entre tanto, las autoridades acudieron a clausurar la imprenta en la que se imprimía el periódico y, apunta un impreso, dejaron a un gendarme apostado al frente de la misma vigilando el lugar.

Casi dos meses lograron burlar a las fuerzas del orden, y ello requería algunos apoyos, sin duda. Poco se sabe de este suceso, ni dónde se resguardaron ni quienes les dieron cobijo, pero el hecho trasluce la existencia de una red de solidaridades que lo hizo posible y que, muy probablemente, estaba en relación con su activismo político. Finalmente, a mediados de agosto fue detenida Juana Gutiérrez, y aunque la nota del periódico no lo dice, es probable que también Elisa Acuña. Si no fue en ese mismo momento debió ocurrir poco después, porque en diciembre se daba a conocer la noticia de que ambas habían obtenido la libertad bajo caución.

El abogado defensor de las dos periodistas fue Jesús Flores Magón y tras su liberación iniciaron una marcha de auto exilio, alejándose de la ciudad de México con rumbo hacia Laredo Texas, donde residían otros mexicanos y mexicanas que hacían crítica y oposición al gobierno porfirista, entre quienes se contaba la familia Flores Magón y Camilo Arriaga. Durante su trayecto hacia la frontera norte recibieron ayuda de diversas personas que, a través de una suscripción, colaboraron económicamente para apoyarlas; se sabe al menos que así se hizo en Cuernavaca y en Tamaulipas.

De su llegada a Laredo daba cuenta el periódico “El Correo Mexicano” que se editaba en San Antonio, y que en la nota decía, entre otras cosas: “Es triste y vergonzoso que en un país que se titula República, se persiga hasta a las mujeres encarcelándolas y obligándolas a expatriarse”. Ahí, como en México, continuó Elisa Acuña trabajando desde la oposición en las filas del Partido Liberal Mexicano, al que pertenecía desde su formación. Ahí también se inició la fractura con los Flores Magón, al sumarse a la causa de Arriaga y que tres años más tarde, en 1906, llevaría a que Ricardo, desde las páginas de “Regeneración” hiciera una dura campaña en contra de ella y de Juan B. Gutiérrez; campaña a la que se sumaría “El Colmillo Público” con sus versos y caricaturas satíricas.

La encarcelación de 1903 fue sólo la primera, estaría de nuevo presa en 1906, al menos. Su incursión en el periodismo fue una más de las formas en que participó en la arena política de los periodos porfirista y revolucionario. Así, por ejemplo, entre sus datos biográficos se apunta, aunque no he podido corroborarlo, que en 1910 fundó un periódico llamado “La Guillotina”. Lo que sí se sabe, con más certeza, es que alrededor de 1907 estuvo involucrada en la creación de una sociedad de mujeres con fines políticos, al parecer el Club antirreeleccionista Hijas de Cuauhtémoc. Escribía poesía, motivo por el que quizá pertenecía a la Sociedad Científico-literaria Luz y Fraternidad. Se formó como profesora y al magisterio dedicó buena parte de su vida. Pero en sus primeros años de participación en el espacio público Acuña vivió entre la redacción de los periódicos, la prisión y el autoexilio por su activismo político.

* Fausta Gantús

Escritora. Profesora e Investigadora del Instituto Mora (CONACYT). Especialista en historia política, electoral, de la prensa y de las imágenes en Ciudad de México y en Campeche. Autora del libro “Caricatura y poder político. Crítica, censura y represión en la Ciudad de México, 1867-1888”. Coautora de “La toma de las calles. Movilización social frente a la campaña presidencial. Ciudad de México, 1892”. Ha coordinado trabajos sobre prensa, varias obras sobre las elecciones en el México del siglo XIX y de cuestiones políticas siendo el más reciente el libro “El miedo, la más política de las pasiones”. En lo que toca a la creación literaria es autora de “Herencias. Habitar la mirada/Miradas habitadas” (2020) y más recientemente del poemario “Dos tiempos” (2022).

Fausta Gantús

@fgantus