El presidente Andrés Manuel López Obrador es un extraordinario político y operador electoral. Muchos quizá se sorprendieron en 2011 cuando el Movimiento de Regeneración Nacional fue registrado como asociación civil, aunque fue hasta 2014 cuando el Instituto Nacional Electoral (INE) le otorgó el registro como partido: Morena.
En una década, Morena arrasó con la oposición y arrebató gubernaturas al PRI, al PAN y al PRD, el partido que lo cobijó tras su renuncia al PRI y al que virtualmente ha desaparecido del mapa político, y hasta pareciera que es tal su odio y rencor que pretendiera aniquilarlo.
Actualmente Morena y sus aliados gobiernan en 23 estados, en 13 de 29 capitales y varias de las principales ciudades del país. La población gobernada por Morena a nivel nacional en 2018 era de 35 millones, en 2021 pasó a 61 millones y en 2022 llegó a casi 74 millones. En 2023, la cifra aumentó a 91 millones de personas.
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En 2023, Morena ganó el bastión más importante del PRI: la gubernatura del Estado de México. Logró construir un padrón verificado y actualizado de 2 millones 322 mil 136 personas afiliadas, el cual ya está validado por el INE, y ya es el partido con mayor número de militantes en México, además de ser el que más creció entre 2020 y 2023, en 1.8 millones de militantes.
Una proeza… pero en las elecciones 2024 está por verse si continúa la racha o les llueve, porque hay nubarrones en su horizonte.
Se podrá alegar que en muchos casos los gobernadores del PRI “ayudaron” a que perdiera el PRI. Por eso no extraña que ahora sean embajadores o cónsules. Habrá que ver si en el nuevo gobierno, eventualmente de Morena con Claudia Sheinbaum, les mantienen el “premio”, porque si, eventualmente, triunfa Xóchitl Gálvez seguramente perderán su regalo por buen comportamiento.
En alguna ocasión a un miembro del equipo del presidente Andrés Manuel López Obrador lo escuché decir que en el caso de elecciones estatales “el aparato funciona”, es decir, sirve para dar “empujoncitos” a elecciones que termina definiendo ganadores y perdedores en comicios locales.
Se podrá alegar, también, que puede haber casos en los que el crimen organizado, el narco, se decantó por abanderados morenistas. Hay casos, complicado de documentar, en los que los criminales sostienen que han pasado de apoyar al PRI, al PAN, al PRD y ahora a Morena. No tienen problema, no tienen ideología, sólo su “necesidad” de mantener su pingüe negocio. La OEA tiene una denuncia que ha echado al cesto de la basura. Ya se arrepentirá.
“Haiga sido como haiga sido”, el avance de Morena en una década es una proeza. Y se la deben a una persona: Andrés Manuel López Obrador. Lo que representa otro riesgo para Morena. Representa un liderazgo solar, es decir, todo gira en torno de un sol, que cuando se apaga, es cuando empiezan los problemas: todos dependían de él. Allá ellos.
Van algunos datos: sólo en la Ciudad de México en 6 de las 9 alcaldías que perdió Morena fue por la suma de votos de la coalición PAN, PRI y PRD. Incluso, si se miran los datos de 2018 es posible afirmar que la oposición pudo ganar más si hubiera ido unida en ese año. Peor aún, al revisar los resultados electorales definitivos de 2021, no hay duda de que al menos en 3 fue por caída en preferencias de Morena: Cuauhtémoc, Tlalpan y Azcapotzalco.
Las cifras de tendencia de 2018 y 2012 arrojan hipótesis preocupantes para Morena: el 2024 puede ser otro desastre como el 2021. ¿Cómo adivinar que los chilangos no sieguen encorajinados con Andrés Manuel López Obrador? ¿Cómo adivinar que en las elecciones 2024 no van salir a votar en oleadas como en 2021, cuando sorprendieron a Morena en muchos lugares?
Desde mi muy particular punto de vista, la Ciudad de México es punta de lanza. Desde 1968 ha demostrado la capital del país que empuja para que haya mejores gobiernos, más democráticos. En 1997 tomaron la palabra y empujaron para que el viejo PRI, el que ha revivido López Obrador, perdiera la mayoría en la Cámara de Diputados. Y en el 2000 estuvo a punto de darle el triunfo a Santiago Creel. Hizo bien, creo, en no hacerlo y dárselo a López Obrador. Pero fue el receptor de esa voluntad ciudadana quien traicionó: AMLO se convirtió en un lastre para el país, por supuesto, su figura creció por los abusos del PAN y el PRI (Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto).
Los números no mienten: la Ciudad de México fue un desastre para Morena en el 2021. Sólo dos alcaldías, con números reales, muestran que Morena ganó por aumento de votos: Milpa Alta y Venustiano Carranza. El resto fue porque sirvió la alianza PAN-PRI-PRD o porque hubo un auténtico rechazo a Morena.
Andrés Manuel López Obrador lo sabe. Lo sabe la nomenclatura de Morena. Empezando por Mario Delgado y de ahí para abajo. ¿Qué van a hacer? Para empezar, están usando el aparato oficial a favor suyo. Y lo saben. ¿Les va a alcanzar? Ya nos veremos el 3 de junio…
Punto y aparte. Una fiscal que va a la Secretaría de Gobernación a recibir línea. Un presidente de un tribunal de Justicia que le advierte que van a perder. La historia se cuenta sola y no hay necesidad de decir nombres. No son iguales. Son peores. Y ellos lo saben, aunque la hagan senadora.
Punto final. La Sedena sigue con la chequera abierta. Los consentidos de Palacio Nacional. A ver cómo le hacen los que le sigan en la Presidencia de la República. Es su problema. Feliz año 2024.