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Cárdenas: el recuento de daños

El secretario de Gobernación, Adán Augusto López, se reunió brevemente con el jefe de asesores en Palacio, Lázaro Cárdenas Batel, para trasmitirle una disculpa del presidente López Obrador ante los señalamientos expresados durante la “mañanera” de la víspera contra. | Roberto Rock

Créditos: Cuartoscuro
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La mañana del pasado miércoles 1, el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, se reunió brevemente con el jefe de asesores en Palacio, Lázaro Cárdenas Batel, para trasmitirle una disculpa del presidente López Obrador ante los señalamientos expresados durante la “mañanera” de la víspera contra el padre de aquél, el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas.

Casi de inmediato, Lázaro fue instado desde el interior del propio equipo a enviarle una nota al Presidente en la que debía descartar cualquier agravio hacia la familia ante las denostaciones presidenciales. Según consultas de este espacio en fuentes cercanas al episodio, la misiva fue enviada.

Lázaro, presentado por el tabasqueño en agosto de 2018, como futuro integrante de su oficina o “kitchen cabinet”, cuenta con una carrera política dominada por los grises desde su incursión en el PRI, a los 18 años, tras lo cual fue llevado de la mano progenitora para ingresar al PRD al ser fundado en 1989, y luego a Morena (2017). Ha sido gobernador, senador y diputado, con una trascendencia más que modesta.

Hijo de “el ingeniero”, como lo identifica el mundo de la política; nieto de “el general” Lázaro Cárdenas del Río -el presidente más admirado después de Juárez y Madero-, Cárdenas Batel es mencionado desde hace meses como probable alfil para ser proyectado, desde Palacio, a una candidatura presidencial por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), el cual rompería así su menoscabada alianza con PRI y PAN.

Pronto sabremos si este exjunior de los Cárdenas fue eje clave en el nuevo episodio en la accidentada historia que comparten desde hace 35 años Cuauhtémoc Cárdenas y López Obrador, ambos protagonistas de giros ascendentes en la presencia de la izquierda. Por su potencial para expresarse de manera políticamente explosiva en el futuro, es de interés indagar en la más reciente página de esta trama, ocurrida hace justo una semana, la cual dejó la marca de una humillación sobre el rostro del veterano caudillo michoacano.

En un recuento de daños de la no-relación de estas dos figuras en la política moderna del país destacará lo ocurrido hace justo 10 años, en diciembre de 2013. Tal vez sea una de las historias de mayor agravio -de los miles que parece acumular- por parte de López Obrador.

La madrugada del 3 de diciembre de ese 2013, el ahora presidente de la República fue hospitalizado de emergencia con un infarto en curso. En los días previos había planeado una demostración de fuerza política con un cerco sobre el Senado para impugnar la reforma energética del gobierno Peña Nieto. El tabasqueño contaba con la participación de Cuauhtémoc Cárdenas, pero éste canceló casi a última hora, lo cual provocó el alejamiento de otras figuras. En opinión de sus cercanos, el enojo de López Obrador fue mayúsculo y pudo haber precipitado la crisis cardiaca que puso en riesgo su vida.

Estos episodios no hacen más que acumularse. La tarde del pasado martes 31 fue presentada la iniciativa “Mexicolectivo”, suscrita por medio millar de actores (partidistas algunos, sin partido la mayoría). La convocatoria se apoyó en un texto de propuestas iniciales –“Punto de partida”, fue denominado- que recogió el enfoque de un reciente libro de Cárdenas Solórzano: “Por una democracia progresiva. Debate sobre el presente para un mejor futuro”.

 Este grupo de trabajo sesionó durante al menos los 18 meses previos, incluso en plena pandemia, con la presencia física o virtual del michoacano, de acuerdo con testimonios de otros participantes de primer nivel. Con el evento de presentación a la vista, se dijo a este espacio, Cárdenas revisó el documento y acordó que la agenda respectiva cerrara con un mensaje suyo.

Desde el jueves o viernes anteriores, incluso sábado y domingo, hubo señales -en especial, llamadas y mensajes nunca contestados- de que “el ingeniero” había cambiado de opinión, sea por una presión externa de última hora, por una fragilidad de salud impuesta por sus 88 años…, o simplemente porque la estirpe de los Cárdenas tiene un estilo hermético –“La Esfinge”, apodaban al general- y de que alguna manera, se han mostrado dubitativos en horas cruciales. Podrían ser tenidos por los Hamlet del México moderno.

La presentación “Mexicolectivo” ante la sociedad política dejó perplejidad, escepticismo y en general, un mal sabor de boca. En el mensaje de cierre, Cárdenas fue sustituido de última hora por Patricia Mercado.

El balance actual deja una mancha en la imagen que Cárdenas Solórzano difícilmente permitirá que marque su legado en estas horas finales de su trayectoria política. Tiene sobre sus hombros una leyenda que resultaría impensable que muriera así. No vivirá mucho quien no vea el nuevo episodio de esta historia de sobresaltos