Memoria significa recordar necesariamente. Un debate intenso con respecto a los ejercicios de rescate de la memoria de las personas deviene de la subjetividad de la labor misma de remembrar los sucesos como pensamos que ocurrieron, aunque muy probablemente, pudieron no haber sido del todo así, pueden tener cierto grado de apego a la realidad colectiva, o solamente a la individual, la que únicamente recuerda uno, pero con ella es suficiente para situarse en el mundo.
En algún momento, Marshall Berman redactó su libro Todo lo sólido se desvanece en el aire, basándose en obras literarias para analizar el devenir de algunas ciudades del mundo, observar su transformación y advertir que parte de las modificaciones sufridas por los espacios urbanos no sólo alteraban el paisaje citadino sino también los recuerdos de las personas, sus referentes de vida y lo que fue su mundo por algún período de su vida.
A partir de sus recuerdos, de sus vivencias, del revivir episodios de la niñez, Rafael Pérez Gay realiza un ejercicio literario de desempolvamiento de su infancia y su adolescencia, pero no sólo eso, sino también de traslado a algunas zonas de la ciudad de México que dejaron de existir para convertirse en otro escenario y una sociedad en la que permanecen ciertos valores y creencias, y otras se han trastocado.
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Todo lo de cristal (Seix Barral, 2023) es un libro tautológico en el sentido de que nos recuerda la sutileza del acto de recordar. El lugar común nos dice que recordar es vivir, existir pensando en lo ocurrido y la nostalgia de los sucesos, sobre todo, de momentos agradables, de aquello que nos marcó como personas y nos conduce en el presente. Sin embargo, por qué no pensar que esas memorias, esos recuerdos, esas remembranzas también son una guía para el futuro, para repetir e impulsar las acciones que nos han dado buenos resultados y perfeccionar aquellas cuyo resultado no fue el esperado.
Memoria es pasado, presente y futuro, de ahí la importancia y la trascendencia de estos ejercicios de remembranza, muy adecuados para este último fin de semana del año, en el que podríamos pensar sobre lo transcurrido a lo largo de este 2023, y más aún, imaginar y soñar en un 2024 de gozo y éxito individual y colectivo.