De acuerdo con el Monitor de la Infraestructura China en América Latina y el Caribe 2023 de la Red América Latina y el Caribe (RED ALC-China), de 2005 a 2022 se han llevado a cabo en la región latinoamericana 228 proyectos de infraestructura por empresas chinas, entre los que destacan proyectos de infraestructura económica (energía, telecomunicaciones y transporte), además de ser Brasil, Argentina y México los principales destinos para dichas infraestructuras.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) considera que la infraestructura económica es un insumo de capital necesario para la producción y generación de riqueza, además de favorecer, por un lado, la productividad y la competitividad de los países en los mercados internacionales y, por otro, el crecimiento y el desarrollo económico y social.
En ese sentido, parece haber una convicción de que la infraestructura es un componente significativo para generar desarrollo, pero ¿qué tipo de desarrollo se generará con la infraestructura? Considero que la visión hegemónica de desarrollo sigue primando en todo el mundo, es decir, considerar al desarrollo como sinónimo de crecimiento económico y que la inserción en el mercado mundial (gracias a esa infraestructura) es una oportunidad para promover dicho crecimiento.
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La República Popular China (RPC) se ha consolidado como un socio para la construcción de infraestructura en el Sur Global, presentándose como un país responsable y generoso que busca que los países receptores aumenten su capacidad de autodesarrollo (self-development capacity), es decir, darles las herramientas (como comercio, inversiones y/o préstamos) a los países del Sur Global para que ellos mismos decidan su desarrollo.
Actualmente en América Latina la inversión pública en infraestructura es baja, siendo 2% el promedio del Producto Interno Bruto (PIB) regional destinado entre 2008 y 2017, promedio que ha decrecido después de la pandemia de COVID-19; la propia CEPAL sugiere que ese bajo promedio regional destinado a infraestructura es un impedimento para el crecimiento económico sostenible e inclusivo en la región, sin embargo, esta institución ve en China un aliado que puede mejorar, tanto en calidad como en cantidad, las infraestructuras económicas que la región necesita para alcanzar dicho crecimiento.
¿Es la infraestructura económica provista por China un elemento que promoverá el desarrollo en la región latinoamericana? Para contestar esta pregunta, primero me gustaría invitar a los lectores a dejar de concebir a la infraestructura como un asunto técnico y banal que está fuera del ámbito del poder y la lucha; la infraestructura permite la racionalización del espacio, además de facilitar el acceso a los mercados y a fuentes de abastecimiento de recursos, es decir, es una necesidad capitalista.
No es casualidad que los proyectos de infraestructura chinos en América Latina se concentren en energía, transporte y telecomunicaciones, ya que, por un lado, la RPC requiere de grandes reservas de energéticos y recursos naturales para su desarrollo industrial, así como promover y exportar su tecnología y capacidad industrial, y por el otro lado, necesita un mejor tránsito para que las mercancías lleguen en un mejor tiempo y con un menor costo de transporte.
La infraestructura económica desarrollada a partir de la cooperación de China está diseñada a partir de las necesidades de capital(es) chino(s), escudándose tras el discurso de una supuesta promoción del desarrollo. ¿Qué oportunidad de desarrollo tiene la región latinoamericana con infraestructuras que perpetúan su posición de proveedor de materias primas y/o como mercados receptores de bienes intermedios y de consumo?
La promesa de desarrollo de “insertarnos” a la economía global a partir de las infraestructuras es sólo una falacia, pues como menciona Gunder (1991) “el subdesarrollo es una forma madura de capitalismo, es una forma original, tan madura y original, como lo es el capitalismo desarrollado”, es decir, ya estamos insertos en la dinámica capitalista global pero en una posición desventajosa, la cual no se desvanecerá con las infraestructuras mientras estén diseñadas a partir de las necesidades del capital.
Referencias:
CEPAL. (2011). Caracterización de la brecha de infraestructura económica en América Latina y el Caribe. Boletin FAL.
CEPAL. (2014). Repositorio CEPAL. Obtenido de La brecha de infraestructura económica y las inversiones en América Latina: https://repositorio.cepal.org/server/api/core/bitstreams/cf3d8884-ea5c-4a46-b0a6-e84da341d8f8/content#:~:text=La%20infraestructura%20econ%C3%B3mica%20es%20un,de%20desarrollo%20de%20las%20econom%C3%ADas.
Cruz, D. (2021). Cooperacion de China en América Latina en infraestructura: discursos, modalidades y conflictos socioambientales. Obtenido de CECHIMEX: https://dusselpeters.com/CECHIMEX/20210506_2_CECHIMEX_Cooperacion_China_en_AL_en_infraestructura_David_Alejandro_Cruz_Prada.pdf
Dussel, E. (2023). Monitor de la infraestructura china en América Latina y el Caribe 2023. México: RED ALC-CHINA.
Furlong, A., Netzahualcoyotzi, R., & Hernández, E. (2023). China en Latinoamérica: La expansión de la ruta de la seda. Indiciales, 3-14.
Gunder, A. (1991). El desarrollo del subdesarrollo. Obtenido de https://biblio.imperialismoedependencia.org/wp-content/uploads/tainacan-items/574/7820/Andre-Gunder-Frank-El-desarrollo-del-subdesarrollo-Revista-Pensamiento-Critico.pdf
Liliana Yutzin Cruz*
Actualmente es doctorante en Estudios del Desarrollo. Problemas y Perspectivas Latinoamericanas en el Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora. Es Maestra en Cooperación lnternacional para el Desarrollo por el mismo Instituto. Licenciada en Relaciones Internacionales por la Universidad Nacional Autónoma de México. Es parte de la Red América Latina y el Caribe sobre China (RED ALC-China).