VIOLENCIA

It’s the violence, stupid

La violencia es el principal problema de México, pero ninguna de las precandidatas está hablando sobre ella. ¿Por qué? | Carlos Gastélum

Escrito en OPINIÓN el

La violencia es el principal problema de México, pero ninguna de las precandidatas está hablando sobre ella. ¿Por qué? 

La gran mayoría de los estudios de opinión y encuestas públicas coinciden en que lo que a la gente más le preocupa es el ambiente de seguridad pública, el indicador peor evaluado de esta administración. 

Por ejemplo, en la encuesta de aprobación presidencial de El Financiero, de inicios de mes, el gobierno sale reprobado en seguridad pública con 63%, seguido por economía, con 49%, y corrupción, con 47%. En la última de GEA-ISA el 61% sitúa a la seguridad como el principal problema del país, y en la más reciente de Mitofsky, más del 50% piensa que la inseguridad es el principal problema, y el 32.1% cree que esta administración ha trabajado peor en el combate a la inseguridad que otros gobiernos. Todas estas, por cierto, señalando al presidente con una aprobación que ronda el 60%. 

Las cifras son consistentes con la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana del INEGI, de octubre pasado, en donde el 61.4% de los habitantes de este país consideró inseguro vivir en su ciudad. Ese es solo el promedio nacional, pues hay ciudades como Fresnillo, Zacatecas, Uruapan o Ciudad Obregón donde más del 90% de las personas se siente insegura, o como Toluca o Naucalpan donde más del 85% se siente así. 

No son solo a los grandes cárteles a lo que la gente teme: es ir al cajero automático, a subirse al transporte público, a ir al banco, a andar por las calles de siempre o a viajar por carretera. Además, 58% de las personas no cree que la situación mejore en los próximos 12 meses: un sentimiento profundamente pesimista. 

Tradicionalmente, las elecciones en México suelen girar alrededor de dos grandes temas: la economía o la inseguridad. Desafortunadamente, la normalización de la violencia parece haber quitado a la segunda el atractivo electoral. Pueden cinco estudiantes de medicina ser asesinados en Celaya, y no pasar nada. Arder una zona del Estado de México entre pobladores y miembros del crimen organizado –que en otras épocas habría marcado la primera crisis política de Delfina Gómez–, y silenciarse con un envío de Guardia Nacional.

Pero en lugar de hablar de estos temas, los de fondo sobre la estabilidad y gobernabilidad de un país, lo que vemos son cortinas de humo que llevan la discusión hacia cualquier otra cosa. Reformas constitucionales imposibles, elección de jueces que la gente ni sabe que existen, gelatinas emprendedoras, tenis naranjas de la vieja política, en fin. 

En realidad, pareciera que no se están tomando la inseguridad en serio porque, o no pueden dados los límites de la disciplina celosa; o no saben, porque se han mantenido en la superficialidad de criticar el modelo de esta administración. 

Buena noticia sería que, en algún momento, las propuestas voltearan a ver la inseguridad y despertaran el interés ciudadano por vivir en un país distinto al que hoy tenemos. Sí: las elecciones son mucho más que hablar sobre cómo mitigar la violencia; es el proyecto de un país de derechos, de cultura, de economía. Pero de poco servirá un país de segundos pisos o de corazones, sin habitantes seguros y vivos.

Carlos Gastélum

@c_gastelum