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¿Reconocer a los héroes desconocidos?

Las buenas acciones de las personas, en el marco de una emergencia como la de Guerrero, no deben pasar desapercibidas. | José Antonio Sosa Plata

Escrito en OPINIÓN el

Las noticias principales del paso del huracán Otis en Guerrero han estado relacionadas con las personas que lamentablemente murieron, con los desparecidos y los incontables destrozos que causó en unas cuantas horas.

De igual forma se está mostrando el hambre y la sed que hoy sigue padeciendo buena parte de la población. También la falta de recursos esenciales para la sobrevivencia, los saqueos a comercios, la rapiña y la inseguridad que suelen acompañar a este tipo de eventos.

Sin embargo, autoridades y medios de comunicación no están prestando demasiada atención a las acciones realizadas por ciudadanos y servidores públicos que, en forma solidaria y desinteresada, nos recuerdan que las buenas noticias también son noticias.

En los procesos de gestión de emergencias y desastres, la atención principal debe estar en las víctimas. Por supuesto son la prioridad. Quizá por esta razón se le ha dedicado tan poco espacio a quienes trabajan para reducir el dolor, el daño y la incertidumbre.

Entérate: Damnificados de Acapulco prevén que sí habrá "amarga Navidad".

Lo que algunas autoridades parecen olvidar es la importancia de darle una mayor difusión a este tipo de acciones porque, a final de cuentas, terminan siendo tanto o más relevantes como las visitas de los altos funcionarios para atender directamente a la población afectada.

Aún más. El trabajo que realizan ciudadanos y organizaciones de la sociedad civil no tendría por qué estar al margen de la dirección y coordinación de las instituciones públicas, ya que la desvinculación hace crecer los sentimientos de desconfianza, desafección y alejamiento hacia la política.

Para que en verdad sea justo, el reconocimiento a quienes realizan un esfuerzo extraordinario no puede tener como objetivo principal la rentabilidad comercial o política. Los miles de servidores públicos y ciudadan@s que van más allá del límite de sus obligaciones, en favor de los damnificados, no lo merecen.

En el actual ecosistema de comunicación, dominado por información negativa, es hora de contar también lo bueno. El ascenso laboral que se dio a Arizabeth Dionisio, la policía que amamantó a un bebé en Acapulco es un excelente ejemplo de lo que se puede hacer, pero a todas luces insuficiente para lo que el país requiere.

Por si no lo leíste: Arizbeth Dionisio, policía que amamantó a bebé en Acapulco recibe ascenso.

La mayoría de las personas que realizan acciones en favor de las víctimas no esperan nada a cambio. Algunas, incluso, prefieren mantener su anonimato, aunque lo mejor siempre será que se difunda ampliamente lo que hicieron. Sobresale una razón. Con su ejemplo, también se construye ciudadanía, se motiva a los apáticos y se fortalece la cultura de solidaridad.

Las historias de actos heroicos o ayuda desinteresada provocan emociones positivas como la esperanza y el optimismo, tan necesarias en medio de una crisis. Al mismo tiempo que tienen el potencial de tranquilizar o reconfortar, se convierten en un necesario equilibrio frente a las noticias amarillistas o las que solo resaltan los puntos más dramáticos de la tragedia.

En contraste, es preciso decir que el uso político que se hace todos los días de la tragedia, termina afectando aún más el humor social, de manera particular con reacciones de hostilidad, hartazgo, frustración o enojo, entre otras.

Consulta: Irasema Alcántara-Ayala (et.al). Gestión integral de Riesgo de Desastres en México. México: UNAM, Revista del Instituto de Geografía, Número 98, Abril 2019.

La consecuencia de resaltar más la violencia y los conflictos es lógica, pero algunas autoridades y líderes aún no la ven. Lo más probable es que habrá costos electorales y resultados adversos en los niveles de aprobación de algunos liderazgos, sobre todo si no se actúa con mayor eficacia, justicia y celeridad.

Recordemos lo que le pasó al PRI, por ejemplo, cuando desde el gobierno no se gestionó en forma adecuada la tragedia tan lamentable que se provocó con el incendio en la guardería ABC de Sonora, en el que murieron 46 niños y 106 resultaron heridos.

Por lo anterior, se puede asegurar que si no se corrige la estrategia de comunicación del gobierno en sus tres niveles —y al mismo tiempo se promueve un mejor equilibrio en la agenda informativa—, la popularidad y la polarización en la que seguimos inmersos no bastarán para sostener las tendencias favorables que hoy tienen Morena y sus aliados.

Recomendación editorial: Sibila Camps. Periodismo sobre desastres. Cómo cubrir desastres, emergencias y siniestros en medios de transporte. Buenos Aires: Editorial Eudeba, 2018.

 

José Antonio Sosa Plata

@sosaplata