De acuerdo con el Instituto Nacional de Salud Pública, el agua es un líquido vital para nuestra existencia que representa “ … el 80% de la composición de la mayoría de los organismos e interviene masiva y decisivamente en la realización de sus procesos metabólicos; asimismo, desempeña un importante papel en la fotosíntesis de las plantas y sirve de hábitat a una gran parte de los seres vivos”.
El agua representa un bien natural que permite el adecuado desarrollo de la sociedad por lo que se relaciona con el entorno económico y social de cualquier comunidad. En México, de acuerdo con información pública del Gobierno de México, existen 459 acuíferos que son regulados por la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) mediante la Ley de Aguas Nacionales y, en el caso de la zona fronteriza de México con los Estados Unidos, por la Comisión Internacional de Límites y Aguas.
De acuerdo con Naciones Unidas el “ … agua está en el epicentro del desarrollo sostenible y es fundamental para el desarrollo económico, la energía, la producción de alimentos, los ecosistemas y para la supervivencia de los seres humanos”. El agua, además es un derecho, pero como todo derecho a este vital líquido también tenemos la obligación de cuidarla para nosotros y para las futuras generaciones.
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La Organización de Naciones Unidas señala que la escasez de agua afecta al 40% de las personas en el mundo y está proyectado que esta situación continúe en ascenso principalmente por el cambio climático que estamos experimentando. En México, desde hace ya varios años, sus habitantes sufren de la reducción en el suministro de agua potable como resultado de las sequías que azotan al país.
Una de las zonas con mayor afectación se localiza en el centro del país, principalmente en la denominada Zona Metropolitana del Valle de México que comprende la Ciudad de México, el Estado de México y un municipio del estado de Hidalgo que en su totalidad abarcan más de 20 millones de personas.
Entre los principales factores del desabasto del agua en la zona metropolitana se encuentran, entre otros, los siguientes:
- El exponencial crecimiento de la población que, genera insuficiencia de dotar a la población de este líquido, la precaria o nula planeación urbana, así como el mal uso y desgaste de los mantos acuíferos.
- Las sequías ocurridas en últimas fechas que afectan las tres presas que alimentan el Sistema Cutzamala.
- Falta de una cultura para el cuidado del agua y, en general, del medio ambiente.
- No hay una adecuada cultura del reciclado, así como de captación de agua pluvial.
- El cambio climático ha traído como consecuencia altas temperaturas.
- Existe un desmedido consumo de los recursos naturales.
Bajo este contexto, es necesario que las autoridades federales, estatales y municipales tomen cartas en el asunto para cuidar este vital líquido para lo cual, se hacen necesarias algunas medidas entre que destaco las siguientes:
- Una adecuada planeación urbana en los tres órdenes de gobierno para el cuidado del agua.
- Disminución de la sobre explotación del acuífero.
- Control de fugas de agua en tiempos óptimos.
- Rehabilitación de plantas potabilizadoras.
- Sanciones ejemplares al desperdicio del agua.
- Controles estadísticos de medición del agua, su suministro, su capacidad de atención, entre otros.
Estas acciones que deben ser instrumentadas por las autoridades en los tres órdenes de gobierno que haga sinergia permanentemente con la ciudadanía para el adecuado cuidado del agua, para la instrumentación de políticas públicas y para el logro de una cultura que nos permita hacer conciencia de la importancia de este vital líquido.