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Xóchitl, ¿en tercer lugar?

En las campañas, las apariencias y percepciones son muy importantes para ganar. | José Antonio Sosa Plata

Escrito en OPINIÓN el

La sinceridad y la autenticidad son dos de los atributos más valorados en la actividad política. Incluso, algunos aseguran que son requisitos indispensables para subir puntos en una campaña electoral. Sin embargo, la realidad casi siempre lo termina desmintiendo.

A poco más de una semana de iniciado el periodo de precampañas, es evidente que las las actividades y mensajes propagandísticos de quienes aspiran a gobernar el país no han emocionado lo suficiente al electorado. Tampoco están generando el interés que deberían lograr.

La decisión de partidos y candidatos de anticiparse a los plazos establecidos por el INE, el impacto tan grave que generó el huracán Otis en Guerrero y la disputa por el control del Poder Judicial han restado fuerza y contundencia a la comunicación electoral.

Pero hay que reconocer los aciertos. Los más importantes tienen que ver con dos percepciones: una, la que mantiene a la campaña de Claudia Sheinbaum como “invencible”; dos, la de Samuel García en el sentido de que ya se posicionó en el segundo sitio de las preferencias.

Entérate: Sheinbaum estrena este martes "Claudia: el documental".

El desdibujamiento del perfil de imagen y de la campaña de Xóchitl Gálvez han contribuido a quitar del terreno de las percepciones algunas de las ventajas que había logrado meses atrás. Su historia personal, la claridad que tiene para comunicarse y la atención que logró del presidente perfilaban una campaña disruptiva y competitiva.

El problema surgió cuando los partidos del bloque opositor se impusieron a la estructura ciudadana que supuestamente tendría su candidatura. También se produjo por el repliegue de su comunicación, que duró varias semanas. Y por supuesto por los varios errores cometidos por ella y algunos de sus aliados.

La ventaja que dan las encuestas publicadas en los medios a Claudia Sheinbaum facilita la narrativa de ubicar a Xóchitl Gálvez en el tercer lugar de las preferencias, aunque la información no sea verdadera. Pero podría serlo en el corto plazo si no hay un golpe de timón en su estrategia.

Subir 24 puntos para emparejar a Claudia no es una tarea imposible, pero sí muy difícil si se toman en cuenta los factores adversos que aún tiene que enfrentar Xóchitl. El periodo vacacional de diciembre y las restricciones legales operarán en su contra.

Consulta: Ismael Crespo, Antonio Garrido y José Miguel Rojo. "El uso de las emociones en la comunicación político-electoral", en Revista Española de Ciencia Política, Núm. 58. Marzo 2022, pp. 175-201.

Si a lo anterior se agrega el interés que han puesto los partidos que la respaldan en los miles de cargos que estarán en disputa, la impresión que dejan es que la Presidencia ya está perdida y que Samuel García está trabajando en favor de Morena y sus aliados, aunque el precandidato “se empeñe” en demostrar lo contrario.

Aún más. El nivel de desconocimiento que Xóchitl tiene en la ciudadanía sigue siendo muy alto. El hecho de que un 45% no la conozca —y que se estén incrementando las opiniones negativas entre quienes la conocen— le ponen más alta la vara para superar los obstáculos.

Por lo tanto, si no corrige a la brevedad, las percepciones serán confirmadas por la realidad. Para ganar se necesita más que una historia que justifique el cambio. Hace falta más que el carisma personal. Es preciso identificar y mover las emociones de la sociedad con mayor contundencia, al tiempo de restarle protagonismo y efectividad a sus adversarios.

En principio la misión contra la campaña de Claudia Sheinbaum es muy compleja porque su estrategia sigue funcionando. Primero, porque se privilegió la imagen de disciplina, control y orden. Segundo, porque no se proyecta ninguna acción que denote insubordinación al presidente. Y tercero, porque su narrativa sigue siendo cuidadosa y sencilla para no entrar en contradicción con la percepción principal que hasta ahora han conseguido: el triunfo es irreversible y contundente.

Por si no lo leíste: Gobernare como lo a hecho AMLO: Claudia Sheinbaum de precampaña en CDMX.

Por lo que respecta a la campaña de Samuel, su capacidad de movilización hasta ahora demostrada —más la eficacia en el manejo de redes sociales— son cualidades que Xóchitl no puede ignorar. Si a esto agregamos la capacidad profesional y el rol que desempeña Mariana Rodríguez Cantú el reto es mucho mayor.

La fuerza de las percepciones no sólo se vence con racionalidad. No alcanza. A las percepciones se les derrota con la construcción de otras percepciones. Y para que sean efectivas, deben partir de un principio básico e inobjetable: en política, las apariencias también son la realidad.

En consecuencia, para que las apariencias y percepciones cumplan con su cometido tienen que surgir de las necesidades, motivaciones y experiencias más importantes de la gente. En especial de las y los indecisos. Posicionar el mensaje de una candidatura ganadora no se limita a una frase. 

En las campañas modernas, el mensaje de triunfo seguro, o de que estamos en ruta de obtenerlo, parece obligado. Sin embargo, cuando no está soportado por un andamiaje de acciones y argumentos que le den sustento y credibilidad se convierten en un sinsentido fácil de derrotar. La única manera posible de ganar el terreno de las percepciones es con una estrategia eficaz. Sin esta columna vertebral, las percepciones son, simplemente, mensaje huecos e inverosímiles.

Recomendación editorial: Josu Ahedo Ruiz. Política. La guerra de las percepciones. Microcirugía electoral para la conquista del voto. España: Editorial Fragua, 2021.

 

José Antonio Sosa Plata

@sosaplata