Muy pocos la recuerdan, pero el nombre de Roberta Joughin está ligado al Rancho Harvard, una finca ubicada en San Cristóbal de las Casas (Chiapas), residencia de los investigadores y estudiantes de las universidades de Harvard y Chicago, que a mediados del siglo pasado realizaron las primeras investigaciones etnológicas sobre los indígenas de Chiapas.
Desde el punto de vista antropológico, entre 1957 y 1977, Evon Z.Vogt y más de 140 estudiantes del Chiapas Project, entre los cuales estaba Jan Rus, tuvieron un éxito considerable en lo que se refiere a “describir el interior de la cultura indígena”, la meta académica establecida por Vogt; se produjeron 21 tesis de doctorado, 27 monografías y volúmenes editados (cuatro de ellos publicados por el INI en español), y cientos de artículos; todo este material, indicó Rus, se centró en Zinacantán, una comunidad que en esos años no pasaba de diez mil personas.
Actualmente, el Rancho Harvard ha sido convertido en un espléndido hotel, denominado Uvence Arte Hotel de San Cristóbal que, por cierto, recientemente fue galardonado con el Ángel del Turismo 2023, el reconocimiento más importante de la industria turística en México.
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El hotel está ubicado en la calle presidente Carranza, muy cerca del Museo Nabolom, que fue la casa del arqueólogo Franz Blom y de Gertrude Duby, en una zona donde destacan dos calles: Roberta y Calixta, que hacen referencia a las antropólogas que fundaron el Rancho Harvard: Roberta Joughin y Calixta Guiteras.
La historia del inmueble se remonta a 1952, cuando apareció por Chiapas una jovencita norteamericana Roberta Joughin, que había venido a México a estudiar el doctorado en Antropología. Guiada por los libros y artículos de Franz Blom llegó a La Ventosa, donde se enteró de la existencia del Centro de Investigación Na Bolom, creado un año antes, además de que conoció y se hizo amiga de Gertrude Duby, señala la biógrafa de ésta última, Kyra Núñez.
La llegada de Roberta prácticamente coincidió con la de Evon Z. Vogt, profesor de antropología en la Universidad de Harvard, que en 1955, fue invitado por Alfonso Caso, entonces director del Instituto Nacional Indigenista (INI), para realizar investigaciones de campo en los Altos de Chiapas.
En su libro (“Rostros y rastros de una leyenda: Gertrude Duby Blom”, 2015), Núñez narra la conflictiva relación de Gertrude y Franz con Bobbie (como llamaban a Roberta), al grado que dejaron de mencionar su nombre, aun cuando supieron que el 28 de septiembre de 1953 se había casado en Cuernavaca con Edward Eugene Fernando, Lord Ashley Montaugh.
Bobbie y su esposo regresaron a San Cristóbal y adquirieron el rancho de 40 hectáreas que sería Harvard. Ese mismo año, Lord Ashley Montaugh murió en la selva Lacandona. Se presume que fue ejecutado porque se le encontró una bala en el cráneo, indica Kyra. Una testigo le dijo que Bobbie regresó de ese viaje con una mano herida y contó que don Eduardo había muerto de indigestión.
Hace unos años, la periodista Lula Dovi, media hermana de Roberta, escribió un artículo en el Tampa Bay Times, donde relató la historia de Bobbie, que en 1960 tuvo la idea de establecer una estación de campo antropológica en su rancho. Las universidades de Chicago, Stanford y Harvard le firmaron un contrato para alquilar la propiedad durante cinco años, que se extendió hasta 1981.
Vogt escribió que Bobbie murió de un ataque cardíaco el 31 de agosto de 1962; otros registros indican que fue en 1964. La heredera de la propiedad fue su amiga Calixta Guiteras, pero ella decidió vender el rancho (a Gustavo Armendariz y éste a Mario Uvence) y regresar a Cuba, donde fue asesora de Fidel Castro y falleció en 1988.